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Crítica de cine

Kosher o amar

Un repostero berlinés, tras el fallecimiento de su amante, acude a Jerusalén a conocer a la mujer del difunto, amagando su identidad, y logra que ella le acepte como pinche de cocina en su modesto bar.

El tema de la doble viudedad (daño colateral del adulterio) tiene precedentes, como Los inocentes de Bardem, Caprichos del destino de Pollack o la recientísima Una mujer fantástica de Lelio. Grazier introduce el elemento bisexual sin llegar tan lejos como el chileno. Su guión tiene tintes de bestseller literario en muchas decisiones, varias de ellas en clave muy local (israelí). a) La acción transcurre entre Jerusalén y Berlín, las ciudades más turísticas de Israel y Alemania respectivamente. Además, si el protagonista fuera francés o sueco habría un elemento menos de tensión dramática. b) La crítica nada velada a la tiranía de la comida kosher, que no deja de ser un proteccionismo tribal. Aunque atacar esa pureza de la comida sea muy liberal en su país, en el nuestro nos parece un capricho más que un precepto fundado. d) La referencia homosexual también (supongo) es un misil contra los sectores más reaccionarios de su país, incidiendo más, ¿para suavizar? en la bisexualidad. e) El guión estira mucho el suspense de cuándo y cómo los dos protagonistas vivos van recomponiendo el pasado reciente, con muchos sobreentendidos como la visita a la casa de la suegra. f) Por último la gastronomía, las galletas y pasteles en este caso, es una muy cómoda, irresistible pipa de la paz. Ergo drama sencillo, emotivo, positivista y leve en sus críticas a la intolerancia religiosa.

El repostero de Berlín

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Nacionalidad: Israel, Alemania, 104 mins. Director: Ofir Raul Graizer. Actores: Sarah Adler, Zohar Shtrauss, Tim Kalkoff. Cines: Augusta.

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