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Teatro

'Rostoll cremat', una reflexión sobre "la ambición y la avaricia en la Mallorca del turismo"

El actor y autor Toni Gomila y el director Oriol Broggi ultiman el estreno del montaje que abrirá, el 5 de octubre, la temporada teatral del Principal, una obra marcada por el humor, la denuncia y la ironía

Toni Gomila y Oriol Broggi, ayer en el Auditori Municipal de Porreres. guillem bosch

P El punto de partida de la obra es una de las rondallas de Antoni Maria Alcover, la d'en Joanet de sa Gerra. ¿De qué habla esta rondalla?

R Gomila: De la ambición humana y la avaricia, pero más que ser el punto de partida nos apoyamos en ella para contar una serie de cosas. El punto de partida sería una vivencia muy mallorquina que nos permite ver cómo cambia, cuál ha sido la progresión del carácter del mallorquín durante una serie de años ambientado en el mundo del turismo, los cambios sociales que hemos experimentado, pero desde un punto de vista actual, aunque hay un punto de nostalgia.

P No me dirán que muerden la mano que nos da de cómer: el turismo.

R Broggi: En la obra no se critica el turismo en sí, sino la manera de enfrentarse a él y el no poder hablar. Es una discusión entre generaciones, entre unos padres, hijos y abuelos. Cada uno ve el turismo de diferente manera porque les ha tocado vivir un momento u otro. El texto no muerde ninguna mano, simplemente cuestiona.

P "Aquí todos vivimos del turismo", protestan muchos. ¿Hay alternativa?

R Gomila: La alternativa al turismo hay que buscarla. El problema es que a la hora de plantear cómo gestionar el turismo es como una especie de tabú el hablar de límites, de ecotasa, de nuevas urbanizaciones o no, de parques naturales? ¿Por qué este tabú? Sobre eso me gusta reflexionar.

R Broggi: Si no hay debate social sobre alternativas al turismo es porque el beneficio grande se lo lleva una parte de la sociedad que no tiene ganas de escuchar a la otra.

R Gomila: También está el miedo de algunos. Si el trozo de pastel tiene que ser más pequeño, ¿a quién le tocará menos? A la hora de poner límites todos temen que éstos le afecten. No sabemos hablar de temas colectivos y llegar a consensos de transporte público, depuradoras, infraestructuras, coches de alquiler? El único consenso es "campi qui pugui".

P ¿Qué tienen en común Alcover y George Sand, otra autora que deja su impronta en esta obra?

R Gomila: George Sand podría ser un personaje de Alcover. Todo forma parte de una puesta en escena de textos literarios mezclados. Están Sand y Alcover, y también Ibsen, Shakespeare, Chéjov.. Todo interconectado, algo que permite ofrecer una historia ligada, con sentido.

P ¿Qué luces y qué sombras presenta esta Mallorca del turismo salvaje?

R Gomila: Las luces se supone que es una felicidad económica y un bienestar económico supuestamente muy evidente. Y las sombras? mira el vídeo de Terraferida y las verás. Explicar cosas muy obvias podría ser un riesgo. Lo hacemos pero lo que me interesa como autor no es tanto la historia del turismo sino la actitud actual ante el turismo, la manera de gestionar el conflicto hoy en día, cuáles son los límites de la ambición humana y poner el espejo ante los mallorquines.

P Más de trece millones de turistas al año. ¿El turismo también deja beneficios a los teatreros?

R Gomila: Nos tendríamos que plantear por qué zonas turísticas como s'Arenal o toda la costa de Llucmajor no están traducidas en un teatro en condiciones en Llucmajor, por ejemplo. Más que espectadores y beneficios, lo que nos da el turismo a los que hacemos teatro de texto es material de trabajo literario.

P En escena, cuatro actores acompañarán a Toni Gomila: Catalina Florit, Caterina Alorda, Joan toni Sunyer y Xesca Vadell. ¿Cómo son los personajes de la obra?

