A finales del año 2015, Joan Dausà decidió decir adiós con el concierto 'La festa final' a los escenarios para distanciarse de todo lo que le había ocurrido desde 2012 y decidir si quería seguir con la música y cómo -en caso afirmativo-. Al parecer fue un sí.

P ¿Qué pasó entre la Fiesta final del Palau de la Música y el nacimiento de 'Ara som gegants'?

R La fiesta final la planteamos cuando me detecté en mí una necesidad de encontrar un espacio de reflexión, de conectar conmigo mismo, de ordenar todo lo que había pasado durante los años anteriores. Todo lo que pasó con Jo mai mai y On seràs demà? Fue una sorpresa inesperada. Después de todo, yo necesitaba entender qué estaba pasando y decidir qué quería que pasara. Me he tomado este tiempo para pensar cuál es mi relación con la música. Ara som gegants nace cuando empiezo a ver que sí, que me quiero dedicar a la música, pero que la quiero utilizar para explicar cómo veo la vida, que es lo que no había hecho en los discos anteriores, que simplemente eran de canciones. Este no, este es un disco global, un viaje emocional, personal y colectivo, fruto de este espacio de reflexión.

P ¿Y cómo entiende la vida?

R Como un espacio de aprendizaje. Ahora me pondré profundo, pero yo creo que el alma aprende a base de vidas, y esto hace que todo sea más relativo. Lo que no aprendemos, ya lo aprenderemos. Cuando entiendes esto, quitas importancia a todo lo que pasa, y más si confías que, todo lo que pasa, pasa para bien. Aunque haya cosas que nos parecen noticias malas, nos hace crecer.

P ¿Ha vuelto a la música siendo gigante?

R (Ríe) Yo no, por esto está tan claro el som gegants. El plural es la fuerza de este disco. Quería hablar de la sociedad, del conjunto y no solo de la individualidad. Relaciono los gigantes con la fuerza de mucha gente unida, de la lucha por una manera de entender las cosas. Yo me siento gigante con el grupo, cuando veo que estamos en un mismo lugar, que vamos juntos. En un concierto, por ejemplo. En la vida en particular, somos gigantes en los pequeños momentos, no hace falta cambiar el mundo para sentirse gigante. Las pequeñas victorias de la vida cotidiana son momentos para sentirse gigante.

P Escuchando el disco, parece que ha tomado consciencia de algo. Sobretodo en canciones como 'Ara som gegants', 'Caure no feia mal' o 'Obriu-me el cap'.

R No sé si he tomado consciencia de algo o me he obligado a ello. Para mí, tomar consciencia es vivir en el presente real, sentirse valiente, con fuerza. Estas canciones reclaman encontrar el momento de conectar contigo mismo, que es donde encuentras esa fuerza. Uno mismo creo que se encuentra mirando al pasado, volviendo al niño, porque cuando somos pequeños es cuando más intensamente vivimos el presente real. Podemos llorar, pero en un minutos podemos ser inmensamente felices. Creo que esta es la llave para encontrar la felicidad, tener esa inocencia infantil de poder vivir el ahora sin saber de dónde venimo o a dónde vamos, y hacerlo compatible con la experiencia que vamos acumulando, que el lo complicado. Todo el disco habla sobre cómo podemos gestionar nuestra vida para sentirnos aquí, ahora, fuertes, conectados i confiados

P En algunas canciones interpela directamente al oyente.

R Sí, la idea es contar cosas que parten de mí o de algo de mi entorno, pero el disco no es un diario. Los otros discos tampoco, pero puede que las canciones fueran más personales, mientras que ahora todo es más abstracto, más sugerente. De alguna manera, invita a la reflexión.

P Es cierto que es mucho más profundo y reflexivo. Más metafórico. En los anteriores las historias de las canciones eran muy explícitas, ahora todo es más poético.

R Totalmente. Y es algo buscado. No es casualidad que la única canción más narrativa del disco sea la penúltima. Está ahí como un guiño a los anteriores proyectos, pero no quería que afectara al color de este disco, que pretende ser menos explícito y más poético. He apostado por algo con más espacio, más aire, más paisaje, donde la voz y la letra, incluso, no sean tengan tanta importancia.

