El rehén
Estados Unidos, 110 min.
Director: Brad Anderson.
Actores: John Hamm, Rosamund Pyke, Shea Wigham, Larry Pine. Cines: Rivoli, Ocimax.
unque dirigida por Brad Anderson (El maquinista, Transiberiano), el alma de esta película es el guionista Tony Gilroy (Michael Clayton, las adaptaciones del espía Bourne, e incluso Rogue one). Frente a la cámara dan la cara los apuestos John Hamm (Mad Men) y Rosamund Pike (Perdidos).
Paso a la historia. Gilroy arma una historia de diplomáticos y espías norteamericanos enmarañados justo antes y después del tomate gordo de la guerra civil libanesa. No puede resistirse a la nostalgia de la belle epoque beirutí de inicio de los 70, con un crisol de etnias y nacionalidades conviviviendo ¿bastante? pacíficamente al calor de los petrodólares y la brisa mediterránea. Gilroy logra explicar sin peroratas académicas, con la amena excusa de un secuestro, que la ciudad y el país se convirtieron en una granada de Rubik, con múltiples, fragmentados y volátiles contendientes. Muestra que los estadounidenses fueron algo más que palmeros y algo menos que mamporreros de los israelíes. Critica levemente esa actitud con el enfrentamiento interno de diplomáticos vs. militares y la CIA. Vilifica, también con levedad, a los palestinos, los parias habituales. Recurre a la comercial fórmula de los llaneros solitarios (Hamm y Pike), salvando los muebles (de su país). Y el personaje de Pike sufre el síndrome de la pitufita, una cara mona y un par de escenas relevantes para disimular el quorum masculino.
El rehén ha intentado trasladar El americano tranquilo de Greene al Mediterráneo oriental esquivando simplismos y maniqueísmos y dándole un punto de acción. Casi lo logra, entreteniendo más que denunciando la crueldad, la acumulación de egoísmos tribales de ese conflicto.
