Intuición, responsabilidad e ilusión. Tres facultades que fundamentan la carrera de uno de los músicos más queridos de la escena mallorquina, Pep Àlvarez (Palma, 1978). El cantante, guitarrista y coletrista de Anegats, el grupo en activo más popular en el circuito de las verbenas, anuncia nuevo disco para la primavera de 2019 y revisa su trayectoria, desde su infancia, cuando descubrió su faceta como cantante en una furgoneta, hasta sus colaboraciones con OR, banda a la que augura hitos y conquistas.

Defensor de que la vida es música, una idea que le acompaña a diario, supo que su futuro pasaba por los escenarios bien pronto. "Fue en viajes en furgoneta yendo hacia Asturias, de donde es mi padre. Cantábamos canciones de la tuna, mi abuela se sentaba y me pedía que le cantara. En plan radio", recuerda. Sus primeras actuaciones en público las tuvo mucho antes de que Anegats irrumpiera en Son Servera, y no fue ni con una versión de Freddie Mercury ni de George Michael, dos voces que le hacen "flipar", sino entonando una oración, el Dios te salve, María, en párvulos. "Vaya tela, aun la recuerdo. En la primera comunión el cura me envió a rezar un par de ellas, y si no era cantando no me salían. Después de media hora sin poder acabar, me puse a cantar bajito ahí en el confesionario". En su casa nadie se dedicaba a la música "pero no había celebración en la que no se acabara cantando", y ese arte siempre estuvo muy presente en su niñez, a través de discos de Juanito Valderrama, Mocedades, José Luis Perales, los Beach Boys y, sobre todo, Elvis.

Hace 24 años, cuando Pep tenía solo 16 añitos, nació, suma de la "rebeldía adolescente y hormonas on fire", el grupo al que se lo debe casi todo: Anegats. "Formar parte de él significa conocerme mejor, crecer emocionalmente dando resonancia a aquellas necesidades del alma que el cerebro ignora. Es como una reconciliación espiritual, por la música. Y algo terapéutico, por la compañía de los miembros de la banda", subraya. La banda, que se estrenó con recitales en Manacor, Son Servera y Petra, publicaría su primer trabajo diez años después, en 2004, Illenc, primer título de una discografía que consta de siete referencias, todas con Blau/Discmedi, el sello que siempre les ha arropado, en Mallorca, Cataluña y Valencia, aunque en estas últimas tierras no tuvieran la respuesta que esperaban. "Ni entendían nuestras letras. En los primeros discos había muchas expresiones locales, que seguimos usando. Tampoco creo que ofreciéramos nada que no hubiera allí, en lo musical digo. Així està bé".

Si algo explica la longevidad de Anegats es la responsabilidad. "Hemos sido una banda muy responsable con lo que significa el grupo para nosotros, para nuestras familias, y para el resto de la gente", afirma Àlvarez, quien duda a la hora de señalar las claves del éxito, aunque finalmente da algunas pistas: "¡Buf! No sé€ las canciones fueron originales en su día, y tampoco había mucha competencia en mallorquín por aquel entonces. A nivel lírico creo que también hay elementos diferenciadores con el resto de bandas. También la perseverancia de Paco González, nuestro bajista, y la intuición de Dani Ambrojo, nuestro primer productor. Creo que todo un poco", remarca.

Como Antònia Font u Ocults, Anegats también llegaron a erigirse en reyes de las verbenas, un mundo que Àlvarez conoce muy bien. "La primera a la que acudí fue en Son Carrió, en 1994. Creo que tocaban Lax´n´Busto, Gossos y Fora des Sembrat. Fuimos de noche y de estrangis desde Son Servera. Aires de libertad. Yo llevaba una cerveza de lata escondida en una bolsa", relata entre carcajadas. Las verbenas le siguen divirtiendo, pues le permiten hablar con la gente y bailar pasodobles, pero reconoce que han degenerado y han perdido su espíritu de fiesta. "Los ayuntamientos lo plantean mal, como una competición, a ver si viene mucha gente y dura hasta tarde. Esto es un error, las verbenas no tienen que durar hasta las 6.30 horas o más, ni anhelar ser mejores que las del pueblo de al lado. Han de ser las mejores para sus vecinos, y punto".

Tras colaborar con OR, banda para la que interpretó Un joc nou, canción de su último álbum, Àlvarez no le pierde la pista al grupo en el que canta Pep, uno de los seguidores más fieles de Anegats. "Compuse una canción para Xavier Ramis de Tots Sants. Una altra pedra se llama. En la montaña los hitos se marcan poniendo una piedra sobre la otra. Ellos pusieron un piedra, nosotros otra, y ojalá OR pueda poner la suya sobre los que hemos sido anteriores, y así sucesivamente con tantas bandas como sea posible". Mientras OR hace su camino, Àlvarez y sus Anegats no se detienen. Ya trabajan en el que, anuncian, será "el mejor" de todos sus discos, previsto para 2019. ¿Tienen ya las canciones? "Bueno, las canciones existen, vuelan por ahí. Los autores, permeables, solo ponemos la antena y las transformamos en trozos audibles. Les pido que en ese proceso no se vean muy adulteradas por mi criterio objetivo. Así emocionan más. Las mejores son las que compones sin saber muy bien cómo".