Frederic Pinya (Pelaires), Fran Reus y Clara Garau (Kewenig) son tres de los rostros más jóvenes de la asociación Art Palma, organizadora desde hace 22 años de la Nit de l'Art. Defienden que hay que reforzar el formato nuevo de tres días de la cita (que suma mesas redondas y visitas comentadas) y la necesidad de conseguir más visibilización "para obtener patrocinios privados" con el fin de que el evento pueda crecer. Les preocupa la desafección de los poderes públicos por la cultura y las trabas burocráticas. Reclaman una bajada del IVA para las transacciones en el mercado del arte y una ley de mecenazgo. Consideran necesario un cambio de modelo para la ciudad, "convertida en Disneylandia". Más que de recuperación del sector, prefieren hablar de "estabilización". La reactivación del sector inmobiliario les salpica, "pero poco". "La mayor parte de esas personas compran en otros espacios de Palma con otra sensibilidad y percepción sobre el arte".

Cambiar el formato o morir de éxito

2018 es el cuarto año consecutivo que la Nit de l'Art no quema las naves en unas horas y apuesta por digerir las propuestas agregando dos días al calendario. Las mesas redondas repiten el jueves como día clave. "Con estas charlas lo que buscamos es abarcar todo el contexto del arte, ir hablando de todos los agentes implicados y su papel", comenta el galerista Frederic Pinya, presidente de la asociación ArtPalma. Este año, las reflexiones girarán en torno a la figura del comisario (o curator), profesionales que establecen relaciones con las instituciones públicas y privadas, los artistas, la crítica, la investigación y los visitantes. "En anteriores ocasiones, los temas fueron el coleccionismo o el papel de las ferias de arte", recuerda Pinya. "Son una manera de aportar conocimiento y profundidad a esta cita", agrega. "Con estos tres días, la Nit se ha profesionalizado. A las mesas y a las visitas guiadas, acude un perfil más profesional e interesado en el arte", opina Fran Reus. Los galeristas argumentan que la decisión de alargar y profesionalizar la cita se debe a que "hubo gente que dejó de venir porque quería ver exposiciones y ya no podía". "Todas estas personas vienen el día anterior a la gran noche del sábado en régimen de visita guiada y los recibimos con mucho interés". Este nuevo formato ha generado otros cambios en la Nit. "El día de la fiesta no es tan masivo y la llegada de la gente es más escalonada y espaciada", advierte Reus. "Sigue siendo una paliza, pero disfrutas más y recibes mejor a las personas", asegura Clara Garau de Kewenig. "Era darle este giro o dejar de celebrar la Nit de l'Art. Hemos estado al borde de morir de éxito", confiesan.

Responsabilidad pública

Para los galeristas, la Nit de l'Art "es un acto de responsabilidad pública". "No hemos ganado un euro con ella, es un evento público", subrayan, amén de ser un acto que promociona su trabajo y su figura. "La gente se debe pensar que vendemos, pero en la Nit nunca se ha vendido nada", aseguran. "En parte estamos haciendo una labor de institución pública. Pero necesitamos más apoyo, esto debería ser la bomba atómica. Seguimos luchando contracorriente". Según Frederic Pinya, "los conferenciantes que vienen a Palma se van encantados y cuando regresan a su lugar de origen hablan de nosotros y a veces surgen otros proyectos, se generan sinergias".

¿Participación social o mero escaparate?

Salir a la calle masivamente para recorrer Palma combinando visitas a galerías y a bares rebosantes de gente poco tiene que ver con aquello del poder transformador de la cultura. Los galeristas aseguran que lo saben, pese a defender también la faceta lúdica de la Nit, y aseguran que con el nuevo formato "se le ha puesto remedio a esa carencia". Sin embargo y pese al nuevo formato, se sigue detectando un abismo entre las galerías y los ciudadanos. Un problema del que adolecen muchos proyectos culturales que tienden a ser escaparates y no implican de manera activa a los espectadores o a los habitantes de Palma. "Sabemos que es así -reconocen-, pero para conseguir esa participación activa en el evento éste debería triplicarse y no queremos hacer el ridículo. Sin las ayudas de las instituciones, no podríamos haber sacado adelante la mitad del proyecto", explican. "Sacamos pecho de la Nit, pero queremos mejorar. Para ello necesitamos liquidez", apunta Pinya.

