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Crítica de música

Hablarán de él cuando hayamos muerto

Por su juventud (diecinueve años) y por su enorme talento, las crónicas musicales que dentro de muchos años publiquen los periódicos o las redes sociales hablarán de ese portentoso pianista que es Daniel Kharitonov. No por casualidad ha ganado algunos de los mejores premios internacionales ni por azar ha conseguido giras de conciertos con Vladímir Áshkenazi o Valeri Guérguiev. Todo ha sido gracias a su manera de tocar el piano, que conjuga una de las mejores técnicas con una exquisita musicalidad. La técnica sola no basta para conseguir que el público de la Sala Magna del Auditòrium se ponga en pie nada más finalizar el último acorde del Concierto para piano número 1 de Tchaikovsky. Debe ir unida a una manera de interpretar que seduzca por su sentido musical.

En efecto, como pocas veces hemos visto, todo el público puesto en pie aplaudió a esa joven promesa, (mejor, joven realidad) del piano. Exquisitez en la pulsación, uso comedido y efectista del pedal, unos pianísimos (¡Oh los pianísimos!) de ensueño. Todo sin mácula, perfecto. Difícilmente nunca antes los asistentes habían escuchado en directo una versión mejor de esa partitura. Por mi parte solamente recuerdo la de Alexis Weisenberg en Barcelona con tal magnetismo.

Sin duda esa velada quedará en nuestro recuerdo. Y por no hablar de los dos bises. Imposible tocar Chopin de manera más refinada.

Por lo que a la orquesta se refiere, no podemos decir lo mismo en el acompañamiento instrumental. Faltaron matices sonoros y pulcritud en algunas entradas de los vientos, sobre todo de las trompas.

Ahora bien, la cosa mejoró, y mucho, en la segunda parte, donde la formación estuvo muy bien en esas dos magníficas aportaciones como son Iberia de Albéniz (tres partes de la orquestación de la Suite hecha por Enrique Fernández Arbós) y La Valse de Ravel. Tanto en la primera como en la segunda Mielgo y sus músicos ofrecieron unas versiones "pulcras y acertadas" (Juanjo Company dixit).

Orquestra Simfònica

de Balears

auditòrium de palma

****

Daniel Kharitonov, piano.

Pablo Mielgo, director.

Obras de Tchaikovski, Albéniz y Ravel.

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