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Crítica de cine

Los tiempos no están cambiando

¿Se puede explicar el conflicto palestino sin una gota de violencia, un sólo fotograma de intifada u opresión de los israelíes? Lo más cercano es El otro hijo (Lorraine Levy, 2012). La invitación de boda, por inteligencia y sutileza, está más cerca de Taxi Teheran (Jafar Panahi, 2015). Incluso me ha recordado puntualmente a Thunderbolt & Lightfoot (Michael Cimino, 1974).

El argumento es en apariencia inocuo, más propio de una película costumbrista: Un padre y su hijo (Bakri padre e hijo) recorren en coche la localidad de Nazaret (equivalente al doble de Inca) repartiendo casa a casa invitaciones para la inminente boda de la otra hija (Zreik). En esas idas y venidas, encuentros amistosos y algún berreo, se narra la complejidad de la situación palestina. La clave (inicio spoilers) son las contradicciones a todos los niveles. El padre es un profesor que, para aspirar a dirigir su centro ha congeniado con el inspector educativo (ergo comisario político) judío. Su mujer huyó a EEUU y rehecho su vida allí. El hijo fue obligado por el padre a emigrar a Italia para no acabar torturado o en una cuneta. Allí ha ennoviado con la hija de un acaudalado exdirigente de la OLP. El padre desaprueba esa unión y presiona al hijo para que busque una soltera de Nazaret. Al mismo tiempo reconoce que el futuro de su no nación está más estancado que nunca. Intifada suicida, resignación cobarde al yugo israelí o emigración. Más insistencia en mantener unas costumbres casi tribales, impropias del siglo XXI, y la deprimente corrupción habitual a escala local. Todo esto se cuenta con bastante gracia, algo de monotonía y muchísima sinceridad.

invitación de boda

Palestina, Colombia, 96 min.

****½

De Annemarie Jacir. Actores: Mohamad Bakri, Saleh Bakri, Maria Zreik

Cines: Augusta, CineCiutat

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