Tommy Hunt (Pittsburgh, 1933) huye de la grisácea Leeds para alojarse en su hotel favorito, La Concha Soul, en Peguera, donde lo aman a rabiar. El artista espera el lanzamiento de su último álbum, The Clown, "que debería haber salido hace meses", lamenta algo disgustado. También busca editorial en España para que traduzca su biografía, Only Human-My Soulful Life. Hunt es mágico, afable, creyente y tiene la voz de terciopelo y nicotina, ambrosía pura. Vivió un periodo único en la historia de la música. Conoció a Elvis, Marvin Gaye, al distante Sinatra o a Jackie Wilson. Comparte las anécdotas de aquella época dorada con DIARIO de MALLORCA.

Repite en Mallorca. ¿Se va a quedar a vivir?

Lo estoy considerando. He estado viajando durante mucho tiempo por mi trabajo. Y en mis viajes siempre buscaba un lugar en el que sentirme cómodo, relajado y en paz. Y cuando vine aquí por primera vez, sentí luz en mi cuerpo y en mi mente, me invadió un sentimiento de tranquilidad. Sentí que había encontrado el lugar que siempre había estado buscando. Un lugar en el que sentarme, olvidarme del exterior y de los problemas del mundo, y poder encontrarme a mí mismo y vivir mis pensamientos en plenitud. Siento que Mallorca es mi casa.

¿Es el paraíso?

Sí. Tiene todo lo que siempre he querido en mi vida. Aquí me siento libre, sin dudas, listo para volar como un pájaro. Aquí no hay nada que dañe mi mente.

Para muchos, la infancia es su paraíso. Pero usted nació en los 30 en EE UU, con la Gran Depresión.

Sí, cuando yo nací había muchos problemas en EE UU. Problemas que también me afectaban diariamente, pero nunca dejé que la situación me desilusionara o me asustara. Y no dejé que me asustara porque tampoco era demasiado consciente de lo que sucedía. Me manifesté con Martin Luther King, pero todavía hoy no sé por qué lo hice.

¿Por qué quería ser cantante?

Hay algo más grande que nosotros ahí fuera. Y creo que él me dio este don. Todo lo que me ha pasado en la vida es gracias a Dios. Y por eso puedo sentir paz. Hay gente que me dice, "Tommy estás loco". No, no estoy loco. Tengo 84 años. Y mucha gente de 84 ya no está aquí y hay mucha gente que ni llegó a los 84. Tengo 84 y soy casi tan joven como tú. Ya me dirás si eso no es un milagro.

¿Cuál ha sido su época dorada?

Ahora, con 80. La gente me dice que mi voz es aún joven. Mi mejor concierto fue hace dos años. La voz sigue aquí. La gente se preocupa por sí misma y por su salud en la vejez y yo no: me siento tranquilamente a ver cómo pasa la vida.

Ha conocido a todos los grandes. ¿Quién le impactó más?

Los artistas que más me han influenciado son Roy Hamilton, Nat King Cole, Satchmo [Louis Armstrong] y un cantante italiano que se llama Mario Lanza. He cantado con Hamilton, Ray Charles, Diana Ross, Jackie Wilson, James Brown...

¡James Brown!

Sí, James Brown. [Tommy se cubre el rostro con ambas manos y repite el nombre de James varias veces]. El hombre estaba tan amargado con la vida. No era un hombre amable. Estaba siempre enfadado. Él sabía que era bueno, pero no le gustaba Elvis Presley porque Presley era el rey del rock and roll. Elvis es el showman más grande de toda la historia, llegó donde nadie ha llegado. Pero llegó James Brown y dijo, "yo soy el rey del rock and roll". Y llegó Jerry Lee Lewis y dijo, "el rey soy yo". Y luego Little Richard, y dijo, "no, el rey del rock and roll soy yo". Todos ellos ganaron la batalla del rey del rock. La solución fue: vamos a llamar a James Brown rey del soul, a Elvis, del rock. Y a los otros dos, no recuerdo de qué. Fue una gran guerra. Además, visto desde el punto de vista del poder de las ventas, Elvis fue el rey. Y Elvis sigue vendiendo discos ahora. Tanto o más que cuando estaba vivo.

¿Y usted, en qué batalla estaba?

