Manacor se reencontrará el próximo sábado con parte de su historia musical, la que forjó Montenegro, uno de los pocos grupos mallorquines que a principios de los años 90 logró dar el salto al mercado nacional. Su regreso ha generado una gran expectación en su localidad natal, con prácticamente todo el aforo vendido para el concierto de este sábado en el Teatre de Manacor (20.30 horas).

Montenegro nació tras el cambio de identidad que tuvo Guía del Ocio, otro grupo histórico, en este caso del pop rock de los 80. Lo lideraba Guillem Sansó (Manacor, 1957), músico que a lo largo de su carrera escribiría canciones para otros artistas como Celia Cruz, Azuquita o Mocedades. "Nos hacía ilusión volver a reencontrarnos, así que un día se lo propuse al resto de integrantes del grupo. Aunque suene macabro, antes de morirnos había que intentarlo", confiesa Sansó.

El "sí" fue unánime y sobre el escenario, en el de Manacor y también en los próximos compromisos de Montenegro, que pasan por Capdepera, Son Servera y Pollença, estarán con Sansó los guitarristas Guillem Pou y Felipe Cardiel, el teclista Carlos Grimalt, el bajista Toni Sancho y el batería Toni Vallespir.

Intepretarán temas de los dos discos que publicaron en vida, Bailando con el presidente, con Epic -filial de CBS-, y Camino de madrugada, con Swing Media y producido por Joan Bibiloni. Un cancionero que responde a títulos como ¡Qué caray!, Desde la calle, Más verano, Para bailar, Mi enemigo, Viajeros, Como un tren, Maldita condena o ¿Por dónde andarás ternura?

"Es un regreso sin presiones ni corsés. Haremos lo que queramos", aclara Sansó en referencia a un grupo, Montenegro, que acabó disolviéndose al no encajar con el fenómeno del rock hecho en catalán, el que popularizaron bandas como Sopa de Cabra, Els Pets, Sangtraït o Sau.

"Ni sabemos ni entendemos lo que pasó con Montenegro. Desde la Península se nos apoyó mucho, pero misteriosamente de un día para otro se nos dejó de hacer caso. No tuvimos tiempo ni de fracasar. Quizá se produjo algún lío entre productores o quizá también nos faltó ambición", reconoce Sansó.

Montenegro, que tomó su nombre de la calle en la que un día existió el célebre Guitar Centre de Palma, sorprendió por su maduro sonido, natural y fresco, siempre compacto, y la peculiar voz de Sansó.