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Crítica de música

Norma, como norma

Pollione (Sergio Escobar) y Adalgisa (Ketevan Kemoklidze), en ´Norma´. manu mielniezuk

Lo normal.- Debería ser normal que una sesión de ópera en Palma tuviera buena acogida de público. Como así ocurrió el día del estreno de Norma de Bellini, el pasado miércoles. La norma debería ser esa, lleno total. No como en otras propuestas, a priori interesantes, en las que el público brilló por su ausencia. Y pienso en Werther de hace un mes, sin ir más lejos.

Orquesta.- Al final de la ópera, cuando los artistas salen a saludar, debería ser normal que saliera también la orquesta. Cierto es que el director musical señala a los músicos que están en el foso, pero el público no puede verlos y dedicarles los aplausos que normalmente se merecen. En esta Norma, como mínimo, hubiera sido interesante que la sección de violoncelos y la de maderas, en especial la flauta, aparecieran sobre el escenario al mismo nivel que los cantantes y coro. Una delicia todas sus intervenciones. Por lo demás el resto de la orquesta muy bien. La dirección de Andrés Salado, en general, bien, aunque hubiera sido mejor que matizara el sonido en esos momentos un tanto bandísticos (de banda) que la ópera tiene.

Voces.- También debería estar dentro de la normalidad la regularidad en la calidad de las voces, como ocurrió en esa sesión que comentamos. Si destacamos como muy buena la intervención de Ketevan Kemoklidze como Adalgisa, el resto se mantuvo dentro de un nivel aceptable. Yolanda Auyanet cantó bien su papel protagonista con una Casta diva un tanto personal, pero válida. En la escena final se le notaba algo cansada. Sergio Escobar, como Pollione, fue de menos a más; titubeante en el principio del primer acto y más sólido a medida que avanzaba la sesión. Wojtek Gierlach cantó un Oroveso digno; no tiene una voz potente, pero sí agradable y musical. Nuestros Inma Hidalgo y Antoni Lliteres, en sus breves papeles, mostraron una vez más su reconocida profesionalidad. Y Lliteres, además, sumó una teatralidad exquisita.

Coro.- No ha sido una temporada muy coral, por no decir nada coral. En los títulos anteriores las intervenciones del coro han sido escasas y puntuales. Aquí, en Norma, el coro tiene la oportunidad de lucirse. Y no falló. Pere Víctor Rado dirige la formación de manera sólida y consigue que, incluso con movimientos un tanto absurdos y unos trajes incómodos, suene bien. Claro que hubo algunos titubeos, pero el resultado global fue notable.

Escena.- La escenografía de esa Norma que comentamos, es efectista. Con solamente unos escalones, unos árboles y unos detalles que simulan una ruinas, Lorenzo Amato y Ezio Frigerio consiguen espacios llenos de belleza; eso sí, con la ayuda de unas proyecciones espectaculares, a lo Gustavo Doré, pero con efectos tridimensionales. En esta producción sí podemos decir que la acción transcurre en un bosque muy animado.

El vestuario, aunque viniera firmado por la oscarizada Franca Squarciapino, fue del todo irregular. Clotilde parecía Sor Clotilde y los soldados galos parecían llegados de la estepa central rusa. El resto sin nada que objetar, aprobado sin más.

Y si pensamos que prácticamente toda la historia transcurre durante la noche, la iluminación fue correcta. Tal vez faltó luz en la parte frontal del escenario, pero en general podemos decir que Vicenzo Raponi acertó.

Broche final.- Por lo que a la temporada se refiere, anunciar que queda un título por representar. No de ópera, pero sí de ballet. Se trata de Vorònia, una múltiple coproducción que incluye el Festival Grec de Barcelona, l'Staatstheater Darmstadt , el Théâtre National de Chaillot París y el Mercat de les Flors Barcelona. De entrada la propuesta promete.

Norma de Bellini

Teatro Principal de Palma

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Solistas vocales

Orquestra Simfònica de Balears

Temporada de ópera

Andrés Salado, dirección musical

06-06-18

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