Yo era un príncipe de los cantantes. Yo no quería ser el rey.

¿Ser blanco le ayudó a Elvis a ostentar el título de rey?

No. Fue el rey porque cantaba como los negros. Él solía ir a los clubs vecinos que frecuentaban los músicos negros. Solía ponerse en la puerta para escuchar cómo tocaban. Así es como aprendió.

¿Le conoció en persona?

Sí, en Canadá. Yo tenía un concierto con los Flamingos. Y quería ir al camerino a decirle que me había encantado la canción Heartbreak Hotel. Le toqué a la puerta y la abrió. Con mucho respeto, se lo dije. Y me presenté y me hizo entrar. Me dijo "ponte cómodo". Me comentó que yo parecía un niño. Y hablamos del negocio. Me trató con respeto, como la gran estrella que era. La gente pensaba que Elvis era racista, pero Elvis amaba a todo el mundo. Elvis era un hombre de verdad. Le daba todo a todo el mundo. Fue la gente que trabajaba alrededor de él, su staff, la que lo mató. El show bussiness es muy duro, es un agujero negro.

Otro nombre: Marvin Gaye.

Era un buen hombre. Le conocí en la Motown. La primera vez que le vi estaba barriendo el suelo. Mucha gente que quería entrar en el negocio empezaba haciendo trabajos desde abajo. Me dijo, "eh, tú eres Tommy Hunt, me gusta tu último disco, pero algún día yo seré mejor que tú". Y lo consiguió. Marvin perdió la cabeza al final de sus días. La historia con su padre es terrible.

¿Cómo ve la escena soul actual?

No lo sé porque no estoy atento a lo nuevo. La música de antes era música. Lo de ahora es ruido. La música que hacíamos no iba sobre nosotros mismos, sino que la música trataba sobre la gente. Cantábamos canciones de amor, canciones que conectaban con el corazón y el alma de la gente. Todo el mundo hace lo mismo ahora. ¿Dónde está el estilo, el glamour, dónde está el negocio?

¿Dónde pasó sus noches más míticas? ¿En el Apollo?

La primera vez que subí a su escenario fue con The Flamingos, en 1967. Estaba tan nervioso y asustado que creía que iba a acabar en el hospital. Para un hombre negro llegar al Apollo Theatre era tan importante como llegar a Las Vegas. Los chicos de la banda me dijeron que iría bien. Yo era nuevo en esto, ellos ya eran profesionales. En el Apollo había fotos de todos los artistas que habían actuado. Yo estaba en dos paredes: con los Flamingos y yo solo. La gente me dice ahora: "Tommy, tus fotos están todavía en el Apollo". Eso me emociona.

¿Cómo fue la experiencia en el Wigan Casino, la meca del northern soul?

El Wigan era un bebé comparado con el Apollo. Cuando pregunté qué era el Wigan, alguien me explicó que era un lugar donde pinchaban mi tipo de música. Y me pareció increíble. Cuando fui allí, ya instalado en Inglaterra, me di cuenta de que no pinchaban las caras A, los hits, sino que ponían las rarezas, las caras B. Buscaban poner lo raro, lo que nunca se hubiera escuchado antes. Y se convirtió en un fenómeno. Por una parte, la música negra tenía por aquellos días a tipos como Georgie Woods y Alan Freed, muchos de ellos intentando promocionarla en la radio. En general, los medios intentaban desacreditarla porque pensaban que era una música horrible. Pero Alan Freed insistía en pinchar música negra porque creía que pinchar música blanca era una broma. Los negros hacían que cada palabra significara en la canción, los blancos sólo cantaban la canción.

¿Está enfadado con Trump?

Lo odio. Lo respeto como hombre de negocios. Pero está intentando demostrar que él es el rey del mundo, que lo va a cambiar todo en el mundo. A eso se le llama dictador, no presidente.

¿Es mejor Europa que EE UU?

Es más fácil vivir en Europa. Pero veo a Inglaterra perdida. No puedo mantener una conversación mínimamente digna con los ingleses.

¿Quién era buen conversador?

Muhammad Ali. Hablaba muy bien. Recuerdo que un día me dijo:"Tú podrás ser el hombre más atractivo, pero yo soy el luchador más grande". Por razones obvias, no se lo discutí [risas].