"Sin talento serás un cantante mediocre, y con talento, alguien excepcional. Detrás de una gran voz siempre hay talento e inteligencia", confiesa Anna Netrebko (Krasnodar, 1971). La soprano rusa, considerada la última gran representante de las divas del canto, heredera de los logros que en su día alcanzaron Joan Sutherland o Maria Callas, puso ayer la guinda al ciclo Formentor Sunset Classics con un concierto con un marcado sabor italiano que completó el aforo del hotel pollencí, con más de 500 personas entre el público, entregadas a la voz de una mujer capaz de emocionar y conquistar a quien la escucha.
"Había oído hablar de este festival por cantantes y amigos, como Roberto Alagna, que cantó aquí con Aleksandra Kurzak el año pasado. Todo el mundo me ha dicho que Formentor es un sitio muy bonito y es un placer poder actuar aquí. Estoy muy contenta", subrayó una cantante que ha sido consagrada recientemente por la prensa internacional como la mayor soprano del siglo XXI.
Armada con una extraordinaria técnica vocal, un gran carisma escénico y una poderosa fuerza dramática, Netrebko actuó junto a su marido, el tenor azerbaiyano Yusif Eyvazov. Arropados por la Orquestra Simfònica de Balears, dirigida para la ocasión por Michelangelo Mazza, y bajo un cielo que amenazó en algún momento la presencia de la lluvia, la pareja ejecutó un programa a gusto de la protagonista. "Siempre me divierto sobre el escenario", aseguró antes de entregarse a distintas arias de Verdi, Puccini y Mascagni, como Nel di della vittoria... ambizioso spirto de Lady Macbeth, Ah si, ben mio.... di quella pira de Il Trovatore, Pace, Pace mio dio de La forza del destino, Mario, Mario, Mario... son qui de Tosca o Mamma, quel vino è generoso de Cavalleria Rusticana.
Un programa confeccionado a partir de sus arias y duetos italianos "favoritos" que sirvió para descubrir una nueva Netrebko. "Mi voz ha cambiado muchísimo en los últimos años. De hecho hace siete años cambié mi repertorio, ahora es más pesado y me siento muy bien con ese repertorio. Hoy veremos una parte de él, de cómo canto hoy en día", apuntó instantes previos a su salida a escena.
"Me siento más segura, pero cantar no me resulta más fácil. Ahora puedo enfrentarme a obras que hace diez años no podría haber interpretado, porque la técnica ha mejorado y mi experiencia ha ido creciendo. Me siento más fuerte, pero nunca diría que es más fácil porque siempre es complicado cantar una ópera", añadió.
Tras triunfar en el festival Starlite de Marbella de 2017 y en el de Salzburgo de 2018, y con algunos compromisos importantes pendientes para este 2018, la soprano rusa valoró como un "éxito rotundo" la pasada y la presente temporada, con actuaciones a destacar como las ofrecidas en la Scala o el Covent Garden de Londres con Lady Macbeth. "Estrenarme en los escenarios de Latinoamérica también fue algo increíble", señaló.