P Y aunque la música sigue siendo melancólica, ha afirmado en más de una ocasión que este disco es positivo.

R Sí. Un masaje en la espalda es positivo. Te relajas, te desbloqueas, sales contento. Que algo sea positivo no quiere decir que sea festivo. No hace falta que la música sea bailable. Un poema recitado de manera lenta, con voz grave, puede generar una felicidad infinita. El disco es positivo porque el mensaje, el texto, como se canta, la interpretación, todo transmite luz, confianza. He intentado que haya momentos duros, de tocar fondo, como en la vida, pero también momentos de aire. Y así pretende ser el disco, desde su título, Ara som gegants, hasta la mirada esperanzadora del niño de la portada. Para mí el mensaje es positivo. Te remueve, te conecta contigo mismo, te puede hacer llorar en algún momento, pero de dónde te lleva el disco sales mejor de lo que has entrado. Al menos este es el objetivo. Es una catarsis. Y así suelen ser los conciertos, donde estoy yo y puedo conducir a la gente. En la escucha personal del disco no puedo controlarlo, pero por esto está todo tan pensado.

P Y entre las melodías melancólicas, nos encontramos con el tema 'La gran eufòria'.

R Es una canción que cuando la hice al piano ya tenía claro su objetivo: que llamara la atención y que enganchara. A veces, un disco tan reflexivo o intenso no tiene la fuerza para que la gente le dé una oportunidad. Por eso, 'La gran euforia' es una bomba de aire, un momento, tanto en los conciertos como escuchando el disco, para desahogarte, cargar energía y poder seguir. Es la canción que ha venido a ser la líder. Es el Messi del disco.

P ¿Por qué escribe Joan Dausà?

R Para conectar con el público, sin duda. Sobretodo en los conciertos. Si no hubiera conciertos, no sé si haría canciones. Hay gente que escribe canciones porque lo necesita, porque le sale. Para mí son la excusa, la herramienta y el medio para conectar con quien la escucha. Yo me lo paso bien haciendo de comunicador, actuando, cantando y locutando. En este caso, la música se ha instalado de una manera importantísima en mi vida. Lo hago porque me siento muy feliz cuando lo comparto.

P Entiendo que no escribe en una libreta y que siempre compone acompañado del piano o la guitarra.

R Exacto. Suele ser en el piano. Me pongo a tocar sin saber qué voy a cantar. De repente una palabra me lleva a algún sitio, y de ahí a una idea. Siempre intento que sea la parte más irracional de mi la que proponga las cosas.

P En las redes la gente comenta la potencia de sus directos.

R Damos mucha importancia a los conciertos. Defendemos cómo es el disco, somos cuatro músicos pero nos intercambiamos los roles porque somos multi instrumentales. En los directos pasan cosas muy bonitas, y quiero que sea así. El público viene con una energía muy especial y hace falta estar atento para atraparla, conducirla y jugar con ella. La gente que viene destaca esto. Es como decirles que sí, que hay un disco, canciones, pero que los quiero conocer.

P ¿Repasa temas de los anteriores trabajos?

R Sí, hacemos algunas adaptaciones, porque la banda es diferente.

P ¿Es tan intenso en su día a día como en las canciones?

R (Ríe) No, pero en las canciones me sale ser así. Soy muy relativista, encajo muy bien las cosas, lucho por lo que creo pero cuando algo no va como esperaba, no me preocupo demasiado por ello. Soy muy sencillo. Casi que las canciones son más profundas que yo, o que dejo mi profundidad para las canciones.

P ¿Y es frío?

R No, pero sí que soy racional, a veces me hace falta ser más emocional, es una de mis tareas.

P Cuesta de creer.

R Ya. Intento encontrar la irracionalidad porque soy muy calculador, es mi parte más del Administración de Dirección de Empresas [carrera que estudió Dausà]. Aunque intento explotar mi parte irracional, ser calculador es muy práctico porque vivimos en un mundo en el que vale la pena ordenar un poco las cosas. En el mercado de la música, por ejemplo, hay tantas propuestas que o te sabes definir y venderte, bien entendido, o en un momento te ves diluido.

