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Entrevista

Ángeles Caso: "Se suele pensar que la obra de un hombre vale más que la de una mujer"

La escritora explica que muchas obras de mujeres se atribuyeron a hombres falsificando las firmas

La periodista Ángeles Caso, ayer, en la presentación de ´Grandes Maestras´. M. MIELNIEZUK

P Su último libro, 'Grandes Maestras', parece una continuación de la reivindicación de las mujeres artistas que empezó con 'Ellas mismas'. ¿En qué se diferencian?

R El primero, Ellas mismas, era un libro que daba a conocer, sobre todo, a las pintoras y fotógrafas a través de sus autorretratos. En Grandes Maestras hay una selección de 100 artistas, entre las que hay pintoras, fotógrafas y escultoras, que trabajaron entre el siglo XVI y principios del XX. Esta vez no las vemos a ellas a través de sus autorretratos, sino a partir de una selección del resto de su obra.

P En este caso ya no solo se presenta a la artista, sino que se profundiza en su obra.

R Exacto. Se trata de profundizar en la obra de estas artistas. El libro está estructurado por los géneros que trabajaron. Por ejemplo, el que yo llamo 'pintura de la intimidad', que consiste en obras que muestran espacios domésticos, gente cercana, la familia. Es un género muy específico del arte hecho por mujeres. Pero también trabajaron otro tipo de géneros, compitiendo, mano a mano, con los hombres: la pintura de historia, la religiosa, de naturaleza, el retrato. Hubo muchas retratistas muy importantes, aclamadas y famosas que retrataban a los grandes del mundo. En el libro hay casi 300 reproducciones de la obra de estas maestras.

P ¿Con qué criterio han sido seleccionadas?

R El criterio fundamental es que todas fueron profesionales y, la mayoría, de muchísimo éxito en su momento. Otra cosa es que luego no pasaran a la historia, o estuvieran ocultas en los museos. Muchas veces, su obra les fue saqueada y fue exhibida como obra de varones contemporáneos a ellas, con firmas falsificadas. Ha sido en estas tres últimas décadas cuando se ha iniciado la investigación de género que han empezado a aflorar todas estas artistas y se les ha empezado a devolver la obra. Todavía hay muchas piezas en los grandes museos del mundo sobre las que se está discutiendo su autoría.

P ¿Cómo se llega a este punto?

R El olvido absoluto se da por culpa de un relato totalmente androcéntrico que se construyó mirando solamente a los hombres, en el que se excluye a las mujeres y a partir del que se nos cuenta que nunca hubo mujeres artistas. La realidad es que las hubo, por supuesto que muchas menos que hombres, pero las hubo y de gran nivel, compitiendo de igual a igual con los grandes maestros de su época.

P Este vacío en la historia del arte provocado por la marginación de la mujer¿se ha llenado con mentiras o con silencios?

R Con ambas cosas. Con silencio y con el ninguneo absoluto cuando se construye el relato de la historia del arte en el siglo XIX, tal y como la hemos concebido desde entonces, y cuando surgen los grandes museos en Europa y Estados Unidos. El primer gran museo público que aparece es el Louvre, en plena revolución francesa. Por esta razón, la construcción del canon artístico, de los manuales de la historia del arte, es una construcción decimonónica, hecha por hombres, cabe decir que muy sabios, pero que ocultaron la existencia de las mujeres y que muchas veces saquearon conscientemente la obra de estas.

P ¿Cómo se remedia este mal, el olvido?

R Se está remediando lentamente. Los museos revisan las atribuciones de las obras, todos los grandes museos del mundo están en este proceso y lentamente van apareciendo los nombres de todas estas artistas en el relato museológico y también en los manuales. Creo que todavía hay que hacer libros segregados, como Ellas mismas y Grandes maestras. Sin embargo, confío que en unos años ya no sean necesarios y que las mujeres artistas estén integradas con total naturalidad en el discurso de la historia del arte, sin distinción de géneros, así como que se hable de ellas y se las valore con la misma exigencia y con el mismo rigor que a los hombres.

P ¿No se valoran igual?

R Muchas veces ocurre que cuando una obra exhibida estaba atribuida a un varón, tenía un valor monetario determinado; cuando se le ha devuelto a la autora, que era una mujer, ha perdido el valor desde muchos puntos de vista, como a los ojos de la crítica y el valor monetario en el mercado del arte. Todavía estamos en ese proceso de reconstrucción de la genealogía artística femenina. A muchos historiadores del arte les cuesta trabajo admitir que en el relato que nos han contado siempre falta la verdad. El trabajo se va haciendo y se irá completando, hasta que lleguemos a la total normalidad. Queda tiempo para esto.

P Ha publicado los libros gracias al crowdfunding. Parece el público los requiere...

R Sí. El primer libro está prácticamente agotado y se han vendido unos 7.000 ejemplares, algo casi inédito en el mundo del arte. Hay un enorme interés por parte de las mujeres y de muchos hombres por reconstruir esta genealogía artística. La verdad es que crea mucha sorpresa porque cuando hojeas los libros y ves la calidad de la obra de estas maestras te quedas impactada, y piensas cómo puede ser posible que no las conozcamos.

P ¿Hay artistas olvidadas, contemporáneas?

R Sí. Ayer leía una noticia sobre un informe que analizaba el papel de las artistas en el mercado del arte y, a día de hoy, sigue siendo infinitamente menor respecto al papel de los hombres. En la venta de arte internacional de los últimos 20 años se ha vendido muy poca obra de mujeres y muy por debajo del precio al que se venden las de los hombres. En ARCO, este año, la representación femenina en las galerías españolas era de un 10 por ciento, cuando la realidad es que el número de mujeres que se matriculan en Bellas Artes o que luchan por tener una carrera artística está muy por encima de ese 10 por ciento.

P Una representación escasa que ¿se refleja en las ventas?

R Se sigue vendiendo muchísimo menos obra femenina en general, porque los coleccionistas y las instituciones tienen una tendencia muy marcada a dar por supuesto que la obra de un hombre vale mucho más que la de una mujer, aunque los criterios objetivos de análisis artística no digan tal cosa. Automáticamente, la cotización de un artista hombre está por encima de la de una artista mujer. Esto es un mecanismo que sigue funcionando en el arte, igual que funciona en tantos otros campos. Por supuesto que actualmente sigue habiendo artistas olvidadas, marginadas y relegadas.

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