"En una nube" estuvo en Palma el director de cine Jaime Rosales por las buenas críticas recibidas por su última película, Petra, que se estrenó ayer. La presentó por la noche en la sala Augusta ante los espectadores, que "son los que al final importan". El cineasta ha ido al encuentro del público en su sexto largometraje debido a que "el cine, como el arte en general, puede ser accesible sin perder profundidad, aunque no es una tarea fácil". Con un cartel encabezado por los reconocidos Bárbara Lennie, Marisa Paredes y Àlex Brendemühl y el actor revelación Joan Botey, el director ha buscado crear una obra donde "la belleza dramática está en la sorpresa y la necesidad", tratando de "lograr el efecto de 'caramba' y, luego, 'ah, claro'. Esa es la gracia".

La protagonista, Petra, no sabe quién es su padre y, tras la muerte de su madre, inicia una búsqueda que le conduce a Jaume, un artista plástico poderoso y despiadado. A raíz de esta sinopsis, Rosales teje una historia de maldad y secretos familiares que quiere hacer accesible al espectador "sin renunciar a una escritura personal", con unas temáticas importantes para él y una estética que muestra su particular modo de hacer cine. Tras una crisis profesional porque su cuarta película fue mal recibida "por la industria y el público", el autor de la premiada ópera prima Las horas del día dio un giro para renovarse totalmente.

Lo hizo con Hermosa Juventud y Petra es la continuidad de ese cambio, "accesibilidad sin perder profundidad", al igual que directores tan destacados como "Billy Wilder o Chaplin. Tienen un cine personal, social y que funciona a las mil maravillas", resumió ayer durante la presentación. En Petra introduce una novedad respecto a sus películas anteriores: música. "En esa voluntad de acercarme a los espectadores, me he hecho más permeable a las influencias, opiniones e injerencias de los productores. Y busqué un músico muy especial, Kristian Selin Eidnes Anderson, de importantes películas centroeuropeas".

Uno de los temas que trata en los seis capítulos que conforman la película es el arte plástico, con tres tipos de artista: "El que tiene un gran olfato comercial y mucho éxito; el que utiliza su arte como terapia para expresar sus propias obsesiones, miedos y angustias; y el que hace una obra implicada políticamente y que denuncia causas sociales. Estas tipologías están enfrentadas en la película, como ocurre en la realidad". Sin embargo, el director no se sitúa en ninguna concreta, sino que cree en todas, ya que "el arte en general debe tener un valor económico, pero también es una herramienta social y política, y algo personal para sacar nuestras obsesiones y demonios", concluyó.