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Arte

Blai Vidal, música para una familia de artistas

Nieto de la escultora Remígia Caubet e hijo de la mezzo Guillermina Ramis, la modelo que inspiró la escultura 'Nuredduna' de Can Pere Antoni, publica su segundo disco, 'The Kite & The Dog', dedicado a sus padres, sus "héroes"

Blai Vidal posa, en Can Pere Antoni, junto a la escultura que creó su abuela Remígia Caubet y que tuvo a su madre como modelo. manu mielniezuk

Tres personas han marcado y marcan cada uno de los pasos, artísticos y vitales, del músico Blai Vidal (Palma, 1980): su abuela, la escultora Remígia Caubet; su madre, Guillermina Ramis, cantante y modelo que inspiró la escultura Nuredduna, frente a Can Pere Antoni; y su padre, abogado y principal "estímulo" de una familia volcada en la creación artística. Cantante, compositor y multiinstrumentista, publica el disco The Kite & The Dog como Blai Vidal Trio (junto a Christian Hoel y Pep Lluís García), álbum inspirado en las músicas tradicionales de países como Marruecos o Turquía, con una portada en la que aparece, con una enorme sonrisa, su progenitora, fallecida hace seis años víctima de un cáncer fulminante; y avanza su próximo proyecto, un disco sobre una serie de temas compuestos a partir de poemas de Maria Antònia Salvà que su madre registró en una casete y que permanecen inéditos.

"Yo no haría estos discos sin los padres que he tenido, una familia que siempre me ha arropado", confiesa Vidal. Fue su madre quien le abrió las puertas de un mundo, el de la música, que concibe como "un refugio" y que está lleno "de luz". Guillermina Ramis no se dedicó profesionalmente a la música pero se entregó al canto y a la canción. Militó en el coro del Principal, como mezzosoprano, y desde muy joven cantó en teatros, antes de casarse y ser madre. "Defendía la música como un valor interior. Con el talento que tienes, por qué no te dedicas más a nivel profesional, le pedía yo. Porque no lo necesito, me decía. Lo hacía porque le gustaba. No lo entendí hasta los últimos diez años, que he aprendido lo que es vivir. Tras muchos años centrándome en los estudios, ahora me más dedico a vivir, a compartir, aunque sigo trabajando mucho", apunta.

Actualmente, Vidal trabaja en una idea, un proyecto en el que su madre tiene la voz principal. "Nunca publicó nada pero lo hará a través mío, si Dios quiere. Tengo canciones suyas grabadas en casete y ahí entra mi próximo proyecto. Todo lo que hago es lo que ella me transmitió, sus conocimientos, su amor a la música. Tengo quince canciones, grabadas en casa, por mi padre, que es quien la motivaba, él siempre ha sido un estímulo para toda la familia, el pilar", subraya.

Con "tiempo y dedicación", Vidal quiere "rehacer" ese legado. "Tenía una voz preciosa y tocaba muy bien. Lo pensé hacer en vida pero tuvo un cáncer fulminante. Falleció a los 58 años, hace seis, en 2012. Quise producir un disco con sus canciones con Jaume Compte. Ahora lo quiero hacer por mí, más que por ella. Le debo mucho y tocar sus canciones me resulta tan bonito", confiesa.

Su madre musicaba poemas, sobre todo de Maria Antònia Salvà. Canciones que abordan una temática que se nutre de la naturaleza, de Mallorca, "con una voz sensible y femenina", apunta. La idea es que en el disco estén sus versiones grabadas en estudio con algunos audios de su madre originales. "Que el oyente pueda escucharnos a ambas, como un bonus track", adelanta.

Otra figura determinante en la vida de Blai Vidal fue su abuela, Remígia Caubet, escultora cuyas obras pueden encontrarse en muchos lugares públicos del territorio insular, como Campanet ( Monumento a Llorenç Riber), Sa Pobla ( Monumento al pagès i a la pagesa de ses marjals), Alcúdia ( Carlos V) o Palma ( Pere d'Alcàntara Penya o Monumento a Antonio Barceló). "Una mujer muy trabajadora", subraya su nieto. "La conocí poco porque siempre trabajaba. Dejó al margen la vida de las comodidades. Su vida era trabajar el barro, la arcilla. Cuando íbamos a su casa comíamos, hablaba un rato y se volvía al estudio, o conversaba de arte con otros creadores. La conocí más como artista que como abuela. Cuando algo te gusta mucho, te dedicas a ello al cien por cien, y ella estaba volcada en el arte".

Viaje interior

Blai Vidal acaba de publicar su segundo trabajo discográfico, The Kite & The Dog, un álbum de corte instrumental creado a partir de sus viajes por Marruecos, Turquía, Alemania e Inglaterra. "Es un reflejo de mis últimos años de experiencia musical, un tiempo en el que he viajado mucho. A raíz de estudiar musicología me sumergí en las músicas de raíz de países que me atraen. Es nueva creación sobre músicas tradicionales", señala.

Un disco, entendido como "un viaje a nivel interior", que Vidal compuso con el mar como telón de fondo. "El mar me da mucha cancha a la hora de componer, refleja una libertad y un poder de abstracción muy amplio. Este ha sido un proyecto que lo he compuesto más dentro de mi cabeza que con el instrumento en sí. El silencio ha jugado un papel importante", desvela.

Residente desde hace dos años en ses Salines, reconoce que "hoy en día es difícil respirar tranquilidad en Mallorca. Las hordas de turistas también nos llegan. Yo vivo cerca del cementerio y por allí no hay mucho turista. Se está muy tranquilo", bromea un músico que busca "la paz y la tranquilidad en sitios donde no van los turistas, como el santuario del Puig de Consolació de Santanyí".

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