La creadora catalana Marta Puig, más conocida como Lyona, acaba de publicar ´Martina y Anitram en el mundo de los calcetines perdidos´, escrito con Santi Balmes. El cuento es la segunda parte del éxito que enamoró tanto a adultos como a niños 'Yo mataré monstruos por ti'. Ayer fue la primera vez que la ilustradora viajaba a Mallorca para presentar una de sus publicaciones. La cita fue en Rata Corner, espacio que se llenó de familias que asistieron a la presentación-cuentacuentos. Durante el día de hoy, a partir de las 11 y hasta las 13 horas, la madre de Martina y Anitram estará firmando sus publicaciones en el expositor de la librería Rata Corner, en el marco de la Fira del Llibre de Palma.

Parece que ha llegado la segunda parte de ´Yo mataré monstruos por ti´...

Sí. Cuando, junto con Santi Balmes, publicamos Yo mataré monstruos por ti (2011) no nos esperábamos la brutal acogida que tuvo, porque pensábamos que no gustaría ni a niños ni a adultos. Pero resultó que tanto unos como otros conectaron con con la historia de Martina, una niña que tiene miedo a los monstruos. Después del éxito nos parecía triste dejar a un lado a los personajes y no ver cómo crecían, así que decidimos volverlos a encontrar con ellos y ver qué les había pasado durante este tiempo.

¿Qué esconden las páginas de ´Martina y Anitram en el mundo de los calcetines perdidos´?

Una de las ideas principales del cuento es ver qué pasa cuando llega un hermano, un tema muy recurrente pero que preocupa mucho: los celos, el sentirse apartado. Teníamos muy claro desde el principio que queríamos que hubiera aventuras, como que los personajes viajaran al mundo de los monstruos y, por otra parte, demostrar que, al final, ni Martina ni Anitram podrían vivir sin sus hermanos.

¿Cuál es la historia de Martina y Anitram?

Todo sucedió cuando empecé a trabajar con el diseño, los videoclips, las fotos y el merchandising de Love of Lesbian. En algunos diseños de camisetas, en lugar de frases ponía ilustraciones. La frase de yo mataré monstruos por ti la acompañé con unos montruos, que se parecen bastante a lo que después fue Anitram.

¿Y cómo llegó a convertirse en cuento?

Recuerdo que un amigo me dijo: "Ya que dibujas, ¿no te gustaría hacer un cuento infantil?". La propuesta era hacer un cuento interactivo para tableta. Lo pensé y se me ocurrió que Santi podría desarrollar el cuento a partir de la frase. Al día siguiente de proponérselo me lo envió. Justamente, cuando estábamos haciendo el cuento interactivo la editorial La principal de los libros le preguntó a Santi si tenía algún material para editar. Presentamos la idea del cuento y, al final, lo publicamos primero la versión en papel que no la aplicación.

¿Qué te atrae del mundo de la literatura infantil?

En los rodajes de videoclips [una de las otras facetas de Lyona] a veces es muy difícil conseguir las cosas que imaginas. En cambio, la ilustración es infinita: puedes hacer lo que quieras, puedes dibujar todo lo que imaginas. El único límite es la imaginación. Por otra parte, me gusta porque es muy diferente al audiovisual, que es muy estresante, en la que trabajas con equipo, tienes que saber delegar... Dibujando estás sola, tienes tiempo. Son dos cosas tan diferentes que me equilibran. La ilustración infantil me da paz interior. Si solo hiciera una de estas cosas supongo que me acabaria agobiando.

¿En cuál de estos dos mundos te sientes más cómoda?

Haciendo videoclips. Es lo que he estudiado y es donde me siento con más derecho a decir que ´esto es lo que sé hacer´. La ilustración ha sido autodidacta, algo inesperado, espontáneo. Empezó con el fotolog. Creo que se me quedaba corto hacer fotos y para explicar otras cosas creé mi alter ego, Alyona. Y así sucedieron las cosas.

En tu caso, por las disciplinas que trabajas, utilizas todas las posibilidades de las redes. Un portfolio no tiene sentido para Marta Puig.

No. Nunca he hecho uno. Además, creo que las redes son importantes porque democratizan los recursos. Antes la gente que podía hace un corto era muy poca, mientra que ahora las herramientas son mucho más baratas y distribuirlo es más fácil, basta con colgarlo a Youtube. Antes era muy difícil mover tu trabajo, necesitabas contactos, hacerte un hueco€ Ahora, casi que cualquiera puede acceder a ese hueco.