La trastienda

Clara Garau explica que al día siguiente de terminar una Nit de l'Art empieza a cocerse la del año siguiente. Aunque reconoce que el trabajo pasa a materializarse aproximadamente seis meses antes de la cita. Los dos anteriores a su celebración constituyen el periodo más activo e intenso. "Llegas a tener bloqueada la galería durante mes y medio sólo por la Nit de l'Art", señala. "Por primera vez, tenemos a una persona externa que nos coordina a todos, Tania Baides. Ahora hay una sinergia de trabajo que facilita las cosas e incluso frena los roces entres nosotros", indica. En esta labor previa, cabe destacar la relación con las instituciones, "a veces complicada". "Y los intentos de conseguir nuevos espónsors o vías de financiación. Este año va a colaborar por primera vez con nosotros Acción Cultural Española gracias al Programa para la Internacionalización (PICE)", relata Pinya. "Esto nos dará difusión porque en su agenda oficial incluirán las mesas redondas. En su web ya sale la Nit de l'Art de Palma", celebra. "Estamos haciendo ruido y nos empiezan a escuchar", apunta el galerista. "Cada vez más gente quiere venir a Palma para pasar estos tres días", agrega. "Hemos de tener una estructura de visibilidad porque si no no querrán apuntarse al proyecto más patrocinadores", agrega. "La Nit de l'Art lleva mucho trabajo y tenemos limitaciones económicas muy importantes si nos comparamos con ciudades como Madrid o Barcelona, donde hay eventos similares".

Relación con las instituciones

Los galeristas buscan que la empresa privada se una al proyecto. "Lo que realmente activa y dinamiza una actividad como ésta son las empresas privadas. La relación es más fluida y dinámica que con las instituciones, con una burocracia complicada", apunta Garau. "El papeleo y lo que se debe cumplir para recibir esas subvenciones es a veces exagerado", opina. "Este evento debe crecer y ser más internacional. Pensamos que consiguiendo espónsors externos podremos internacionalizarlo", indica. "Nosotros no somos partidarios de este estilo pedigüeño de reclamar subvenciones. Pensamos que la sinergia con entidades privadas dinamizaría y dignificaría más nuestra actividad". Por otra parte, los galeristas reclaman un mayor apoyo institucional al arte contemporáneo. "¿Cuál es el único museo en España que puede hacer adquisiciones ahora mismo? El Reina Sofía. Eso es preocupante", reflexiona Pinya. "¿Y dónde compra? Sobre todo en galerías extranjeras", lamenta. "Los motivos: un IVA que sigue en el 21% y que no nos permite ser competitivos. También pesa la idea de que lo de fuera es lo mejor. Para que un artista triunfe en España, antes ha de haber brillado en el extranjero", prosigue Garau. "Es curioso porque cuando vienen de fuera a visitarnos, se sorprenden del buen trabajo que se hace aquí", comenta Fran Reus. "En este sentido, es necesario sensibilizar a las instituciones públicas. "Hay que impulsar el coleccionismo, facilitar las donaciones de obras de arte y aprobar una ley de mecenazgo, además de blindar la enseñanza de arte en los centros educativos", considera Garau. "Si en las escuelas no se imparte, la gente piensa después que es un lujo". "Mucha gente piensa que somos vendedores de humo. Somos un sector que puede parecer frívolo y estúpido, pero no es así", indica Pinya. "Hacemos un trabajo cultural muy importante". "Los galeristas de ahora tenemos menos credibilidad que los de antes y tenemos que nadar cada vez más contracorriente. El hecho de que la cultura tenga una cabida cada vez menor en la sociedad no ayuda", lamentan. Los galeristas confían también en su potencial "para transformar espacios y dinámicas en una ciudad". "A través de la cultura, podríamos mejorar todos estos problemas de masificación e instaurar otro modelo", sostienen.

¿Elitistas?

"Me encanta que me llamen elitista", confiesa Pinya. "Es una falta de conocimiento, por eso nos califican de elitistas. ¿A qué le están llamando elitista exactamente? Que nos llamen elitistas a nosotros es una manera de infravalorar el trabajo de los artistas".

Buenas prácticas

"Nosotros llevamos aplicándolas toda la vida. Lo que pasa es que a veces hay que explicar de qué va este mundo. En ocasiones, los jóvenes con inseguridades vienen con exigencias que jamás te plantean grandísimos artistas con 80 años", señala Garau. "Nosotros somos galeristas que trabajamos para dar solidez a las carreras de los artistas, vamos de la mano con ellos. Hacemos de curators, de mecenas, etc. Somos la conexión entre el artista y el exterior", señalan. "No somos un espacio que vende y ya está, como otro tipo de galerías".

Cuotas

La idea de introducir cuotas en la Nit de l'Art sobre, por ejemplo, mujeres artistas o creadores locales no desagrada a Clara Garau. "Pero eso debería pensarlo cada galería. Ahora mismo sería imposible ponerlas por un tema organizativo y de agendas". "Nunca he visto una actitud machista en esta galería o yo no la he ejercido", dice Pinya. Garau replica: "Hay un claro vacío de artistas mujeres en la historia del arte y la sigue habiendo", denuncia.