El rectorado de la Universitat de les Illes Balear (UIB) llevará a su próximo consejo, que se celebrará a finales del mes de julio, una propuesta para despojar del doctorado honoris causa al científico Francisco Ayala, tras conocerse su expulsión de la Universidad de California en Irvine (UCI) por cuatro denuncias internas de acoso sexual. La retirada de esta distinción académica que le fue concedida en 2006 no tiene precedentes en la institución académica, que ha tildado de "treprobable" y "rechazable" cualquier comportamiento lesivo para la integridad de las mujeres, y reafirmado su compromiso de "tolerancia cero" con los abusos sexuales.

La Universidad de California Irving (UCI) ha forzado al biólogo evolucionista español Francisco J. Ayala, a dimitir de todos sus puestos en ese centro tras constatar la veracidad de cuatro denuncias por acoso sexual.

Cuatro mujeres acusaron al prestigioso biólogo de acoso y la universidad realizó una exhaustiva investigación entre noviembre de 2017 y mayo de 2018 que incluyó entrevistas a más de 60 testigos además de las denunciantes, empleadas del centro de estudios.

El rector de la UCI, Howard Gillman, se disculpó en un comunicado porque esas cuatro mujeres "experimentaron un comportamiento inapropiado por parte de un miembro de nuestra facultad".

"El comportamiento del profesor Ayala desafió nuestras creencias fundamentales y fue inconsistente con nuestras políticas, directrices y capacitación requerida. Dado el número y la amplitud de las acusaciones fundamentadas, y las diferencias de poder en juego, he decidido que mantener el nombre del profesor Ayala en una posición de honor sería erróneo", afirmó Gillman.

Por ello, el nombre de Ayala será eliminado de la Escuela de Ciencias Biológicas y de la Biblioteca de Ciencias, así como de las becas de posgrado, los programas académicos y las cátedras de investidura. Además el biólogo presentará su dimisión con fecha 1 de julio y "se abstendrá de futuras actividades universitarias".

Las denunciantes, que han querido que su nombre se haga público, son Kathleen Treseder, profesora y jefa del departamento de Ecología y Biología Evolutiva; Jessica Pratt, profesora ayudante; Benedicte Shipley, vicedecana, y Michelle Herrera, estudiante graduada.

"Agradezco y felicito a nuestros colegas que informaron sobre esta mala conducta", dijo el rector, que consideró su decisión como "extremadamente valiente".

Miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y ganador de la Medalla Nacional de Ciencia estadounidense. Ayala, de 84 años y con doble nacionalidad española-estadounidense, está considerado uno de los grandes expertos a nivel mundial en evolución.

Exsacerdote dominico, estudió filosofía, teología y física en la Universidad española de Salamanca y genética y biología en la de Columbia (EE.UU.).

Y se ha distinguido mundialmente por resolver con argumentos filosóficos y biológicos el conflicto entre religión y ciencia, especialmente en el campo de la evolución de las especies y, en concreto, del hombre.

Esta labor le llevó a ser reconocido con el Premio Templeton, el galardón de mayor dotación económica del mundo -1 millón de libras- que reconoce a personalidades internacionales por su contribución al diálogo entre la ciencia y la religión.

Ayala defiende que el naturalista Charles Darwin, padre de la teoría de la evolución, "es un regalo para las religiones, porque permite distanciar a Dios de todo lo malo y cruel que hay en el mundo".

La religión y la ciencia son "dos ventanas para mirar al mundo, que es el mismo, y solo son contradictorias si una se empeña en pisarle el terreno a la otra", explicó en una entrevista con Efe tras recibir el Templeton en 2010.

Al margen de sus trabajos sobre la evolución, a la que ha dedicado varios libros, Ayala ha llevado a cabo importantes investigaciones sobre los protozoos parásitos, la malaria, la enfermedad de Chagas, la leishmaniosis o la llamada enfermedad del sueño africana.

Las denuncias contra Ayala y su dimisión han provocado una oleada de comentarios en Twitter, entre ellos el del español Lluis Montiliu, investigador del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), que dijo: "Muy triste confirmar, una vez más, que el acoso está por doquier, también en la ciencia".