P Participó en la campaña 'Casa nostra, casa vostra' a favor de la acogida de refugiados en Catalunya con el tema 'Com plora el mar'; en este disco está Nàufrags; y también escribiste 'No ens podeu tancar a tots'. ¿Ha vuelto más reivindicativo?

R Ya lo era. Podríamos decir que en el inicio de mi trayectoria musical utilizaba un estilo más como el de Serrat, más costumbrista, cotidiano. Aún no estaba mi parte más parecida a Lluís Llach, la que entiende la canción como una arma, como protesta. La reivindicación es algo que ya venía conmigo, pero cuando hice el parón, cuando reflexioné lo que quería hacer, decidí implicarme con las cosas que están pasando a través de mis canciones, que también es la manera de aportar mi granito de arena.

P ¿Cuál cree que es su papel en el panorama musical catalán?

R No tengo ningún papel. Donde me siento más cómodo es en el espacio de música que intenta conectar de manera emocional, pero que tampoco acaba siendo canción de autor, porque los conciertos son con bando, en los que hay momentos de mucha épica y muy potentes. El tiempo lo va definiendo todo un poco. Lo que está claro es que es música que conecta con las emociones, a partir de aquí, definirlo como canción de autor o pop es difícil. A mí me cuesta. Pero sí que es canción de verdad, honesta, sincera, y que busca conectar.

P Quizá no sabe cuál es su espacio pero sí que ha encontrado la explicación que lo diferencia.

R La verdad es que sí. Hay gente que me llama 'el cantante más íntimo'. No lo sé. Sí que me desnudo mucho emocionalmente, y es algo que hacen pocos cantantes. Puedes cantar sobre el amor pero no sobre emociones tan intensas tuyos o de tu entorno. Yo he bebido de la canción de autor y es ahí donde me encuentro, en el conseguir entrar en la gente que lo escuche.

P ¿'Ara som gegants' funciona mejor que los anteriores trabajos?

R Sí, pero también es gracias a ellos. Es cierto que está consolidando una manera de hacer las canciones, los directos. La evidencia es clara: llenamos espacios más grandes que antes, viene más gente. Y sí, alguna cosa será mérito de los discos anteriores, pero también algo bien habremos hecho con Ara som gegants.

P ¿Puede ser que sea porque a veces, cuando de más adentro sale algo, más se parece a lo que sentimos todos? Al final, todos somos seres humanos y tenemos las mismas emociones.

R Todo el mundo sabe que es el dolor, el amor, y si no le pongo límites, si no lo narro, es más fácil que las personas se lo hagan suyo. Lo divertido de este proyecto es que hay gente que es muy indie, que va al Primavera, y que de repente se confiesan seguidores de alguna canción del disco. Intento dejar la puerta abierta para que todo el mundo le de su propio sentido.

P En 'Quan tot és cert' hablas de la muerte.

R En realidad no. La persona que mira desde arriba puede ser alguien que está conectado con la vida. Admiro a la gente que, le pase lo que le pase, siempre está bien, alegre. Entonces es como preguntarle a esa persona que está ahí, por encima de los demás, cómo nos ve, qué consejo nos da. Es más espiritual. También puede ser alguien que ya no está, siguiendo la intención de no poner límites. Pero la canción habla más de la vida que de la muerte. Que la vida pese menos no quiere decir que no haya vida, sino que así cómo vives la vida te hace flotar. Al final, se trata de que el cuerpo no te absorba, ni el pánico ni el miedo.

P ¿Cómo vive la muerte? ¿Piensa en ello?

R La muerte forma parte de la vida, y creo que no se habla suficiente de ello. En este disco no hay ningún tema que hable sobre la muerte de manera explícita, mientras que en los anteriores, sí. Sobretodo, Quan soni la tendresa, que es directísima. Si entiendes que la vida es un aprendizaje y que el alma pasa por diferentes vidas, aún es más fácil entender la muerte. Es un final de etapa para seguir aprendiendo en otro estado. Quien cree en esto, perfecto, además verá cómo la vida parece más poética. Quien no lo cree, le animo a creerlo porque luego entiendes más el papel de la muerte.

P Y pesa menos la vida.

