El nombramiento de Màxim Huerta como ministro de Cultura y Deportes ha sido recibido con "estupefacción" entre distintas personalidades del mundo de la cultura consultadas por este diario. Pocas felicitaciones y muchas dudas y palos.

"Su nombramiento me parece una frivolidad y una falta de respeto de los políticos hacia la Cultura. Una broma de mal gusto que debería ser corregida de inmediato", sostiene el escritor Sebastià Alzamora. "Hasta ayer no sabía quién era este señor, del que no espero absolutamente nada. Para mí está incapacitado para este cargo", añade el multipremiado autor.

Entre "la estupefacción" y "el flipe absoluto". Así reaccionó al conocer la noticia la también escritora Llucia Ramis. "Estuve toda la tarde jugando con unos amigos a intentar adivinar quién sería el nuevo ministro, y salieron muchos nombres, cada vez más absurdos, desde Santi Vila a Teresa Rabal o Espinete. Nunca se me habría ocurrido el de Màxim Huerta", relata, para añadir: "La de Cultura es la cartera con menos dinero y más ego (...) Me pregunto por qué lo han elegido a él. ¿Porque es mediático? No tiene relación alguna con la gestión cultural y en sus tuits comete faltas de puntuación que me hacen reflexionar un poco".

"No es santo de mi devoción. No me gusta y me desagradan sus comentarios racistas y anticatalanistas", espeta la presidenta del Gremi de Llibreters, Maria Barceló, en referencia a los tuits que el hoy ministro de Cultura escribió años atrás, como un "me cago en el puto independentista" por el que no dejan de azotarle en las redes sociales.

"De chulito para arriba". Así le define Maria de la Pau Janer, indignada por unos tuits que reflejan su "prepotencia y falta de respeto". "Estoy muy decepcionada con este nombramiento. Hubiera deseado a alguien con más experiencia y más conocimiento de cómo está el patio cultural".

Por otro tuit, "Umberto Eco: odio a los deportistas" (publicado como el anterior en 2010), el también ministro de Deportes se ha estrenado envuelto en la polémica. "Prefiero un ministro de Cultura que no le guste el deporte que un ministro de Cultura que no le guste la cultura", aclara Riki López. El humorista lo espera todo de Huerta porque "todo está por hacer. Antes no había ni siquiera ministerio, así que trabajo no le faltará".

"Me he quedado patas arriba, sorprendido y boquiabierto, tanto, que me duelen los maxilares, aún no puedo cerrar la boca", afirma el director, guionista y productor de La Periférica Cesc Mulet. "Que trabaje enseguida por la imparcialidad en las televisiones públicas y alimente la cultura audiovisual con una dotación presupuestaria", subraya.

Al vicepresidente del Consell y conseller de Cultura, Francesc Miralles, también le pareció "un nombramiento inesperado, sorprendente, como también lo fue que se retrasara tanto". A la hora de pedir, dos ruegos: "Lo primero, que haga una defensa de la libertad de expresión en el ámbito de la cultura; y segundo, que ante la confrontación político-territorial que sufre España, use la diversidad cultural y lingüística como elementos de suma".

El dibujante Max, Premio Nacional de Ilustración, y también de Cómic, espera de Huerta, cuyo nombre "no me suena de nada", que "lleve a cabo una política progresista sobre la cultura y la dote de más medios". Y reclama urgencia en dos puntos: "Que los autores jubilados sigan cobrando por su trabajo sin renunciar a su pensión" y, ya en terreno comiquero, que "se concedan ayudas a la creación".

"Se podría haber buscado a alguien con más nivel. Espero que solucione los problemas de mi sector, el musical, castigado, ignorado y vapuleado en los últimos años", expresa Miquel Àngel Sancho. Al igual que Max, el director del Principal, Carlos Forteza, sostiene que "hay que darle un margen de confianza". Entre sus exigencias, cita el "volver a un IVA cultural reducido, definir una auténtica ley de mecenazgo y entender la cultura como un proyecto de Estado".