Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿El Quijote es más comentado que leído?"

Unamuno decía que los españoles nunca habían leído el libro en su totalidad, y que "Don Quijote es todos nosotros", porque todos hemos cultivado el ideal contra la realidad cruel.

¿Cuándo se ha encontrado por última vez a alguien que esté leyendo el Quijote?

Me dicen que han intentado leerlo entero, pero que es demasiado largo. Se puede leer un capítulo del Quijote y otro de comentario al mismo.

¿Cuando veo una película de Hollywood es hija del Quijote?

Sí, porque Cervantes escribió la primera novela moderna. Aunque no tengamos la certidumbre de ello, dados los problemas sobre la autoría del Quijote. El libro cervantino supera a Dante, que se defiende bien y que cierra con Shakespeare al trío de gigantes de la modernidad.

El Quijote suscita odios en castellano, véase Borges.

Porque Don Quijote nos obliga a estar con él o en contra de él, pero nunca sin él. Nos hace hombres de nuestro tiempo, afronta el problema del ensueño y la realidad.

Dicen que el Cervantes del resto de su obra no pudo escribir algo tan grande como el Quijote.

Américo Castro en concreto lo llama "ingenio loco", pero se equivoca porque Cervantes es un gran genio. Con su amor por la paradoja, Unamuno sostiene que Cervantes nunca existió, y que el escritor era en realidad Don Quijote. Llega al extremo de afirmar que si Cervantes no hubiera escrito la novela, el propio Unamuno lo habría hecho. Ah, la megalomanía española.

El español megalómano y atormentado.

Un tormento personal que se aprecia en la plástica de sus cristos, como el palentino. Unamuno y Ortega solo se encontraron en dos ocasiones, y el segundo define con exactitud al primero, "que se coloca en el centro del grupo y toma la palabra definitivamente".

Nos está quedando un país más bien tristón.

La Semana Santa pero también el Corpus, ya Ortega compagina el sufrimiento y las ganas de vivir. No siempre va a ir todo mal, la vida es multilateral.

O sea que existe un pensamiento español.

Al menos yo lo he estudiado, es mi fascinación. En el prólogo a mi libro, Fernando Savater afirma que de España se conocen los toros y el arte, pero nada del pensamiento excepto el Siglo de Oro. He descubierto la crucial contribución a Europa de un país que no se encerró en sí mismo.

No hay un equivalente a Picasso en el pensamiento español del siglo XX.

No estoy seguro de que eso sea cierto, pienso en el éxito de María Zambrano en Italia y Francia por su escritura nietzscheana, poética. El sonido de la palabra de esta escritora, de Ortega y de Unamuno los hace proféticos, una avanzadilla de la postmodernidad al no crear un sistema. La prosa orteguiana no querían traducirla los literatos por ser demasiado filosófica, ni los filósofos por ser demasiado literaria.

¿Dispone Italia de una literatura a la altura de Berlusconi y Salvini?

No la hay. Son nuevos en la historia, y Ortega decía que inventar ideas y creencias no resulta fácil, se necesita un proceso de sedimentación.

¿Ignacio Ellacuría está a la altura de los más grandes?

Por su martirio, sí, y también por su pensamiento. Si el obispo Oscar Romero, que será canonizado en noviembre, representa a Jesucristo crucificado en su comunidad, Ellacuría encarna la Iglesia del pueblo.

La Reina Sofía acudía a las conferencias de Zubiri.

Fue al final de la vida de aislamiento del gran intelectual de la España moderna. Zubiri, Aranguren, Ellacuría o Laín Entralgo representan la tercera vía frente a las dos españas.

Heidegger fue nazi, ¿hubo algún pensador español franquista?

Tal vez en la fundación del falangismo, o el primer Laín pero no, no hay ningún pensador de gran calibre en el fascismo español.

La filosofía sale de los planes educativos sin traumas.

No es un problema solo español, también lo tenemos en Italia. El mundo actual quiere personas que no piensen, que sigan a la masa, y la filosofía es la única asignatura que desde el propio programa alienta un pensamiento crítico.

¿En la universidad italiana se copia tanto como aquí?

Todas las personas son iguales, pero las tesis doctorales han de someterse allí obligatoriamente a la máquina de la verdad. El plagio figura en el Código Penal italiano, pero estas cosas se pasan por alto en el Mediterráneo.