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Entrevista

Sebastián Pons: "McQueen y Balenciaga han influido en mi regreso, ahora me siento más maduro y preparado"

Tras sus etapas en Londres y Nueva York, el diseñador mallorquín abre un nuevo ciclo en su carrera con el lanzamiento de una línea revolucionaria, Muchache - El creador también adelanta algunos detalles del documental sobre McQueen, de quien fue amigo y mano derecha

Sebastián Pons: "McQueen y Balenciaga han influido en mi regreso, ahora me siento más maduro y preparado"

El nombre de Sebastián Pons está ligado a la crónica de una época que quedó atrás: los exuberantes y espectaculares 90, cuando cada desfile era epatante y desafiante, y la primera década de los 2000, marcada por el 11-S. "No quiero volver a mover mi nombre como marca del mismo modo que lo hice antaño. El nombre de Sebastián Pons lo llevé hasta un lugar, estuvo ahí. Pero la moda ha dado un giro radical. Y mi necesidad de regresar tenía que producirse desde un cambio total de concepto", confiesa Pons a DIARIO de MALLORCA. Su nueva línea de trabajo es Muchache, "acabado en "e", que no es ni hombre ni mujer, es un género fluido, y que encaja en esta nueva concepción alejada de la alta costura, donde las producciones son más locales, sostenibles y cercanas a la gente", explica el diseñador de s'Alqueria Blanca. "Me apetecía acercarme a la calle. En el pasado viví situaciones en el mundo de la moda que me quitaron las ganas de continuar y me absorbieron toda la energía", relata. "Ahora me encuentro mejor, con muchas fuerzas y creo que esta historia nueva que presento es más madura, refleja mi momento personal", continúa.

La inspiración de Muchache la encontró Pons en uno de sus escritores y pintores predilectos, Santiago Rusiñol. "Era el rey del modernismo en Cataluña, pero tenía una pica puesta en París. Allí estuvo en contacto con toda la vanguardia del impresionismo: Monet, Degas... Luego importaba toda esas nuevas maneras a Cataluña y las destilaba con su propio estilo", comenta. Sin duda, Pons se siente identificado con el pintor catalán. "Yo soy de un pueblecito de Mallorca y me fui a Londres a estudiar y coincidí con toda una generación de creadores como McQueen, Stella McCartney... Era el Londres de los Young British Artists. Ahí hay un paralelismo con él", apunta. En concreto, Muchache bebe del imaginario de la pieza teatral de Rusiñol L'alegria que passa, donde un pueblo recibe la visita del circo, un texto que plantea el enfrentamiento entre el artista y la sociedad. "Me interesaba la idea del creador como alguien incomprendido", refiere. "Y la imagen del clown".

La línea, que ha contado con la dirección artística del comisario Tolo Cañellas, cumple con la idea de km cero e intervención mínima. Son prendas atemporales, de una sola pieza y única talla, de producciones muy cortas y que están vinculadas al ocio estival de Mallorca. "Muchache rompe con varias cosas: con el prejuicio de las tallas, con el género e incluso con la encorsetada manera de dividir las colecciones de moda por estaciones. Quería dejar fuera todos esos conceptos antiguos y crear uno nuevo", sostiene. Una suerte de deconstrucción de la moda más manierista hasta llegar al estadio más primigenio. "Es un poco como vestían los antiguos griegos. Esas túnicas geométricas con poco patronaje que quedaban tan bien", señala. Los conceptos de esta nueva línea, formada por 50 piezas que se pondrán a la venta exclusivamente durante los dos días que se presenta (el 11 y el 12 de julio en el Hotel Sant Francesc de Palma), son más abstractos y genéricos: la luz, el color, las geometrías, el mar... "También quería romper con la idea del gran coleccionista que sólo adquiere obras millonarias. También hay gente con grandes colecciones de arte pero low price. En este sentido, he buscado que haya un abanico de precios para que cualquiera pueda comprar una pieza", aclara.

