El Grup de Fortificacions de Balears colaborará en la restauración de cuatro torres de defensa, levantadas en los siglos XVI y XVII, al habérsele adjudicado el imprescindible estudio por el Consell de Mallorca. Ángel Aparicio, presidente de la asociación, resalta que dispondrán de algo más de 12.000 euros. Los trabajos supondrán una inversión de medio millón de euros. Las cuatro torres constituyen un legado histórico de enorme importancia, por lo que se considera imprescindible que se lleve a cabo una restauración integral de las mismas. Las torres de defensa constituyeron un elemento esencial de las fortificaciones de las que dispuso la isla en los siglos en los que estuvo expuesta a las incursiones de los piratas berberiscos y las naves del Imperio otomano (turcos). Cumplieron su misión defensiva hasta entrado el siglo XIX. Su legado, afirma Aparicio, ha de ser salvaguardado, por lo que proceder a la restauración de cuatro de ellas, consideradas de las más importantes, es esencial.

Sa Mola

La primera de las cuatro torres es la de Sa Mola, en Andratx. Construida en las postrimerías del siglo XVI, en 1590, se levanta 150 metros sobre el nivel del mar. Después del verano, hacia septiembre o los primeros días de octubre, se iniciará la primera fase de la compleja restauración. Se trata de una torre que se halla en muy mal estado de conservación, por lo que lo primero que deberá hacerse es proceder a un proceso de deforestación de la misma y el adecentamiento de la zona, para, después, empezar la consolidación de la torre. Sa Mola no es una torre de vigía, sino una fortaleza que disponía de todos los elementos que la caracterizan. No se la considera una torre de vigía, puesto que desde ella jamás se hicieron señales para alertar del avistamiento de las naves que se acercaban a la costa. Las señales eran de humo durante el día y de fuego por la noche. El sistema de alerta resultaba muy efectivo, puesto que se transmitía de torre a torre, que jalonaban la costa mallorquina, a gran velocidad.

Sa Mola disponía de dos torreros, un artillero y un alcaide. Se sabe, cuenta Ángel Aparicio, que, promediado el siglo XVII, se instalaron en ella tres piezas de artillería, básicas para defender eficazmente la zona portuaria. Su efectividad fue notable, lo que queda acreditado por el hecho de que solo hacia 1750 lograron fondear en la costa dos naves muy maltrechas siendo repelidas todas las demás que lo intentaron. Desde la Guerra de Sucesión a la Corona de España, que concluyó con la instauración de la dinastía de los Borbones con Felipe V, nieto de Luis XIV de Francia, existe documentación sobre las actuaciones defensivas que la torre de Sa Mola desempeñó. Se conoce pormenorizadamente cómo se repelieron a cañonazos los intentos de varias naves turcas de adentrarse en el puerto de Andratx para proceder al saqueo de la población. La eficacia defensiva exhibida por la torre fue tal que muchas naves eran disuadidas de tan siquiera intentarlo. Añade Aparicio que Sa Mola requiere una intervención urgente, porque "es única en Mallorca", al disponer de una cámara abovedada con aspilleras.

Es Verger

La torre de Es Verger, también conocida como torre de ses ánimes, uno de los emplazamientos preferidos por el archiduque Luis Salvador, es una genuina atalaya de vigía, dedicada exclusivamente a alertar de la aproximación de naves en la costa. Una torre de señales. Formaba parte de la red que enlazaba con la ubicada en la finca de Son Galcerán, en Deià, y la de Dragonera. Era de las que alertaba con humo de día y fuego de noche. Ofrece la particularidad de ser la más antigua y pequeña de las existentes en Mallorca. Sus reducidas dimensiones imposibilitaban a los torreros vivir en ella, por lo que el que no estaba de servicio habitaba una pequeña edificación, levantada a un centenar de metros de la torre.

La torre de ses ánimes tuvo una función destacada a lo largo de la Guerra de la Independencia, recien iniciado el siglo XIX. Entre los años 1812 y 1814 posibilitó la obtención de información vital sobre los barcos enemigos (pertenecientes a la escuadra napoleónica que operaba en el Mediterráneo) con lo que probablemente pudo evitarse un desembarco francés en la costa mallorquina. Después de la Guerra Civil de 1936-1939, se proyectó utilizarla, por parte de los militares, como observatorio aeronáutico, pero parece que las dificultades presupuestarias abortaron el proyecto, con lo que la atalaya fue prácticamente abandonada. Su restauración, menos compleja que la de Sa Mola, la devolverá al estado en el que se hallaba cuando era utilizada para vigilar eficazmente la costa de Tramuntana.

