El pasado lunes, 1 de octubre, la poética de la pintura de Miró volvió a París. Concretamente, en el Grand Palais, un espacio que ya hace tiempo que invitó a los parisinos a sumergirse en el mundo encantador del artista catalán.

Así, el lunes se inauguró en el Grand Palais la exposición Miró, la couleur de mes rêves. La muestra llega 44 años después de la histórica retrospectiva del artista en la prestigiosa galería parisina en 1974. Se exponen alrededor de 250 obras entre pinturas, esculturas, dibujos y cerámicas, procedentes de instituciones internacionales y colecciones particulares, a fin de ilustrar de manera cronológica la evolución técnica y estilística del pintor y escultor Joan Miró.

Las últimas salas se dedicarán a los últimos 25 años de su creación artística, transcurridos en Mallorca. Es en este contexto que se emplazan los préstamos que la Fundación Pilar i Joan Miró a Mallorca ha hecho en el Grand Palais, tendiendo así importantes puentes y tejiendo complicidades con el espacio parisino.

La exposición podrá verse, en principio, hasta el próximo día 4 de febrero.