La historia del regreso de Pons guarda paralelismos con la propia de Balenciaga, "el diseñador por el que me metí en la moda". "Aún recuerdo cuando vi por primera vez el anuncio de su perfume Rumba", evoca. "Balenciaga tuvo en realidad como dos carreras, la que desarrolló primero en España y la que emprendió luego en París a partir de 1937, cuando ya tenía 43 años. Yo tengo 45 ahora y estoy viviendo mi revival", afirma. Un luminoso regreso en el que ha tenido mucho que ver el documental McQueen, dirigido por Ian Bonhôte y escrito por Peter Ettedgui. "Cuando me llamaron para participar en la película, regresé a Londres y se movió algo dentro de mí. El director de la cinta me motivó mucho con sus palabras: '¿Sabes quién eres tú? Trabajaste con el genio de la moda del siglo XXI'. Yo soy una persona muy humilde y no me doy tanta importancia. Y es verdad que a veces las cosas se nos olvidan", relata. "Pero haciendo el documental entendí que los que habíamos estado en segunda línea con McQueen, ahora pasábamos a primera. Y recapacité. En mi lista de deseos siempre ha estado el sueño por el que he luchado tanto y para el que tanto me he preparado, que es tener mi propia marca de moda. Y era algo que en parte no había consolidado. Y me di cuenta de que toda esta historia del documental había hecho que en mí renacieran nuevas fuerzas", apunta. "Ha sido como una alineación de planetas, me he dado cuenta de que la vida me está dando otra oportunidad y la estoy aprovechando, en parte con la inspiración de Balenciaga y con la convicción de que McQueen también está detrás de todo esto", expone. "Ahora me siento más maduro y preparado. Ya sé más lo que quiero. Vuelvo desde el amor y no desde el rencor. Y lloro mucho, me emociono", asevera.

La legendaria periodista Suzy Menkes lo escribió el otro día: "La estrella del filme es Sebastián Pons". "Yo me abro en canal en esta película", reconoce. [El creador mallorquín para un momento la entrevista: le asoman las lágrimas] "Disculpa, hay mucha carga emocional detrás de este proyecto. Esto me pasa en la película también. Me rompo. Y hago llorar a todo el cine". "Con Alexander éramos como hermanos. La herida que nos dejó con su suicidio no está curada", admite.

Para Pons, el diseñador no era ese niño terrible coronado por los medios de comunicación. "Era un chico de barrio. Humilde y con buen corazón. Él no se veía como le describían los periodistas. Lo que sí es cierto es que le afectaba mucho su vida personal. Y se volvió muy selectivo con la gente. Pero hay que entenderle. Era el pequeño de seis hermanos, gay. En casa de sus padres, dormía en el hueco de la escalera, no había habitación para él. Luego se hizo muy famoso, todo aquel dinero... No creo que fuera fácil de encajar", relata.

¿Por qué se suicidó McQueen?

Pero, ¿qué fue lo que realmente mató al genio británico? "Él me contó algo muy revelador. Me dijo que era esclavo de su propia idea. 'Me he forjado mi propia cárcel de oro'. Uno no puede huir de lo que ha construido con su ambición. Y él era tan ambicioso. Cada vez quería superarse. Aquella presión autoimpuesta acabó con él", comenta. "Las últimas veces que vino a Mallorca ya me di cuenta. Él solía ser muy cariñoso, hacía bromas, pero al final padecía paranoia y manía persecutoria. Venía en jet privado de Londres hasta la isla, donde tenía una casa. Yo le decía que cómo era posible que viniese en avión particular. Él me contestaba: 'Tú no lo entiendes. Tengo que traerla a ella', a su perra. El avión no era para él, era para su perra. Iba siempre con ella, una perra enorme, porque creía que le estaban persiguiendo y necesitaba seguridad". "Le encantaba la isla, pero creo que no la entendía. Para nosotros era como el primo de Londres que viene a pasar 15 días. Lo paseábamos, lo llevábamos a Es Trenc. El último año que vino fue en marzo de 2009, había cumplido 40 años hacía unas semanas. Tiempo después me di cuenta de que había venido a despedirse. Lo tenía todo programado. Fue en esta visita cuando me confesó que iba a suicidarse", revela.

Pons asegura que ahora, con su nueva línea Muchache, está aplicando uno de los últimos consejos que le dio su amigo McQueen: "'No cometas el fallo que yo cometí, consérvate pequeño, serás dueño de ti mismo', me dijo". "Si yo ahora quisiera hacer una colección al uso, ¿dónde la produciría? Debería pertenecer al sistema, vender el 51% de Sebastián Pons a un grupo, y la compañía ya no dependería de mí. Yo no quería entrar en el sistema. Yo tengo mi casa y mi taller aquí, en s'Alqueria, y estoy estupendo", confiesa.

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