El flechazo de los espectadores con Júlia Colom (Valldemossa, 1997) está en los albores. La artista mallorquina se ha hecho un hueco en la escena jazzística barcelonesa y en la isla. Un espacio que va ganando millas. Y no es de extrañar: tiene un instrumento vocal en que el jazz, la canción mediterránea, el bolero americano o la música popular conviven felizmente. Es imposible no compararla con Silvia Pérez Cruz, a quien admira.

Con sólo 20 años, Colom quiere marcar los tiempos. Acaba de apuntalar un proyecto junto al guitarrista Joan Arto que conforma una carta de presentación coherente y enjundiosa. Un proyecto en el que combina su faceta de intérprete de canciones ajenas y la de compositora. "Son temas que me apetecía mucho mostrar y que he trabajado junto a Arto, que me ha ayudado con los arreglos", comenta. "Es el primer proyecto personal que hago en serio y tenía ganas de que a mis canciones se sumaran aquellos temas que han ido definiendo lo que yo hago", desvela.De su propia cosecha son Valldemossa o T'he vist.

"Algunas de ellas son canciones que yo he escuchado cantar a mis abuelos. Temas del folclore latinoamericano, como el bolero (Muñequita linda). Pero también me detengo en las tonades populars mallorquinas (Sa mort de na Margalida)", aclara. La mediterraneidad es la seña de identidad de Colom y tenía que colarse con toda su amplitud en este repertorio que será presentado en Costa Nord el próximo 18 de julio (22 horas, 12 euros; entradas en el 620 688 337 o concertjuliacolom@gmail.com). Y que viajará a Nueva York en septiembre, en el marco de una acción promocional de la isla impulsada por el Consell de Mallorca que comprende el impulso de la isla como plató de cine. La actuación será en el estiloso hotel The Wythe, en Brooklyn. Amén del concierto, la chef Maria Solivellas hará prestidigitación en los fogones. Colom también tiene previsto desplegar su cancionero el 20 de julio en la Institució Pública Antoni M. Alcover (Manacor), en el marco del ciclo La lluna en vers.

En estas actuaciones, también habrá momentos deliciosos y complejos, como son las versiones de bellas y arrebatadoras canciones de Cabo Verde, Grecia o Túnez, cuyas letras (no todas, sino sólo algunas de ellas) han sido adaptadas al catalán por la propia Colom. "Una muy especial es Sóc de Palestina, un tema que cantan allí y que se ha extendido por todo el Mediterráneo. Es una canción de añoranza de los que han tenido que exiliarse de su país", detalla.

La artista subraya que "pese a la variedad del repertorio y que geográficamente da muchos saltos, está todo unificado a nivel sonoro". Las composiciones han sido trabajadas con mimo y respeto, y tienen como hilo conductor los acordes de jazz y los ritmos pop, además de la huella del folk mallorquín.

Su forma libre de entender la interpretación encontró mejor acomodo en el jazz, especialidad que estudia en el Taller de Músics de Barcelona, donde está becada. La cantautora comenzará tercero el curso que viene. Asimismo, confirma el momento de ebullición que está viviendo el género más libre y con mayor solidez de la música. "Músicos como Teo Salvà, Pere Bujosa o Pep Garau reengancharon con los estudios de jazz y llenaron un vacío generacional que padeció el jazz en Mallorca", considera. "Ahora mismo hay muchísimos mallorquines haciendo jazz. En el Taller tienen mucha presencia", asevera. Además de nivel. "Los festivales que hay ahora en Barcelona o en España de jazz están a la altura de los europeos", asegura. Pero no todo es miel en los labios.

Las dificultades de la escena

Para Colom, uno de los obstáculos que dificultan el trabajo de los jazzeros son las condiciones que les ofrecen las salas. "En muchos espacios de Mallorca [no todos, recalca] nos sentimos constreñidos. Me da la sensación de que la calidad musical es lo último que se mira. Te piden que hagas lo típico: no los sacas del Fly Me To The Moon. Creo que han de subir el nivel porque los músicos buenos ya los tienen. No nos ha de dar vergüenza mostrar ese talento. Me imagino que esto sucede por el modelo de sociedad que tenemos, enfocada al turismo", argumenta. La situación en Barcelona no es mucho mejor, "si nos referimos a los honorarios. Pagan mucho menos que en Mallorca por bolo", lamenta.

Pese a tener sólo 20 años, Colom marca los tiempos. No cree que vaya a grabar un disco de manera inmediata. "Es algo que me da mucho respeto. Nunca estoy satisfecha del todo con lo que hago. Además me gustaría que ese álbum fuera casi todo con temas propios", explica. El proyecto musical de la mallorquina apunta a que será de largo aliento, muy pensado, de esos que calan como la lluvia fina y persistente. "Hace cinco años que canto y tengo la sensación de que estoy al principio. Quiero estar muy segura de lo que hago. Por eso, haré el disco el día que pueda decir: ésta es la mejor versión de mí misma", confiesa.

Amén de las actuaciones de este verano en Mallorca y después en Nueva York, a Colom le esperan más fechas en Barcelona, Menorca, Francia o Lisboa.