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Haydn y Mozart con Zapateando

Ya desde el primer instante, con solo ver la forma de coger el arco, intuimos que ese concierto sería especial. Tanto el solista y director, un gran Giuliano Carmignola, como los miembros de las secciones de cuerda de la Simfònica, consiguieron sacar de sus instrumentos unos sonidos entre el purismo y la contemporaneidad. Se acercaron al clasicismo a través de una manera especial de tocar pero sin olvidar que sus violines, violas, violoncelos y contrabajos son del siglo XX. No el del artista invitado que suele tocar con una joya histórica.

Carmignola estuvo magnífico, de principio a fin. Sus lecturas de las partes solistas de esos dos conciertos para violín y orquesta de Haydn y Mozart rozaron la perfección, llenas de exquisitez y rebosando musicalidad. Y ritmo. Es un decir, pues en los inicios de las frases enérgicas, el artista italiano no podía contener su emoción y remarcaba la fuerza de la interpretación pegando con el zapato sobre el escenario, lo que producía un cierto efecto sonoro. No molesto, pero sí curioso.

No entiendo por qué no se programa más ese Concierto para violín número 1 de Haydn, siendo una delicia. Se trata de una joya más de ese músico trascendente. Sus sinfonías, que son muchas, quizás han tapado el interés de sus conciertos para solista. Carmignola optó por una formación muy reducida de músicos. Todos de cuerda, excepto el fagot y el clave. Tal como comentaba Maria Durán, melómana de pro y seguidora fiel de nuestra Orquestra, en el intermedio: la versión fue casi de música de cámara. Lo que debe entenderse como un elogio. Carmignola y nuestros músicos estuvieron soberbios.

Luego vino Mozart y ya con una formación más numerosa. Primero con el Concierto para violín KV 207 y en la segunda parte con la Sinfonía 41 o Sinfonía Júpiter. En ambas partituras se siguió con la misma línea de calidad. Un acercamiento al estilo del clasicismo, pero desde una óptica del siglo XXI. Un sonido Clásico pero también contemporáneo.

Y para terminar, una petición a los programadores: Carmignola debe volver. ¿Lo haréis posible?

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