Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crítica de música

Llompart merecía un concierto

Orquestra Simfònica de Balears

Teatre Principal de Palma

Marta Cuesta, Joan Manel Vadell, Miquel Àngel Torrens, recitadors

Pablo Mielgo, director

Textos de Llompart y músicas de Samper, Mas Porcel, Montsalvatge y Granados

14-09-18

Y no uno, sino tres le dedica nuestra Orquestra Simfònica. El que comentaremos en el Principal de Palma y otros dos, con orquesta reducida en Menorca e Eivissa.

Josep Maria Llompart, el autor que recordamos a los veinticinco años de su muerte, fue contemporáneo de prácticamente todos los compositores catalanes del siglo XX, manteniendo con algunos de ellos una relación de afecto. Así que era obligado, en ese Any Llompart, promover alguna actividad relacionada con la música (podemos indicar además que algún poema de Llompart ha sido convertido en canción, La Fosca por ejemplo). Y es lo que ha hecho, con muy buen criterio, nuestra formación sinfónica en una curiosa propuesta en la que se alternó la palabra con la música.

Entre cada una de las lecturas de unos textos del autor homenajeado, seleccionados por los propios rapsodas, Marta Cuesta, Joan Manel Vadell y Miquel Àngel Torrens, sonaban fragmentos musicales de compositores contemporáneos de Llompart, a excepción de Enrique Granados, que de no haber muerto en el naufragio de la nave Sussex, en el Canal de la Mancha, torpedeada por la armada alemana en 1916, bien podría haber coincidido también con el maestro.

La buena dicción por parte de los actores/recitadores, la buena sintonía entre estos y la Orquestra y la buena dirección, por atenta y meticulosa, de Pablo Mielgo, hicieron de la sesión una buena manera de acercarse al poeta y a su tiempo. Velada entrañable que no defraudó al numeroso público que acudió a esa llamada.

Sólo dos contratiempos. El primero, innato al teatro, derivado de su acústica. En algunos momentos la audición musical no llegaba nítida, se mezclaban los vientos con las cuerdas produciendo una nube sonora un tanto rara, pero no por culpa de los intérpretes sino de la propia estructura del escenario. El segundo sí que hubiera sido evitable; nos referimos a la iluminación. Terrible. Unos focos pensados para que los músicos pudieran leer las partituras daban de frente al público, con lo que era imposible no sentirse molesto. Con lo fácil que hubiera sido iluminar el conjunto sinfónico de forma cenital.

Compartir el artículo

stats