-¿En qué historia nos sumerge Qui diu que l’historiador és mort

-Por una parte, retrata un contexto histórico, la Transición, que es dónde transcurre la novela pero luego hay una mirada hacia la generación de la Posguerra. La trama nos presenta a un historiador que pretende investigar un personaje ya muerto que tuvo una vida turbia pero que fue un triunfador, un multimillonario. Su tesis empieza durante la Transición. Y es que durante el Franquismo no se había podido hablar de ello. Muchos lectores pensarán que este personaje es Joan March, pero hay que tener claro que este libro es ficción, cada uno podrá pensar lo que quiera.

-Lo llama Albert...

-Es cierto que lo llamo Albert porque Albert fue el nombre que le puso el novelista que en 1934 escribió El último pirata del Mediterráneo. Son juegos.

-¿Cómo es Arnau, su historiador temerario?

-Es un fruto de la generación de la Transición. Tiene un espíritu de lucha, unas ganas de cambio, unas ganas de enfrentarse a que no hay ningún tipo de prohibición.

-¿Hasta qué punto es capaz de investigar Arnau?

-Es capaz de investigar más allá de lo que querría tanto la familia como las propias autoridades universitarias.

-¿Qué le llevó a debutar en el género de novela negra?

-El cansancio de ser investigador, de hacer de detective. A cierta edad, los detectives se jubilan. Pensé que con todos mis conocimientos y el material que tenía podía construir los cimientos y luego introducir la trama de la novela con los personajes.

-¿Cómo se ha movido en el terrero de la novela negra?

-Muy bien, he disfrutado.