La historia de Els ulls s'aturen de créixer contiene elementos que hacían prever el gran premio que este sábado le concedió el prestigioso Festival In-Edit. Pese a que el músico Miquel Serra y el director de la película Javier García Lerín jamás tuvieron una conversación acerca de la posibilidad de ganar, la editora Aina Calleja sabía que podía suceder: "Es un caramelo: es un documental muy cinematográfico, íntimo y a la vez universal, honesto. Y detrás de él hay muchísimo trabajo", apunta.

La verdad es que la película no es un documental musical al uso. "Una de las premisas de Miquel es que la película fuera una obra de arte en sí misma", comenta García Lerín. "Llegamos a plantearnos que el montaje del material fuera totalmente aleatorio. Buscábamos que saliera una cosa más afín al espíritu de la obra de mi hermano Joan, muy multidisciplinar", añade Miquel. El resultado final es una suerte de collage de diferentes materiales que conforman un retrato sentimental del músico de Manacor y la especial relación que mantenía con Joan, fallecido en 2002. En este relato profundo de 85 minutos se reflexiona sobre la creatividad, la muerte, la ausencia, la persistencia del pasado en el presente, la revelación o la regeneración emocional.

El punto de partida del documental, que se proyectará este sábado 10 (entradas agotadas) y el viernes 16 en la Miró Mallorca Fundació, se produjo cuando Miquel Serra le confesó a García Lerín que jamás habría hecho canciones "si su hermano Joan no hubiera fallecido". "Yo empecé a hacer música porque su muerte me dejó un gran vacío. Joan era muy presencial. Nuestra casa era una casa-estudio, con el típico desorden del artista", confiesa Serra. "Entonces yo consideré que la música sí me pertenecía, no la pintura", comenta.

Miquel sabe que la revelación artística era el terreno de su hermano ("mi alter ego"): "Era él quien tenía plena vocación; yo jugaba, pasaba por ahí", continúa.

Como elemento narrativo, son las canciones de Miquel (a veces las de Joan) las que jalonan las distintas temáticas que apuntalan la cinta, un documental que marca un antes y un después en su trayectoria. "Me cambia las motivaciones para hacer música. Porque hay cosas que ya están dichas para siempre en esta película. He cumplido el objetivo de reivindicar la figura de mi hermano. Y esto tendrá un impacto en mi música", asegura.

El proyecto empezó a cocinarse a finales de 2012, sin siquiera ser consciente García Lerín. "La primera vez que vi actuar a Miquel fue en 2012 en la sala Vamp. Me encantó. Pep Toni Ferrer me invitó a la grabación de Roses Místiques para que hiciera un vídeo", relata el director. "Volví cuando grabó el siguiente álbum. Creo que estuve filmando durante tres años sin hacer nunca preguntas. Desde el principio pensé que el mundo tendría que abrir los ojos ante aquella música e imágenes de Miquel", explica.

"Para mí es una película sobre la transformación de Joan y de Miquel [la crisálida del metraje es una metáfora]", concluye el realizador palmesano, que siempre trabajó sin guión, captando los ínputs que iban surgiendo, usando después animaciones, imágenes de la transformación orgánica de la naturaleza, entrevistas a amigos de los protagonistas y metraje del archivo familiar. Un proceso abierto, intuitivo, sin precocinar, honesto. Hermoso y lírico. Como la música de Miquel y la pintura de Joan. 24 dibujos del artista cuya carrera se vio truncada inesperadamente podrán verse en la Miró a partir de este sábado. Puede que no sea la última exposición.