El Artdemossa se ha convertido en una cita ineludible del verano. Valldemossa lució ayer espléndida en su jornada dedicada al arte, la música y la danza. En esta edición número 12, la cita con la cultura arrancó por la mañana con Petit Artdemossa que se estrenó con Na Valentina de Colors, un cuento para la libertad de expresión. La mañana familiar se despidió con la música de los sesenta de La Secta.

Ya por la tarde, las calles de Valldemossa se vistieron de arte y música. Los Xeremiers dieron el sus a una velada mágica y llena de visitantes. Más de 80 artistas de distintas disciplinas engalanaron las calles y plazas de pinturas, ilustraciones, fotografías, cerámicas, esculturas y moda. Y es que los alumnos de Fotografía, Moda e Ilustración de la ESADIB se sumaron a esta fiesta del arte exhibiendo sus trabajos. Fue una noche con la cultura como gran protagonista porque ayer en Valldemossa coincidieron artistas de todo tipo: desde los más clásicos a los más transgresores; desde los emergentes a los más consolidados. Profesionales, amateurs, jóvenes y no tan jóvenes coincidieron en este Artdemossa con el único fin de expresar su arte y creatividad. La libertad de expresión tuvo su protagonismo. Precisamente, la Fundació Coll Bardolet abrió sus puertas a la exposición Presos políticos en la España contemporánea de Santiago Sierra, que fue censurada en ARCO y víctima de ataques vandálicos en su exhibición en Palma. Las artes escénicas también tuvieron su protagonismo gracias a Verònica, la pieza de Magdalena Garzon y Zaida Fernández; (alllajiiyn) de Martina Damico & Camí Moyà; Recitarte con la bailarina Estel López Meca y la voz de Evangelina Montealegre o la acción participativa de Leticia María, En Bragas.

La jornada regaló grandes momentos musicales. Además de las bandas de Valldemossa y Bunyolaamenizaron el Artdemossa que conquistó a numerosos visitantes. También actuó la Coral de la Escola de Música. Ya al final de la noche, los Dimonis de la Cova del Fossar llenaron de fuego y espectáculo el tramo que une la Plaça Pública con la de la Cartoixa, donde el Artdemossa se despidió bien entrada la madrugada con la música Jansky.