R Gomila: Son un reflejo del carácter mallorquín. Hay una familia, unos vecinos, unas relaciones laborales? También está Sand, un payés, un trabajador, el Cielo y el Infierno?

R Broggi: En Joanet es quien explica su infancia, la de sus padres, sus abuelos, y un debate que le vendrá en su generación futura. Hay muchos personajes y lo que hacen los actores es multiplicarse.

P ¿Qué escenografía han preparado Broggi y Rafel Lladó?

R Broggi: La idea era reproducir un campo de rostoll en el escenario, algo difícil, así que hemos optado por hacer una abstracción de lo que es un trozo del campo de Mallorca, con el referente de las playas y con el elemento visual de una bala de paja y un rostoll. También habrá proyecciones de Agustí Torres.

P ¿A quién le gustó 'Acorar' aplaudirá este 'Rostoll'?

R Gomila: Yo creo que sí, porque vuelven a ser mis demonios. Rostoll cremat podría ser la aplicación práctica de Acorar.

R Broggi: Rostoll cremat viene a ser la precuela de Acorar. Como director y compañero de Gomila he de decir que ahora mismo Acorar es un problema para él, porque esa es una losa que pesa. Si el espectador viene a comparar Rostoll con Acorar tenemos un problema. Hemos de lograr desarmar este maquinismo, que la cabeza del espectador diga: Vale, estoy viendo otra cosa. Y si lo conseguimos, al final quizá llegue a tener una sensación parecida.

R Gomila: Acorar es una vida que pasó, que nos dio y nos sigue dando muchas alegrías -este año aún tenemos funciones- pero cuando ya has tocado el cielo una vez, no sabes si podrás volver a hacerlo. A mí me gustaría que el público viniera relajado a ver este Rostoll, a ver qué historia le contamos, y si al final encuentra reminiscencias con Acorar, pues perfecto. Acorar está tan mitificado y se supone que la catarsis era tan brutal, que la gente lo tiene un poco idealizado. Los éxitos de esta vida ya los hemos saboreado, disfrutemos ahora.

P Denuncia, ironía y también humor. ¿Qué papel juega el humor en esta obra?

R Broggi: No es fácil definir el humor de Rostoll. No te das cuenta de que es humor. Vas encontrando sonrisas. No dices: me están dando una comedia. Al revés. La obra empieza muy triste, en un ambiente de invierno, posguerra, el hambre, dificultades, necesidad de tirar hacia adelante, de crecer... y el turismo llega como algo bueno, realmente. El humor es socarrón.

R Gomila: A mí lo que me gustan son las situaciones cómicas que producen nuestra incoherencia. Tenemos que reír, emocionarnos y pasárnoslo bien. Hay ciertas cosas que se explican mejor de modo divertido. Riendo el público se destensa y se abre a la experiencia de la emoción.

P ¿La turismofobia les quita la sonrisa?

R Gomila: No hay turismofobia. Hay fobia al turismoescéptico. Que cuatro chavales hagan humo en un pantalán, eso no es la yihad ni la kale borroka, sino una llamada de atención. El mallorquín es indefinido por naturaleza. Cualquier cosa que nos haga definirnos nos pone nervioso. ¿Tienen que venir turistas? Sí. ¿Y cuántos? No sé, que vengan. ¿Ampliamos el puerto? No, nuestro puerto era muy guapo, pequeño. Pero podrían caber 200 barcos más. Bueno, pues lo ampliamos, pero ya no será pequeño. No hay turismofobia pero todo está lleno.

P Ambos ya coincidieron en 'El poema de Guilgamesh, rei d'Uruk' y en 'Al nostre gust'. ¿Gomila es fácil de dirigir, aun siendo autor y protagonista?

R Broggi: Gomila es muy fácil de dirigir aunque esta vez ha costado un poco más por ese hecho.

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