Casi cualquiera, pero ¿qué tiene que tener para tener éxito?

No te lo sabría decir. Yo creo que mis dibujos y mis fotos conectaron con la gente en su momento. Quizá por la sencillez, porque todo lo que hago es muy sencillo y puede que por ser así fue más fácil que la gente conectara. Cuando haces cosas más complicadas es mas difícil conectar con un público mas amplio.

Tiene sentido hablar de contracultura y cultura mainstream?

Yo creo que sí. Diría que la contracultura es lo que no está en las redes. Es lo que se mueve por debajo, que cuesta más de descubrir porque seguramente es más interesante. Al final, las redes han hecho que todo el mundo intente ser lo mas likeable posible. Quizá la contracultura es lo que no vemos. Me da un poco de pena que se haya perdido la espontaniedad y la libertad, porque ves que la gente busca el like.

En el videoclip has encontrado la fórmula perfecta para encajar tus dos pasiones: el cine y la música.

Sí, para mi es el formato ideal. Cuando acabé de estudiar cine terminé un poco quemada, porque rodé mi trabajo final durante seis meses y fue una agonía. Tres años después, la ESCAC nos dio la oportunidad de hacer un videoclip. Lo hice y volví a enamorarme de rodar, de montar€ y así empecé otra vez. Me siento muy a gusto con el videoclip. Es un formato muy rápido, en un mes lo has pensado, lo has rodado y lo has montado. Una película requiere mucho tiempo. Y, por otra parte, mezcla la música y el cine. Además, es un formato muy libre... Es poco comercial porque no hay industria. A mi los grupos siempre me han dejado hacer lo que he querido. Entonces tienes esa libertad total de hacer algo. Nadie te dice nada, al menos a mi no me ha pasado.

¿Para qué sirve un videoclip?

Ahora mismo, la gente escucha música en Youtube, por lo que una canción necesita un videoclip. Aunque muchas veces ni se mira, las discográficas tienen muy claro que la canción tiene que tener un soporte. Para mi es otra cosa. Para mi un videoclip es arte, es convertir una canción en una historia. Muchas veces, los que más me gustan no tienen nada que ver con la canción. Pero es muy bonito ver lo que aquella melodía le ha inspirado a otra persona.

¿Cuál es tu proceso creativo?

Normalmente me pongo la canción, con los cascos, e intento estar en un sitio en movimiento, como un autobús. Es donde desconecto de todo y, de repente, escuchando la canción, me viene a la cabeza una imagen, un color, una acción€ Así me inspiro. Y con lo que ha inspirado me invento el guión. A partir de aquí creo el equipo, con el que el proyecto se enriquece y crece. Luego ya es rodar, rodar, y montar.

¿Cuál es la parte que más te gusta?

Depende. Diría que rodar pero, si tengo tiempo para hacerlo, montar también me gusta mucho.

Muchas veces has implicado a personas anónimas a través de las redes por no tener los recursos necesarios€ para buscar localizaciones, por ejemplo.

Es una aventura constante. En el mundo del videoclip no hay dinero, el pressupuesto es, normalmente, entre 3.000 y 6.000 euros, algo que en el audiovisual se va con las focos, el vestuario, el material, la comida. Así que siempre estas pidiendo favores o utilizas las redes para pedir información: "¿Alguien cono un bar que sea rosa?". A mi me han ayudado mucho para encontrar actores y localizaciones, sobre todo.

¿Qué proyectos tiene en mente Lyona?

Pues ahora estoy escribiendo una serie con Enric Pardo, con quien ya publiqué La vida es corta y luego te mueres. Le he cogido el gustillo a escribir, la verdad. Cuando publiqué con Marcus Míster Garabato ya me gustó mucho, disfruté bastante el proceso de escribir el cuento. Y ahora siento que necesito escribir algo para personas que hablan, no para las que corren o bailan en los videoclips. El proyecto sigue un poco al aire, pero vamos trabajando. A parte, tengo muchas ganas de escribir un largometraje.

Al final sí...

Bueno, es uno de mis objetivos. Hasta ahora no me veía preparada, no sentía que tuviera nada que explicar. Creo que cuando haces una película tienes que necesitar hacerla. Ahora sí que tengo una historia que me apetece mucho explicar. Pero claro, tengo que encontrar el tiempo, y este es uno de los grandes problemas de los autónomos, que lo personal muchas veces queda en un segundo plano.