Llucmajor se rindió ayer al talento de Hugo Salazar (Sevilla, 1978), cantante cuya carrera despegó a raíz de su participación en la segunda edición de Operación Triunfo, en 2002, y que en la actualidad acumula seis discos de estudio y el aplauso de ilustres compañeros de profesión, como Miguel Poveda, Antonio Orozco o el dúo Andy y Lucas, que a lo largo de su carrera han querido grabar algunos temas con el autor de Sin argumentos, su último single, que supera ya los cinco millones de escuchas en Spotify.

Salazar brindó en Llucmajor un "concierto dinámico, sentido y lleno de energía", según sus propias palabras. Una actuación que le sirvió para reencontrarse con el público de una isla, a la que dice admirar: "Mallorca es bonita por la mezcla que hay tan auténtica de gente y cultura".

Durante la noche, el músico andaluz, fichado en su día por la multinacional Sony y posteriormente por Warner, compartió escenario con el andritxol Bruno Sotos, también catapultado por otro programa de televisión, en este caso Got Talent, de Telecinco, y arropado por una de las grandes discográficas (Sony). "Ni te imaginas el lote de llorar que me di cuando le oí cantar la canción dedicada a su padre, me emocionó", recuerda en referencia a Hoy duele. "Además, Sotos es compositor y eso es de respetar, alguien que cuenta sus propias historias", subraya.

"Que cuenten la verdad de lo que pasa dentro de mí" es lo único que Salazar reclama a sus canciones, muchas de ellas tocadas por el éxito, como el primer single que lanzó, en 2003, El templo de tu cuerpo, con el que vendió más de 200.000 copias en formato físico y con el que obtuvo cuatro discos de platino. "¿Qué hace que un tema se convierta en un clásico? A veces es una cuestión de suerte, tienen que alinearse unos cuantos planetas", confiesa.

Si con el lápiz busca la inspiración, en los conciertos, como el de ayer, persigue "muchas respuestas" en los rostros de sus seguidores. "En sus ojos veo muchas cosas: emoción, alegría, tristeza, esperanza... incluso lujuría. Y también a veces pasotismo".

Adicto al amor

Quiero que vuelva, Para siempre, Regálame tus besos y Casi melancólico son algunos de los títulos que suele defender en sus directos, canciones que sobresalen de un cancionero, el suyo, marcado por un tema universal: "El amor es un tema muy importante en la temática de mis canciones", reconoce. "Pero me gusta hablar de todo... Al final las canciones son historias".

La historia musical de Salazar se remonta a finales de los setenta y principios de los 80, cuando siendo un niño ya vivía la música en su hogar. Su madre lo llevaba a los ensayos del Coro de la Hermandad del Rocío de Sevilla y con ocho años apareció en la carátula de un disco, Campanas de la Giralda. Con este coro participó en la boda de la infanta Elena en Sevilla, un episodio que dejó huella en su corazón. "Fue bastante emocionante. ¡Una boda real! Fue una experiencia bonita", afirma.

Buscar su propio camino fue lo que le llevó hasta los escenarios, en los que permanece, sin poder dejarlos. "Es como una droga, a veces sana, a veces insana. Un modo de vivir".

Su debut como Hugo Salazar tuvo lugar en un plató de televisión, el medio que le daría la popularidad. "Recuerdo que durante mi primera actuación los nervios me salían por la boca. Pero lo recuerdo con mucho cariño. Canté Pasaba por aquí de Aute", uno de sus músicos de cabecera, al igual que todos aquellos que le "producen un pellizco".

Confiesa Salazar que Operación Triunfo, concurso en el que fue el quinto finalista y donde coincidió con cantantes como Manuel Carrasco, Mai Meneseses, Vega o Nika, con la que tuvo una relación sentimental, le brindó "una experiencia brutal" que le hizo "dar pasos agigantados. Pero lo difícil es mantenerse y en eso estamos".