Diario de Mallorca

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Crítica de cine

El mar no negocia

Un océano entre nosotros

Nacionalidad: Reino Unido, 101 min.

Director: James Marsh

Actores: Colin Firth, Rachel Weisz, David Thewlis, Ken Scott

Cines: Augusta, Ocimax

Cuando a un humano le pica el mosquito de la aventura los dados comienzan a girar. En la montaña (el rotundo "Por que está ahí" de Mallory), en bicicleta, a pie o en trineo hay un flujo constante de infectados. En el mar, el reto de dar la vuelta al mundo en solitario está repleto de entusiastas con mínima experiencia y/o barcos de dudosa resistencia. Algunos la completaron por los pelos, como Les Powles, Julio Villar, Anthony Steward o Serge Testa. Otros, como Donald Crowhurst en la primera regata alrededor del mundo en solitario, no. Todos han compartido un grado mayor o menor de inconsciencia quijotesca.

Crowhurst, el protagonista de esta película, se metió voluntariamente en un callejón sin salida y arrastró involuntariamente a su mujer e hijos. El guión plantea la duda de si esa irreflexión fue un capricho desmesurado o si todos tenemos derecho a intentar cumplir nuestro gran sueño. Y, correlativo, cuando por fin se asume la realidad, obtener la misericordia (a eso alude el título original, The mercy) de los demás. El navegante dudó, trampeó y eligió el epílogo más fácil. La primera parte tiene más interés para los amantes de la náutica por su buena recreación de los barcos y ambientillo marino de la época. Para el resto pone el cebo del candor de la mujer y los socios del navegante sin divisar el nubarrón que se estaba formando. La segunda parte muestra bien, sin excesos, la fragilidad mental del protagonista y su ramificación Lord Jim. La limitada expresividad de Colin Firth se positiva en naturalidad; Weisz se resigna a ser la convidada de piedra.

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