Generico

La tercera torre es la Torre Major, que mira a la bahía de Alcúdia. Su función fue doble: torre de vigía y fortaleza, utilizada para cerrar el puerto de Alcúdia, hasta su construcción indefenso ante el ataque de naves enemigas, que se aproximaban con el prioritario objetivo de proceder al saqueo de la zona.

Disponía de una defensa artillada de primera magnitud, al contar con los cañones de hierro de mayor calibre entre los instalados en Mallorca. Se trataba de cañones de los denominados de avancarga, de los que solo existían cuatro, de los que dos fueron destinados con posterioridad al puerto de Andratx. Entrado el pasado siglo, los militares la expropiaron, procediendo a instalar un moderno sistema de señales con el propósito de que pudiera ser utilizado por la base de submarinos de Sóller. La Torre Major requiere unas obras de reconstrucción, que si bien no revisten la complejidad de las que se acometerán en Sa Mola, son de importancia. Aparicio afirma que es otra de las torres con más realce histórico, por lo que su conservación se considera prioritaria. El estudio sobre la misma servirá para que se conozca con exactitud cuál fue su cometido a lo largo del tiempo en el que estuvo en servicio.

Cala Pi

La Torre de Cala Pi fue la última en eregirse en el término municipal de Llucmajor. Ha sido objeto de muchas modificaciones y es la que está más alejada del núcleo urbano. En principio careció de protección, pero con posterioridad fue artillada con la suficiente potencia para poder defender eficazmente las dos calas. Al igual que con Sa Mola, su importancia estratégica, que quedará establecida una vez que se haya elaborado el estudio, se manifestó en diversas oportunidades en las que fueron avistadas naves enemigas. Sus cañones repelieron con eficacia los intentos de desembarco. Acabó por ser considerada una de las torres más eficaces de la extensa red de las que se construyeron en la isla.

Angel Aaparicio precisa que el estudio que le ha sido encargado por el Consell de Mallorca, se prolongará unos cinco meses, puesto que se ha de recopilar toda la documentación disponible de cada una de las cuatro torres y proceder a su sistematización para que, con posterioridad, pueda ser divulgada mediante la edición del correspondiente libro. Añade que proceder a la restauración de las torres es una de las mejores iniciativas que se puede acometer para salvaguardar el patrimonio histórico y monumental de Mallorca. Las torres, explica,constituyeron uno de los elementos más sobresalientes del sistema defensivo del que se dotó a la isla en los siglos en los que estuvo constantemente expuesta a las incursiones de piratas y potencias extranjeras. La red defensiva que las torres establecieron alcanzó tal grado de eficacia, reitera el presidente del Grup de Fortificacions de Balears, que fueron repelidos la inmensa mayoría de intentos de desembarco que se produjeron, al tiempo que actuaron como elemento de disuasión de primer orden. La isla, gracias al sistema de alerta que las torres brindaron, además de ser, en algunos casos, la primera línea de defensa, estuvo razonablemente protegida. Lo atestigua la documentación disponible sobre la de Sa Molsa o la de Llucmajor. En cuanto a la eficacia de las que se dedicaban exclusivamente al sistema de vigías, también fueron un elemento muy importante, puesto que permitían dar la alerta temprana del avistamiento de naves potencialmente enemigas y que se propagara rápidamente, de torre a torre, por toda Mallorca, lo que, a su vez, daba pie a que las autoridades militares dispusieran del tiempo suficiente para desplazar tropas a la zona del posible desembarco.

Conocer la historia

La restauración de las citadas cuatro torres y la divulgación del estudio que efectuará el Grup de Fortificacions de Balears contribuirá a que puedan ser conocidos los sucesos acaecidos entre los siglos XVI y XIX en Mallorca, periodo en el que los cambios sociales y políticos fueron muy importantes, entre ellos los derivados del radical cambio institucional que se produjo a causa de la Guerra de Sucesión, que a partir de 1714, con el Tratado de Utrech y los decretos de Nueva Planta, dictados por Felipe V, adentraron al antiguo Reino de Mallorca en los tiempos modernos.

Por ello, desde 2017, el servicio de Patrimonio Histórico del Consell de Mallorca está desarrollando un amplio proyecto de restauración de las torres de defensa. Se trata de intervenciones que necesariamente requieren del apoyo de estudios que documenten fehacientemente la historia de cada un de las torres. Eso es lo que va a hacer, con las cuatro que ahora van a ser restauradas, la organización que preside Ángel Aparicio, que también se ha embarcado en el proyecto de documentar la historia de unos cañones de gran calibre que fueron utilizados para defender Ciutat. Se trata de unas piezas de artillería muy poco comunes, por lo que se considera de importancia saber cómo fueron trasladadas a Mallorca y si llegaron a ser utilizadas en algún momento.