La sala de actos del Arxiu del Regne se llenó ayer de curiosos que querían conocer los secretos del quinto y último testamento del rey Jaume I que, casi 750 años después sigue levantando expectación. Si bien el testamento es amplio y allí se contempla el reparto de territorios y feudos de todos sus hijos e hijas (legítimos e ilegítimos), los dos protagonistas de la última conferencia del Document del Mes fueron sus dos hijos varones legítimos que heredaron sus reinos: Pere (que se convertiría en Pere el Gran) y Jaume (futuro Jaume II el Bon Rei).

El testamento, escrito en el año 1272, concluía el proceso de definición de la Corona de Mallorca, que incluía los siguientes territorios: las Illes Balears, los contados de Rosselló y de la Cerdanya, la ciudad de Montpeller y los vizcondados de Carlades y Omelades. A su vez, el documento cofiaba a Pere, el reino de la Corona de Aragón, que contaba con los territorios de Aragón, València y Catalunya.

Con esta división, y según contó el director del Arxiu del Regne, Ricard Urgell, encargado de explicar todos los detalles del título, el territorio de la Corona de Mallorca era más débil que el de la Corona de Aragón, pues la conformaban territorios muy dispersos entre sí, que habían sido conquistados más recientemente, y mucho más heterogéneos que los de la Corona de Aragón.

A esta situación hay que añadirle un detalle: Pere nunca había estado conforme con la división que su padre había hecho de sus propiedades, algo que ya complicaba la relación entre los hermanos.

Así pues, cuando en el año 1276 muere el padre, el 12 de septiembre del mismo año, Jaume (hijo) es coronado rey de la Corona de Mallorca con el nombre de Jaume II de Mallorca. "Todo el mundo sabe que la división de estos dos reinos y coronas solo perduró durante tres años", apuntó Urgell. Y es que en el año 1279, por una razón de "peso y fuerza", Jaume II se vio obligado a firmar Tractat de Perpinyà, acuerdo con el que la Corona de Mallorca pasó a ser un feudo de la Corona de Aragón, y por tanto, pasó a ser un territorio subordinado a esta. Una situación que, aunque le pesara a Jaume II, era inevitable. La pregunta sigue en el aire: "¿Cometió un error, Jaume I, cuando dividió los reinos?"

¿Corona catalana?

Una de las personas que asistió a la charla preguntó que por qué se habla de Corona catalana o Catalanoaragonesa si, según las explicaciones teóricas de Urgell, los territorios se consideraban parte de la Corona de Aragón. La controversia estaba servida. El director de la institución explicó que, efectivamente, nunca existió una Corona catalana, sin embargo, el poder de los contados de Barcelona, eran parte del territorio de la Corona de Aragón, y mandaban sobre todos los contados catalanes. Por eso se habla de Corona Catalanoaragonesa aunque quizás, en la opinión del director, sería más correcto decir Corona Aragocatalana.