Guadaña representa para el punk mallorquín lo mismo que los Ramones para el americano o La Polla para el español. Pionero de la escena más aguerrida y combativa, el grupo liderado por Fofi Pérez (Palma, 1972) cumplirá en 2019 treinta años en la trinchera, disparando canciones contra la policía, el ejército y la religión, sin pelos en la lengua ni cresta en sus cabezas. La rabia y la distorsión define la música de esta banda que acaba de lanzar al mercado su séptima referencia discográfica, Culpables, un álbum armado con cortes como Hijos de puta, Basura o Te van a robar y dos versiones, Txota, de Cicatriz, y Nuestra alegre juventud, de Evaristo Páramos y compañía.

A Fofi se le puede encontrar en la Catedral del punk, o lo que es lo mismo, en los locales del hipódromo de Son Pardo, casi a diario. En el de Guadaña, que lo comparte con los grupos El Estado, Poliéster y Alterkado Sonoro, cuelga una bandera con calavera, una imagen de Jimi Hendrix y una nevera en la que nunca falta el pacharán. "De fuera se ven las cosas de distinto modo a como se ven dentro. En Son Pardo hay muy buen rollo y mucha libertad. Somos una gran familia", subraya el cantante, guitarrista y letrista, volcado en la escena punki desde su adolescencia, cuando yendo al colegio público de Son Serra, en La Vileta, decidió montarse una banda con algunos de sus colegas de clase. Así nació El Estado, su primera escuela musical -todavía en activo- y la llave que le permitió entrar en el universo Guadaña.

La primera vez que les vio actuar fue en otros locales, en los de El Amanecer, en un caserón ya desaparecido. Fofi militaba en El Estado y pronto quedó cautivado por el cancionero de un grupo que haría de la protesta su seña de identidad. En aquel tiempo, los primeros años 90, Guadaña ponía los cimientos, junto a Eskoria y Cerebros Exprimidos, del punk balear. El grupo, que habían formado tres amigos del barrio de Camp Redó -Miguel Salva, Luis y Paco-, se estrenó en el 94 con una primera maqueta, Guadaña (Matraka Diskak), y convirtió El Barco, el histórico bar de Gomila, en su cuartel general. Uno de sus componentes, Paco López, uno de los tres cantantes que ha desfilado por Guadaña a lo largo de su agitada vida, era el propietario de aquel local, tan concurrido como temeroso para muchos. "Paco nos daba 40 consumiciones por dejarle un amplificador Fender antiguo. Eramos los jefes de la fiesta. Siempre tuve barra libre, siempre. El ambiente de El Barco era peligroso. Jugando al futbolín me decía: Hostia, si les gano a estos igual me pegan una paliza y me rajan. Era peligroso, había que andar con ojo con lo que decías. Ser amigo de El Paco me salvaba de todo", recuerda. Él se salvó, pero no su padrino, que por una pelea con desenlace fatal acabó siendo condenado a pasar ocho años de prisión, una pena agravada por su pasado pugilístico.

Los derechazos y los crochés siguen presentes en el grupo, tres décadas después, pero en forma de canciones. Como cantaban los Sex Pistols, No one is innocent bajo la mirada de los Guadaña. ¡Culpables!, gritan en su último trabajo, autoeditado y presentado en vinilo, un formato que no habían utilizado salvo para su participación en el recopilatorio de bandas mallorquinas impulsado por el programa de radio 1984, en el que incluyeron el tema Lo peor de nuestra clase. "Hay mucha gente culpable y era necesario un golpetazo, no solo de juez, también en la música, y con la manera como lo decimos nosotros", espeta Fofi en referencia a un discurso marcado por la rabia. "Guadaña es una explosión de hostias, nada de florituras, sino todo pa'lante. La esencia de todos nuestros discos es esa idea de decir las cosas como uno cree, con distorsión y con rabia. Denunciar aquello de la sociedad que está jodido y plasmarlo en canciones sacando todo el odio y desahogándote", reflexiona el músico.

La longevidad y la mutabilidad -por sus filas han pasado hasta siete bajistas, tres cantantes, dos baterías y otros tantos guitarristas- son dos rasgos que definen a Guadaña, cuyo futuro está asegurado. "A mí me gustaría que cuando yo no pueda más, esto perdure, que otro guitarra coja el testigo. Molaría mantener el nombre de Guadaña durante generaciones, como hasta ahora", suspira Fofi. Quizá los futuros 'guadaña' estén entre su público, que son legión, y que tienen una cita en la agenda: el próximo día 12 de octubre, Día de la Hispanidad, en la Factoria de So de Santa Maria del Camí.