R Pesa menos.

P ¿Sueña con algo?

R Más que soñar, deseo ser cada vez más capaz de esto, de conectar con el aquí y ahora. Me cuesta mucho permitirme el no control en algunos momentos, dejar mi cabeza relajada. Intento hacer meditación, pero la mente se va. Quiero conectar con la vida real.

P ¿Y tienes algún gran reto?

R Sí, me encantaría llenar algún día el Auditòrium de Palma. He tocado en la isla pero no había dado nunca un concierto con la banda, había colaborado con algunos eventos. Este concierto en Porreres era como para tantear el terreno. Viendo que el concierto ha ido tan bien, a lo mejor nos planteamos lo del Auditòrium para el año que viene y entrar fuerte en la isla. Aquí vengo mucho, me encanta este lugar. Y cuando vengo a tocar me siento como si estuviera empezando mi carrera musical.

P Durante un tiempo estuvo viajando por diferentes países, donde daba conciertos con algunas de sus canciones adaptadas al inglés. ¿Cómo fue esa experiencia?

R Esto fue una excusa muy divertida durante el tiempo que me distancié de los escenarios para viajar, respirar un poco, conectar con otra gente y otros lugares. Lo del inglés fue porque pensé que, traducidas, la mayoría de la gente podría entrar en mi universo. Así que cantaba algunas canciones en catalán y en inglés. Aunque también me sirvió para darme cuenta de que puedes conectar con la gente cantando en catalán.

P En 'Ara som gegants' ha comentado que la letra y voz son menos importantes porque lo importante es el ambiente, la burbuja que propone el disco. Si va a actuar fuera con este proyecto, ¿las adpatará al inglés?

R Se tiene que ver, no lo sé. No lo he pensado, la verdad.

P ¿Qué es la gran euforia?

R La gran euforia, esta gran euforia, es la que viene después del dolor, no es la de cuando sales de fiesta con 14 años. Es la de después de habértelo currado, de haber pasado momentos complicados. Es la llave de la vida, los momentos que cargan las pilas, que te dan energía, que te empujan. A la vez, la gran euforia pretende subrayar los momentos de cotidianidad, valorar las pequeñas cosas que tenemos. Son dosis de realismo, de decirnos: "Ei, que estamos bien".

P ¿Es más músico o actor?

R Soy comunicador. Comunico y connecto con el público. Con la música ha pasado que la cosa ha funcionado. Comunico mis textos. Y soy más yo mismo.

P ¿Ha conseguido que la gente le vea como músico así como quiere que le vean?

R Sí, creo que con este disco lo estamos consiguiendo. Era uno de los objetivos, intentar que nadie pensara "ay, es que el Joan hace muchas cosas, en sus conciertos pasan cosas, me tiene despistado". Con este disco nos hemos tomado seriamente a nosotros mismos como músicos, y el espacio que le he dado a la música en mi vida es muy grande y el disco lo respira. Yo he hecho una declaración de intenciones: me quiero dedicar a la música y ahora lo que soy más es músico.

P ¿Cómo quieres que te vean, como músico?

R Una personas honesta que intenta hacer canciones para conectar con la gente que las escuche. Y ya está.

P A la pregunta de su segundo disco, 'On seràs demà?' podríamos responderle que haciendo música.

R Sí. Y más si es en esta isla. Mallorca para mí es un reto, quiero conquistar Mallorca (ríe). Tengo la sensación que el proyecto engancha de manera muy bonita a quien le gusta, de una manera casi familiar, y desde el convencimiento de que hay mucha gente que se puede sumar, a quién todavía puedo sorprender, estaré encantado de seguir viniendo y seguir sumando. Una de las intenciones del disco era mantener la gente que ya estaba con nosotros, y que dos años después sigue ahí, y sumar nuevo público, nueva energía. Creo que lo estamos consiguiendo.

P ¿Cómo suena su voz cuando no canta?

R Suena tranquila. Confiada. No demasiado fuerte. Cada vez más intentando encontrar el sentido de todo. Pero como voz, el espíritu, la energía, si entendemos la voz como la conexión con uno mismo, estoy tranquilo. Y contento. Estoy bien.