Masé Jara solo tiene 22 años pero lleva toda su vida, y más, centrada en la música. Gracias a su madre, que estando embarazada no dejó de subirse a los escenarios para satisfacer su pasión, pronto desarrolló el oído. "La música siempre ha sido un juego, algo natural", reconoce una cantante que hoy desarrolla su proyecto personal al frente de un quinteto de jazz -o cuarteto, según las peticiones- en el que militan destacados músicos como son el pianista Sergio Llopis, el trompetista Jaume Blàzquez, el contrabajo Juanan Torrandell y el batería Teo Salvà. Con ellos amenizará la fiesta posterior a los Premis Diario de Mallorca que se celebrará en los jardines de este periódico el próximo 28 de junio.

Profesora de la escuela de música Major 82 de Pòrtol, donde imparte clases de sensibilización y lenguaje musical a los más pequeños, Masé Jara recomienda a los padres que introduzcan pronto a los niños en el mundo de la música. "Si los padres escuchan la música que sea y la disfrutan, y la bailan, eso es lo mejor para empezar. Si se les invita a cantar y seguir el ritmo, pues mejor, que desarrollen el oído. Lo primero, escuchar música. ¿Cualquiera? Mejor la música de alta información, que tenga mucha información armónica y melódica, como es el jazz, la música clásica o los grupos de rock sinfónico", señala.

Proyecto personal

Antes de levantar el que hoy es su proyecto personal, Masé Jara cursó estudios de canto con Catalina Moll e ingresó en el Conservatori Superior, donde actualmente cursa el Grado Superior de Jazz y Música Moderna y el de Pedagogía de la música. Su estreno con el grupo que hoy defiende y que lleva su nombre se produjo hace solo unos meses, en el Café Lisboa. "Yo busqué a los músicos para esta aventura, pero ya contaba antes con Sergio Llopis y Jaume Blàzquez. Quería presentar mi proyecto personal, centrado en arreglos originales sobre temas de otra gente -de Cole Porter a Duke Ellington-, y ofrecer un resultado trabajado, con un toque personal y coherente, no una simple versión", apunta.

El jazz es el campo en el que se mueven. "Yo lo llamo jazz pop, un jazz más primitivo, más clásico, porque los estandars que tocamos son muy del principio, de antes del bebop, lejos de armonías complejas", aclara una cantante que también cultiva la composición.

"Mis temas propios -habituales en sus conciertos- son ricos armónica y melódicamente, y procuro que también rítmicamente sean variados, que no se basen en unos acordes que se repiten. Que ofrezcan algo de sorpresa. Suelen ser muy dulces y fáciles de escuchar pero si rascas siempre encuentras algo detrás. Intento buscar la sorpresa".

A la espera de la grabación de un primer disco -"ahora mismo no dispongo de presupuesto", subraya-, los conciertos y los ensayos se llevan prácticamente todo su tiempo. "Nuestras actuaciones son una experiencia emotiva, despreocupada, muy alegre y busca conectar con la gente, que el público se olvide de sus problemas de la vida diaria para escuchar buena música. Una experiencia un poco mágica", asegura.