Se llama Chenta Tsai. Es de Taiwan, pero se crió en Madrid. Decidió ponerse 'Putochinomaricón' en homenaje a todos aquellos que en el instituto se mofaban de él por ser homosexual y asiático. Reclama ese nombre para empoderarse y reivindicar su lugar en el mundo. Su música bailable es su arma de combate. "Me da un poco de vergüenza que me llamen combativo. Pienso: ¿éste del que hablan es el que está tumbado en el sofá viendo Netflix todo el día?", comenta jocoso.

'Putochinomaricón', quien reventó el aforo de Ses Voltes el pasado jueves, mantiene una postura crítica respecto al Orgullo y la tendencia a homogeneizar el colectivo LGTBI. "Hay que recordar que este día es una lucha que empezó realmente por dos mujeres trans racializadas. En Madrid se hace demasiado hincapié en un fragmento de nuestra comunidad, que es extremadamente heterogénea y rica. Me refiero al hombre blanco gay que sigue los patrones homonormativos. Y eso es un problema", denuncia. "Las empresas se lucran más a partir de la imagen de dos hombres porque nuestra sociedad es patriarcal", sostiene. Por eso, él suele participar en el Orgullo crítico, donde "aún recuerdan que esto es una lucha y una resistencia". _

Su manera de aportar un grano de arena es la música. "La gente se ríe de mis canciones. Me ponen la etiqueta de subnopop o electro- disgusting. Me da mucha rabia. La usan para encasillar a un tipo de artista que no quiere cantar del amor romántico-amor tóxico, culos, drogas y coches. Temas que salen en el trap, el reggaeton, en el rock y en el indie también", apunta. "Para mí son ellos los que no se dan cuenta de que la música es también un reflejo de nuestra sociedad, una sociedad que es una parodia ahora mismo, un reality", sostiene.

Chenta fabrica la canción protesta de los millennials con la habilidad de tener un alcance intergeneracional. Es directo, como su Gente de mierda. "Yo no estoy familiarizado con la Constitución o el Cógido penal, pero veo cuáles son sus consecuencias. Son éstas las que me interesa cantar. Parece que si no manejas un lenguaje académico, tu discurso no es válido. Pero no es así".

El cantante y productor valora a algunos artistas de la escena urbana. "Hay gente muy interesante como Mueveloreina. A Karma la amo a muerte, es una mujer muy luchadora. C. Tangana también me gusta. Pero no me hizo sentir bien su Mala mujer. Sus nuevos temas me encantan. Es un artistazo. Y tiene discurso en las entrevistas".

'Putochimaricón' abrió el último festival Sónar. "Tenía miedo, creía que me iba a pasar lo mismo que a Amaia en el Primavera Sound, pero hubo una súper recepción. A ella le fue muy bien. Creía que en el Sónar eran súper puristas y que me iban a apedrear por tocar una balada. Yo destripo y deconstruyo todos los géneros: en mi álbum hay desde bubblegum bass a balada de los 80. En el Sónar lo entendieron todo. Lo de Amaia y lo mío demuestra que poner etiquetas se ha quedado obsoleto. Si tú ahora navegas por internet, ves una abundancia de géneros y estilos. Ese eclecticismo es muy característico de nuestra generación y nuestro tiempo", reflexiona.

La palabra influencer no le molesta. "Hay que apropiársela. Significa 'persona que influye'. Ai Weiwei o Malala son personas que influyen. Lo que pasa es que ahora se ha arraigado a este término toda esta mierda de cartel publicitario, pero no todos somos así", subraya.

Chenta se confiesa fan del artista y activista chino Ai Weiwei. "Qué amor de hombre. Aspiro a ser algún día como él. Ha roto todos los moldes. Me gusta que sus obras estén llenas de simbolismo pero también de protesta. Sus obras son actos políticos", defiende. "Mis canciones no son actos políticos, son más bien una forma de ver la vida. Una manera de verla que mucha gente que se ha sentido incomprendida también comparte", señala. "A los 5 años yo me doblaba la camiseta y escuchaba las Spice Girls. No había representantes racializados que fueran homosexuales o disidentes sexuales y que fueran mostrados de forma positiva", evoca.

'Putochinomaricón' se disculpa durante su discurso: "Me lío con los géneros cuando hablo. Ya tengo suficiente complicación para saber cuál es el mío, como para encima complacer a la RAE".