La Festa de la Poesia se convirtió ayer en un auténtico clamor por las "libertades absolutas". "En estas horas difíciles, duras del siglo XXI hay ciertas cosas que la poesía no debe callar, que la poesía debe denunciar, que la poesía debe preguntar y que la poesía debe salvar, eternizar", aseguró ayer el escritor y colaborador de este periódico, Biel Mesquida, en la presentación de esta fiesta poética celebrada en el Teatre Principal en el marco del XX Festival de Poesia de la Mediterrània.

"Desde hace 20 años en este festival repetimos que la poesía es sinónimo de libertad y que los poetas se encuentran en la primera línea de las luchas por las libertades. Tenemos a Trump y a Putin como ejemplos de estos políticos que no quieren libertad. Y aquí tenemos a nuestro amigo Valtonyc que en 30 días tiene que entrar en prisión por escribir y cantar. Es terrible. Tenemos que seguir luchando", reclamó Mesquida que tuvo un recuerdo especial por los políticos independentitas en prisión, exiliados y perseguidos. Asimismo aseguró que toda esta presión conduce a la autocensura. "Hay cosas que no me atrevo a escribir. Decimos que no tenemos miedo pero todos somos humanos. Las situaciones actuales y la judicialización salvaje nos da miedo a los poetas", confesó para después recordar que en el certamen de este año han participado Fatemeh Ekhtesari y Mehdi Mousavi, dos poetas que han escapado de Persia. "Hacían sonetos postmodernos y enseñaban poesía. Fueron perseguidos y condenados a diez años de prisión. Pudieron escapar y actualmente se encuentran refugiados en Noruega", explicó el escritor. Y en esta fiesta de los versos no faltó un homenaje cargado de simbolismo: una silla con un lazo amarillo y una rosa del mismo color para recordar a los políticos y escritores perseguidos. La Festa de la Poesia sirvió de homenaje a Joanot Martorell por los 550 años de su muerte; a Pompeu Fabra por el 150 aniversario de su fallecimiento y a Josep Maria Llompart muerto hace 25 años. También se dedicaron estos versos a Maria Aurèlia Capmany y Montserrat Abelló por el centenario de sus nacimientos.

Trece poetas

Tras la presentación de Biel Mesquida, que terminó con la lectura de unos versos de La Profecia de Llompart, llegó el momento más esperado de la velada: disfrutar de la poesía de los trece poetas invitados al festival que recitaron en diez lenguas distintas sus poemas acompañados por los ritmos y las melodías de Pascal Comelade e Ivan Telefunken.

Meritxell Cucarella-Jorba, que hace entonar un canto polifónico a las palabras, fue la encargada de abrir el recital mientras que el rumano Marius Chivu destiló dolor y consuelo en sus versos. Le siguieron France Mongeau y Pere Perelló Nomdedéu, que entiende la poesía como resistencia. "Es el esfuerzo del lenguaje para sobrevivir a su disolución en el mensaje. La efectividad del poema, en última instancia, es una seducción de la memoria". Illa devestada, Estat d'excepció o Guerra Civil fueron algunos de los poemas recitados por el mallorquín.

La poesía del italiano Giovanni Dotoli es por esencia intuitiva. Via della libertà (Camí de llibertad) fue uno de sus poemas recitados en la Festa de la Poesia, una fiesta que continuó con Leire Bilbao. Su poesía habló de mar, de mujeres, de soledad y de la importancia de la memoria y de la desmemoria.

Mehdi Mousavi fue precursor de la corriente literaria 'soneto postmoderno' dentro del marco tradicional, local y métrico de la lengua persa. "Quiere soñar con alguna cosa parecida a la libertad, escapar del siempre para llegar al nunca". Durante 14 años realizó talleres gratuitos de literatura para promover una "enseñanza creativa y libre para la generación joven". Durante su exilio los sigue celebrando de forma digital, aseguró. Tras Míriam Reyes fue el turno de Ronny Someck, el primer poeta en lengua hebrea que participó en el primer Festival de Poesía de la Mediterrània. Nora Albert, Fatemeh Ekhtesari y Jaume Subirana también recitaron sus poemas en la Festa de la Poesia que se despidió con los cantos de Kaloune.