La tercera edición de El dia minimúsica, festival para toda la familia que ayer se celebró en Es Baluard, volvió a superarse y colgó el cartel de entradas agotadas. Más de 1.300 personas, récord de participación, disfrutaron de una jornada que conjugó distintas propuestas de música moderna con numerosas actividades creativas pensadas para los más pequeños, los auténticos protagonistas de esta fiesta, tan caliente como sonora.

El tiempo acompañó, quizá demasiado. Bajo un sol estival, grandes y pequeños, desde un bebé de tan solo tres semanas a una octogenaria que iba de la mano de su nieta, se entregaron a las siete horas programadas. Unos, desde las pocas sombras que había; y otros, sentados en primera fila, a pocos metros de los grupos y solistas, la mayoría disfrazados. Sonaron Sexy Sadie, The Pinker Tones 'Rolf & Flor', Barceló Brothers, Maria Rodés, Miquel Serra, Isla Iglú, Jorra i Gomorra, Kate Donovan, Siamiss DJs y, como siempre, el broche final a la fiesta lo puso una divertida sesión del Dr. Magneto, con sus sonidos retro y sus autómatas.

Bajo el lema Let the children play, los niños jugaron y tocaron. Lo hicieron en los talleres, a cada cual más original, y todos enfocados en la música. Así, pudieron construir instrumentos de cartón, como un saxofón; conocer iconos del pop y el rock como los inmortales David Bowie o Elvis Presley; o grabar pistas con la voz de Madonna de fondo, algo que pudieron realizar en una de las terrazas superiores.

"Los talleres están muy bien organizados y cada año El dia minimúsica supera el listón, algo que se refleja en las sonrisas de los niños", comentó Lluisa Calafat, al frente de Souvenirs Edicions, una de las empresas que entretuvo a los más pequeños en el Aljub de Es Baluard.

No solo música. Uno de los talleres invitaba a los niños a jugar con el patrimonio, aprendiendo las leyendas de Mallorca, como la de En Cabrit i en Bassa, L'amo en Biel Perxanc i la dona d'aigua o la de La cuca de sa Mola.

La comida también se erigió en actor principal, con Miquel Calent, quien enseñó a los más cocinitas a preparar diferentes platos fríos, y con una selección de suculentas foodtrucks instaladas en el exterior del recinto de Es Baluard que ayudaron a mantener el ritmo del festival y bailar con renovadas energías.

En sus paseos por Es Baluard, los niños también tuvieron oportunidad de entregarse al arte, a través de las colecciones permanentes del museo.