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Crítica de cine

La vergüenza

Anna Seghers (1900-1983) fue una de las escasas literatas que escribió sobre el nazismo antes de que finalizara la guerra, ya que tuvo la suerte de emigrar a Méjico justo a tiempo. Al adaptar En tránsito Christian Petzold (Bárbara, Phoenix) comete una casi herejía, trasladarla a la actualidad, a un presente distópico. Sólo hay dos casos similares destacados, La vergüenza (I. Bergman, 1968) y la novela de Philip K. Dick El hombre del castillo (trasladada por una serie de tv muy reciente de Amazon Studios).

La historia narra la angustia, el frenesí en torno a los consulados de Marsella cuando los alemanes están arrasando París y a punto de alcanzar el Mediterráneo. El atrevimiento de Petzold, como el de Bergman, tiene un freno, el horror de los nazis sigue pareciendo insuperable; y un mérito, si separamos el Holocausto y las barbaridades de la Gestapo, la persecución que sufren los refugiados, los apátridas actuales (los CIEs, las concertinas, las devoluciones en frio, las separaciones de padres e hijos, el alto número de suicidios) son bastante similares. Por eso la película encoge el corazón. Tema indisociable: ¿en qué punto un colectivo, o la suma de los individuos, decide que la supervivencia es el único valor que queda? Aquí el fondo de esta película y la de Bergman son idénticos. Una trama adicional, amorosa: en una separación, ¿quien carga más culpa, el que abandona o el abandonado? A nivel formal, otro riesgo, Petzold reitera los espacios públicos despoblados, y la frialdad del tono recuerda a Le Havre, de Kaurismaki, también sobre refugiados. En las interpretaciones Rogowski podría, con una máquina del tiempo, encabezar Berlin Alexanderplatz y bordarlo igualmente.

En tránsito

****½

Nacionalidad: Alemania, Francia, 101 min. Director: Chietian Petzold. Actores: Franz Rogowski, Paula Beer, Godehard Giese. Cines: Augusta, CineCiutat.

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