Este periódico fue la casa de Llucia Ramis entre el año 2000 y 2001. Primero como becaria y después como redactora. Fue la casa donde aprendió y practicó el oficio periodístico. "Me hace mucha ilusión este premio porque DIARIO de es el periódico que siempre se ha leído en casa", relata. "Desde pequeña lo recuerdo encima del sofá o encima de la alfombra. Y haberlo leído mucho", confiesa.

"Yo estudié Periodismo de rebote en realidad, porque quería irme de Mallorca como fuera. No es que tuviera la vocación de ser periodista", apunta.

Ante los cambios en la profesión, la escritora confiesa que echa mucho de menos "el periódico en papel bien entendido, ese espacio para la reflexión". "Recuerdo la lectura pausada del fin de semana sobre todo. Una lectura tranquila que se desarrollaba durante un par de horas mientras tomabas el aperitivo antes de comer por ejemplo. Y después de la siesta leías otro poco. Lo importante era saber qué estaba pasando pero no importaba cuándo había pasado", explica.

"Ahora esto de que cualquier cosa es noticia no me gusta. Hay mucha confusión entre opinión y hechos. La opinión es mucho más barata porque no tienes que enviar a nadie al lugar de los hechos. Basta sentar a una mesa a los tertulianos y cada uno opina lo que le dé la gana. Creo que el periodismo es muy caro y que la propia muerte del periodismo, el propio riesgo de muerte del periodismo hará que sobreviva por reacción. Pienso que la gente va a volver a entender que para que haya un periodismo de calidad hay que pagar por él", vaticina. "En la situación de ahora lo que uno pide es saber lo que está pasando y volver a fiarse del periodismo", añade.

Ramis, colaboradora de La Vanguardia, define así su relación con el periodismo: "Es como esa pareja de la que estuviste locamente enamorada y que, en cambio, nunca te ha tratado con cariño. Te exige más y más, nunca eres del todo exacta, del todo perfecta. Te da mucho menos de lo que tú le das. Quieres dejarla, pero no puedes porque estás enganchada. En el fondo sabes que es la profesión más maravillosa y repugnante del mundo. Es agotadora y obsesionante".