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Mateo Maté: "El arte es una herramienta que se instaura como mecanismo de control"

El artista introduce mutaciones en 15 figuras clásicas para dinamitar el canon y la moral occidentales - El día 21 inaugurará el proyecto en el Solleric

Mateo Maté,rodeado de sus figuras modificadas. m. maté

Para Mateo Maté (Madrid, 1964), el arte formatea y moldea a la sociedad. "Es una herramienta que se instaura como mecanismo de control", sostiene el artista, quien adaptará esta Nit de l´Art a la planta noble del Casal Solleric su aplaudido proyecto Canon, inaugurado el año pasado en Alcalá 31. Maté cree en la dominación desde el arte hasta el punto de considerar que "el museo se convierte en una herramienta de poder desde el momento que establece un discurso y con éste dirige a las personas", añade.

"No soy ni pintor ni escultor. Como artista conceptual, lo que analizo es la iconografía que heredamos y cómo moldea aspectos como la ética, la estética o la moral", apunta. En este sentido, Maté trabaja a partir de imágenes que han seguido vigentes hasta ahora, "figuras que transmiten unos modelos determinados que continúan vivos en el cine o en la publicidad", comenta. "Esos códigos creados en la época clásica parecen antiguos pero no lo son tanto".

Con este proyecto, coordinado por Neus Cortés y por estrenar en Palma el día 21, lo que persigue es evidenciar el desajuste que existe en torno al concepto de libertad. "Pensamos que la tenemos, que somos libres en nuestras opiniones y actos, pero no es verdad", señala. En este sentido, Maté ha titulado su exposición Canon. "Esta palabra ya nos conduce a pensar en leyes y normas que atraviesan horizontalmente los diversos aspectos sociales". Mediante la introducción de leves cambios en estas figuras, el creador elimina la moral y todos los prejuicios existentes sobre el sexo o el cuerpo. Dinamita el canon.

Para realizar estas esculturas clásicas modificadas, el madrileño ha trabajado con los moldes en el taller de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. "Allí están los moldes de las figuras que se trajo Velázquez", desvela. "He trabajado en los talleres de vaciado con los formadores, que hacen copias en yeso de las figuras", prosigue.

En esta labor de mutaciones del canon, el artista ha mezclado moldes, añadiendo genitales a una pieza y pechos en otra (creando esculturas transexuales), "intercambiando roles y papeles". "He envejecido algunas o les he cambiado la raza", indica. "Podría decirse que estas imágenes reflejan una distopía", observa. "Por ejemplo, el Niño de la Espina, desnudo, lo convierto en una niña. El resultado es una escultura que estaría prohibida en muchos museos de América y Europa por un tema de moral sexual".

Otra de las modificaciones más significativas es la del Discóbolo, "con rasgos africanos". "Ahora sí pensamos en un hombre negro como atleta, pero en la Antigüedad no. Además, el Discóbolo fue muy usado por los fascismos como símbolo de supremacía blanca".

Maté juega también con la potencia de los espacios donde expone. El Solleric, "un casal aristocrático, símbolo de un aparato de poder", acogerá en su planta noble 15 figuras. "Me gusta desnudar los edificios de sus connotaciones de poder", confiesa. Para el artista, este proyecto es una metáfora de lo que podría hacerse para transformar la sociedad.

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