La investigación sobre formas modulares, fragmentación, multiplicidad y superposición de estrategias compositivas diferenciadas define el trabajo del compositor Mateu Malondra Flaquer (Palma, 1977). Profesor en el Conservatorio Superior, donde imparte la asignatura Mitjans Audiovisuals I-II, y también en las escuelas municipales de música de Calvià y Artà, de guitarra clásica, preside la asociación Placa Base, volcada en la organización de diferentes actividades centradas en la tecnología y sus relaciones con la creatividad y las artes, principalmente con la música contemporánea.

Tras un flirteo con un grupo musical que montó en los años 90 con compañeros de la escuela y que solo duró un mes -"no llegó a tener ni nombre"-, Malondra fijó su mirada en la investigación. Su formación comenzó a una edad madura, con 18 años, cuando empezó a interaccionar con instrumentos. "Siempre había tenido un gran interés por lo sonoro pero no había desarrollado la faceta educativa. No había ido a clases ni tampoco había sido muy autodidacta, pero siempre había estado muy presente en mi personalidad. En un momento determinado decidí tirar hacia adelante, fue como una necesidad. No sé muy bien por qué. El primer impulso, en mi caso, es irracional, es algo que no calculas, y cuanto más tiempo pasa más me doy cuenta de que es una necesidad que va más allá de la lógica", confiesa.

Su afán por la investigación le llevó a profundizar en el repertorio clásico y también al Conservatorio, primero como instrumentista y luego como compositor. Un mundo, el de la composición, que descubrió de la mano del pianista barcelonés David Padrós y Christian de Jong. "Los profesores siempre son claves pero es donde estudias y desarrollas tu carrera en los primeros años, lo que marca mucho tu personalidad", asegura. Y Malondra eligió Holanda, un país que le abrió "muchas perspectivas como persona y como creador". Allí cursó en los conservatorios de Maastrich y La Haya -se licenció en composición clásica con las máximas calificaciones-, y se sometió a la disciplina de músicos como Robert HP Platz y Brian Ferneyhough, un compositor que ha visto cómo muchos intérpretes renuncian a incluir sus obras en sus repertorios por el gran esfuerzo y compromiso que requiere aprender a tocarlas. Precisamente, uno de los mayores placeres que encuentra Malondra en la música se lo brinda el contacto con los intérpretes. Necesita tener una imagen de quién toca su música y le agrada repetir con el intérprete, si hay compresión mutua e interacción. "Me gusta trabajar con el intérprete y creo que es esencial para desarrollar una idea concreta dentro de un tipo de lenguaje en el que aunque la notación sea muy estricta y fiel a la idea que tienes, siempre hay posibilidades de interpretación. A nivel de escritura la semiótica no es perfecta. Puedes tener visiones, elementos libres o más incontrolados, y puedes jugar con estos entornos", comenta un músico cuya producción abarca desde notación fija, en un nivel de precisión elevado, a improvisación guiada, con estructuras móviles.

Sus obras se han interpretado en Egipto, Islandia, Japón, México, Inglaterra, Estados Unidos y, por supuesto, en Mallorca, donde el Encuentro Internacional de Compositores que organiza la Fundació ACA le dedicó un monográfico en 2015 en el Teatre Principal, con el violinista Takao Hyakutome y el pianista Tomeu Moll como ejecutantes. No fue una elección casual, porque ambos instrumentistas han grabado dos de sus tres cedés publicados hasta la fecha. Con Hyakutome también trabaja en la puesta en escena de Apposition, una serie de seis movimientos, con un nivel de virtuosismo elevado, que le llevará en 2019 hasta Melbourne. En la actualidad, Malondra trabaja en su tesis doctoral Polyphonic Structures: Modular-models and modular forms en la Kingston University London, bajo la tutela de Paul Archbold y Oded Ben-Tal, un profesor, este último, que ha desarrollado un tipo de inteligencia artificial capaz de componer canciones tras procesar 23.000 ejemplos de temas y melodías de folk irlandés. "Mi música -dice Malondra- está al alcance de cualquiera. No hace falta tener conocimientos musicales para disfrutar con ella".