El mar siempre ha sido fuente de inspiración para los artistas, como para Mónica Ridruejo, pero ahora ella da un paso más y ha creado una ambiciosa exposición en defensa de ese mar, el Mediterráneo, y de la posidonia, la planta marina, que da riqueza a esas aguas, en peligro de deterioro.

Y Posidonia es el título de la muestra que se inauguró ayer en el Centre de Cultura de Sa Nostra, que reúne 90 obras de técnicas y formatos muy variados, grandes óleos, obra en papel, de gran formato hecho a mano, y de pequeñas dimensiones en papel japonés muy fino; tinta, arpilleras, fotografías y hasta un tapiz de 15.700 puntos, que ha llevado a su autora un año de duro trabajo.

Todo con la posidonia como protagonista, en una muestra en la que el visitante, además de ver para tomar conciencia del deterioro que esta sufriendo esta planta por la acción del hombre, puede sentir y oler el mar como si estuviera buceando en el interior de del agua, gracias al viaje que propone Ridruejo con las sensaciones que provocan los diferentes materiales y texturas que utiliza.

"Se trata de 90 obras variadas, tanto en formatos como en técnicas, porque me gusta intentar transmitir un mensaje tanto por la imagen que se refleja en las obras como por el material que utilizo", explica Mónica Ridruejo, exdirectora general de RTVE y exeuroparlamentaria y una de las artistas españolas con más proyección.

Ridruejo, a la que le gusta experimentar y explorar nuevos materiales y técnicas, que alterna sus estancias entre Mallorca -por su amor al mar- y Madrid, quiere lanzar un mensaje claro: "Hemos recibido de nuestros antepasados un medioambiente, un litoral que es una envidia a nivel mundial, con aguas maravillosas transparentes, azules, verdes, increíbles y eso no es gratis", dice.

"Esto es una herencia que hay que poder pasar a los descendientes -argumenta-, y en estos momentos se sabe que se ha perdido el 35 por ciento de la pradera de posidonia en los últimos 15 años y estamos cerca del no retorno. Es una planta que hace la fotosíntesis, que vive como otras plantas de la tierra, que necesita luz, agua y temperatura adecuadas y no filtros de basuras ni plásticos".

En opinión de la artista, hay que buscar "un punto de equilibrio entre lo que hemos recibido y lo que vamos a dejar. Estas aguas son una joya y es lo que ha traído, en gran parte, el desarrollo a este litoral, busquemos un equilibrio", advierte.

"Estas obras pretenden trasmitir la grandeza de las aguas, su transparencia, que no la hay igual en ningún sitio del mundo, y también quiero mostrar la parte contraria, el deterioro que están sufriendo, su muerte y la pobreza que significa perder la pradera de posidonia", subraya.

Diferentes azules, verdes intensos y naranjas hasta llegar al rojo y al negro, que es el color del final del trayecto, del paisaje del actual peligro. Así presenta cromáticamente esta muestra que para su comisario, Kosme de Barañano, "es un viaje por un trayecto submarino y un relato ecológico"(...). La exposición es un canto lírico y es toque de ordenanza, es contemplación y es aviso a navegantes", dice en el catálogo de la exposición.

La muestra, que se podrá visitar hasta el 1 de julio, se desarrolla en paralelo con un congreso, que comienza el próximo lunes en la Universitat de les Illes Balears, sobre el futuro de las praderas de posidonia. "Los estudios científicos lo que certifican es que hay una buena reducción de la pradera de posidonia, que el vertido de las aguas no depuradas bien al 100 por 100 está perjudicando la costa y que los plásticos hacen de filtro para que haga la fotosíntesis correcta y este congreso es una gran oportunidad", recalca la artista.

"Por un lado se transmite el mensaje artístico y amable que puede llegar a la sociedad a través de mi exposición y el congreso científico avala con datos contrastados el problema. Yo lo que intento es hacer una comunicación amable de un problema triste, que podemos resolver pero que estamos en el último momento, según dicen los científicos", concluye Ridruejo.