No es un proyecto de cariz social porque posee los rasgos de una historia de aventuras entre amigos, pero sin duda promete fondo y forma: zonas turísticas, punto de vista objetivo, casi documental, y la visión inocente e incorruptible de dos niños sobre el mundo que les ha tocado vivir.
El segundo largo de ficción de Toni Bestard se cuece en las oficinas de la productora Singular: equipo pequeño para rodar de manera inminente un guión que se inspira en un corto que el cineasta mallorquín filmó en 2002, El viaje. Un metraje ambientado en Madrid protagonizado por dos niños e influenciado por películas como El Bola o Barrio, donde el extrarradio es el escenario de libertad para estos adolescentes que viven la calle mientras sus padres trabajan en precario. “Pensé en llevar una historia así a Mallorca y cambiar los perfiles de los niños, además de enmarcarla en el mundo de la inmigración”, comenta. “En realidad, se trataba de actualizar esa base y en lugar de ubicar las aventuras en el extrarradio de la capital hacerlo en las zonas residenciales de los trabajadores del turismo”, continúa. “Es un contexto más de actualidad para acercarse a otra realidad de Mallorca”, apunta. “Contar un poco la trastienda del turismo”, agrega.
El guión, firmado en colaboración con Arturo Ruiz Serrano, arranca cuando los dos niños, compañeros de colegio, acaban las clases y empiezan las vacaciones de verano. “Entonces, salen de la zona en la que viven e inician un periplo por diferentes lugares del mundo turístico mallorquín, donde se encuentran con diferentes personajes que dejarán impronta en su vida. En este punto, aparecerán temas adultos como la inmigración, la amistad, el amor o incluso la muerte. Cuestiones vistas desde el punto de vista de dos niños”, señala. A Bestard le interesaba rodar con esa mirada inocente que no juzga según la rígida y convencional escala de valores adulta. “En este sentido, creo que la película tiene un punto de riesgo importante. El tono no es crítico, sino más bien objetivo, como de docuficción”, considera.
Con estos mimbres, el director se ha puesto a trabajar en su segundo largo de ficción, que empezará a rodar en septiembre u octubre. Por el momento, ensaya con los dos protagonistas principales del proyecto, aún sin título: Keba Diedhou, de 12 años, y Alba Bonnín Ostrem, de diez.
“Keba encarna a un joven nacido en Mallorca de raíces senegalesas y Alba a una niña también oriunda de la isla pero de madre polaca”, explica. Ambos fueron seleccionados en sendos castings: uno realizado en distintos colegios de Son Gotleu y otro en Bunyola. “No son actores profesionales, es algo que buscaba. Y ahora estamos ensayando con ellos. Me ayuda un coach. Es todo un reto”, confiesa el director.
Para la película, ha hecho otros fichajes interesantes: Armando Buika y Monika Kowalska se pondrán en la piel de los padres de los protagonistas. La actriz transexual mallorquina Lara Martorell encarnará a un personaje trans. También tendrán un papel en la cinta Rafel Ramis, Carolina Parejo, Adrián Sánchez o Manolito de Teba, éste con un insólito registro dramático.
Amén de títulos clásicos como Los cuatrocientos golpes de Truffaut, el autor de El perfecto desconocido reconoce las influencias de una película mucho más reciente, The Florida Project. “Me gusta cómo el director ha trabajado con los niños y el tema de la trastienda de Disney World”, comenta.
La producción corre a cargo de Singular (Miquel Verd) y el propio Bestard. “Hemos pedido las ayudas de Illenc al cine y esperamos que por el camino se una más gente al proyecto”, concluye.