P ¿Cómo definirías tu momento personal y profesional?

R Estoy en un momento en que me siento muy feliz y a la vez muy sorprendida. Están llegando muchos reconocimientos de golpe. Es cierto que hay mucho trabajo hecho de antes, pero los regalos llegan de por todas partes y estoy un poco anonadada, aun intentando asumirlo todo. Pero lo principal es que me siento muy agradecida y feliz.

P Dices que hay mucho trabajo hecho hace tiempo. ¿Cuándo empieza tu relación con la música?

R Empieza en mi casa, prácticamente desde que nací. Mi padre es músico y toda la vida le he tenido cerca. De pequeña iba a la Escola de Música Ireneu Segarra, hacía danza en el Conservatori... Al final todo estaba en el mismo saco. Luego vine a estudiar a Barcelona y me matriculé en el Taller de Músics. Ahora estoy acabando los estudios y hago de profesora en la escuela del Taller del Raval.

P ¿Tu sensibilidad a la hora de escribir también va ligada a esta relación con la música o aparece en otro momento?

R También aparece en mi casa, esta vez de parte de mi madre. Hace muchos años que escribo, pero ha sido ahora que ha salido, por decirlo de algún modo. Siempre me ha gustado mucho la literatura, leer€ De pequeña siempre estaba metida en 'combats de picat' y de glosat. Mi madre escribe. Yo empecé Humanidades, con la literatura como una de las cosas que más me interesaban. Tenía escritos poemas, pero lo del libro ha venido como un penalti. Y ha funcionado.

P ¿Qué viene primero, Miloques i rabasses o Silueta?

R Los dos proyectos son hermanos, pero primero viene Silueta, aunque se haya publicado primero el libro. Hemos podido grabar silueta porque Joan Vallbona y yo ganamos el concurso Ona Musicat. Por otra parte, todos los textos de Silueta están en Miloques y rabasses. Todo se gestaba un poco al mismo momento. Van muy de la mano, los dos giran en torno a una obsesión que me persigue últimamente.

P ¿De qué habla?

R Parte de las miloques [cometas, milochas] y las rabasses [cepa], de ese cometa que vuela y que parte del nido, que explora y va hacia arriba. Y de las rabasses, que son las raíces y la tradición, donde se aferran estos cometas. Una cosa no funciona sin la otra. Entonces tanto Miloques i rabasses como Silueta son una revisión de mi folclore, de mi tradición, pasada por la mirada actual; que es la mía, la de Clara, que tiene una vida en Barcelona, una vida de persona joven. De alguna manera esto nace de la sensación de que empiezo a echar raíces aquí, en Barcelona. Algo que, por una parte, me pone muy contenta, mientras que por otra parte aparece el miedo de perder mis raíces. Esto me hace ser consciente de que cada vez me estoy yendo un poco más. Y tengo ganas de pensar en ello, de ponerlo en el foco de mi atención.

P ¿De hacer inmortal esta sensación?

R Sí, de no dejar se vaya.

P ¿Es eso lo que te inspira, tu experiencia y tu introspección? ¿Es desde ahí desde dónde escribes?

R Lo que me inspira... Bueno, sí que las dos cosas [Silueta y Miloques i rabasses] son muy personales, pero hay muchos referentes que no son yo misma. Debo mucho a Guillem d'Efak, a Maria Mercè Marçal, Biel Majoral... No lo sé explicar. Y me siento mal siempre que doy nombres, porque me dejo personas importantes.

P Alguien que le arropa mucho es Sebastiá Portell, un autor muy joven y con mucho potencial que llenó las butacas del Principal con su obra Transbord. ¿Qué significa esto para usted?

R Me siento súper afortunada y una privilegiada. Es un referente y una figura en auge en estos momentos en el ámbito de la literatura catalana actual. La relación nació por una cuestión que no es literaria, y es que hace mucho que somos amigos. Sin embargo, sí que se consolidó muy rápido cuando me pidió que pusiera música a algunos pasajes de su novela El dia que va morir David Bowie. Entonces montamos un pequeño espectáculo y nos reencontramos en este camino literariomusical. Y después, cuando se me presentó la oportunidad de editar Miloques i rabasses, le pregunté si podía escribir el prólogo. Con esto aprendí muchísimo. Es cierto que hay amistad, pero también mucho entendimiento literario.

P ¿Cómo fue elegir las cuatro canciones que forman Silueta?

R Pues se decidió desde un criterio musical. Es curioso porque Miloques i rabasses empieza con el poema Vou-verivou, que invita a dormir y a tener razones para llorar, ¿no? Gracias a que los niños lloran existen las canciones, es lo que viene a decir esta canción. Pero en Silueta es el tema que cierra. Creo que para el libro era una buena invitación. Musicalmente, en cambio, es la más transgresora, y quisimos dejarla para el final. Desde el principio entendimos Silueta como algo entero y redondo, y elegimos cuatro temas que se entienden, que se guiñen el ojo y que forman un mismo concepto.

P Ha escrito y musicado las canciones de Silueta, pero comparte el proyecto con el guitarrista Joan Vallbona.

R Sí, su aportación es imprescindible. Con él tenemos muchas más canciones que las cuatro que están en Silueta, de alguna manera jugamos con la música como si estuviéramos en un laboratorio. Juntos hemos encontrado un sonido, un entendimiento que hace que aunque las composiciones sean mías, esto sea de los dos. Él les ha dado un sentido. Quizás si no hubiera sido por Joan no hubiera pasado nada de esto y mis canciones estarían en un cajón. Los dos estudiamos en Barcelona, somos amigos y ya hace un tiempo que hacemos conciertos con estas canciones. Silueta es de los dos. No tengo la sensación de que me acompañe, sino que estamos los dos allí.

P Una vez escrito y grabado, ¿Cómo es compartir con el público algo que hasta hace un tiempo era solo tuyo?

R La verdad es que estoy tranquila. Nunca he sentido que esto fuera solo mío. Estas canciones, y las demás que tocamos en los conciertos, se han compartido siempre justo después de ser escritas. Hace unos dos años que ofrecemos conciertos con Joan, y siempre hay cosas nuevas. No creo que esto haya sido una sorpresa, al menos para aquellos que nos siguen más de cerca. Que no son muchos, porque tampoco tenemos mucho público. Quizás a aquellos que no nos conocen sí que les llegan primeras noticias, pero ha sido un proceso muy natural.

P ¿Qué sentiste cuando supiste que estabas nominada en la categoría de Artista revelación en los Premis de la Música Balear?

R Pues me enteré de rebote. Fue una sopresa, estoy muy contenta.

P Además del poemario y de Silueta, tienes otro proyecto musical: Marala.

R Sí. Es un proyecto que también parte de la idea de recuperar la tradición para crear cosas nuevas con esas referencias. Creo que es el proyecto al que dedico más horas. Es algo muy bonito. Somos tres mujeres músicos, creadoras, poetisas. Estoy muy ilusionada y me siento muy afortunada. Y está a punto de explotar. O hacemos un disco ya o... No sé, está hirviendo, hacemos muchos conciertos y vemos que podríamos ganarnos la vida a sí. La verdad es que estoy compaginando tres cosas muy potentes. Me siento en un lugar privilegiado.