El Museu Etnològic de Muro languidece a marchas forzadas. El edificio presenta múltiples deficiencias y las visitas se han quedado estancadas. No suben de las 2.000 al año. La conselleria de Cultura y el Ayuntamiento de Muro han trazado un plan para insuflarle un poco de vida al espacio cultural más importante del municipio, que constituye también la Secció Etnològica del Museu de Mallorca.
En primer lugar, hay que convencer al Ministerio de Cultura de que invierta en este equipamiento, pues a él le corresponde por ser el titular de la casa que pretende explicar la Mallorca preturística. Los primeros pasos ya se han dado: la reunión en Madrid el pasado febrero de la consellera Fanny Tur y el vicepresidente insular Francesc Miralles surtió su efecto, habida cuenta de que dos técnicas visitaron el espacio de Muro el pasado 4 de junio. "En el Ayuntamiento se está redactando un parte actualizado de todos los desperfectos que se enviará a Madrid", explicó el concejal de Cultura del municipio, Miquel Porquer. Por otra parte, se está elaborando también un convenio a tenor del cual colaborarán estrechamente el consistorio murer y la conselleria de Cultura. Una complicidad que permitirá organizar actividades conjuntas, conferencias o visitas escolares a las salas con el fin de revitalizar el espacio y darlo a conocer a la ciudadanía y al pueblo. "El objetivo es que el museo no cierre las puertas. Si eso llega a suceder, sería muy complicado volver a abrirlas", comentó Porquer. El objetivo final de este nuevo aliento de actividad no es otro que el de conseguir inversión para reformar integralmente el inmueble y su discurso expositivo por parte del Ejecutivo central, que ya rehabilitó Ca la Gran Cristiana en Palma.
El museo presenta graves problemas de humedad. En las paredes hay desconchados y grietas. "La estructura de la casa grande aguanta; la de la pequeña no, por eso está cerrada al público", explicó el director del Museu de Mallorca Bartomeu Salvà. "Pero sabemos que si no se actúa en breve, la infraestructura tendrá problemas realmente graves", añade. La instalación eléctrica está anticuada. Y las salas presentan falta de accesibilidad. En estos momentos, se ha reforzado el personal, que hasta ahora era de una sola persona (un ordenanza), con un guardia de seguridad.
Para Salvà, el Museu de Muro cobra mayor importancia en la actualidad "porque conserva la esencia de un mundo que ya no existe y tenemos que explicar". "Cuando se abrió en los 60 era un museo vivo, de cosas que aún existían", apunta. "Por eso es más necesario que nunca poder cambiar el discurso museográfico: nada de todo esto está contextualizado para que pueda entenderlo alguien que haya nacido en el siglo XXI", indica.
En la visita, el director muestra las colecciones relativas a los trabajos del campo, al cultivo y tratamiento del cáñamo y trigo, al transporte y la tracción animal, a los oficios artesanos o la farmacia. En otra estancia, llaman la atención los pesos y medidas antiguas, las barselles por ejemplo. O la colección de cerámica que va de la Edad Media hasta el siglo XIX o la de siurells. "El estado de conservación de las piezas no es malo. Las que están peor las llevamos al Museu de Mallorca para que no se vean más afectadas", indica. El centro espera recibir en breve la donación de la maquinaria histórica del Forn de Can Segura del pueblo.
"El potencial de este museo que aúna el patrimonio material con el inmaterial es enorme. Y es único en Mallorca. Hay que trabajar para darle más peso", sostiene. "Sé que se abre un proceso largo para conseguirlo con Madrid, pero al menos los primeros pasos ya están iniciados", continúa. "Estamos buscando las soluciones". Un factor que podría favorecer o al menos agilizar la futura rehabilitación del Museu de Muro es la llegada del Gobierno Sánchez, del mismo color político que el balear.
