Joan Miró. El niño que hablaba con los árboles se presentó ayer como la primera biografía exhaustiva del artista, escrita por el periodista e investigador mallorquín Josep Massot (Palma, 1956). Basada en la consulta de archivos y testimonios inéditos, y centrada en el periodo vital y artístico comprendido entre 1893 y 1947, se trata de una lectura de más de 800 páginas que revela la lucha de superación personal del artista, incidiendo en su exilio, sus relaciones personales y las hasta ahora desconocidas sentimentales.

La presentación en primicia tuvo lugar en la Miró Mallorca Fundació, a cargo del propio Josep Massot, el director de la institución, Francisco Copado, y el director de la editorial Galaxia Gutenberg, Joan Tarrida, quien introdujo que este trabajo debía hacerse por alguien que "conociese bien la Barcelona en la que empezó a trabajar Miró, la Catalunya rural en la que vivió y la Mallorca en la que decidió pasar los últimos largos años de vida; alguien con un amplio conocimiento del arte del siglo pasado".

Joan Miró es el único artista del siglo XX que no contaba con una biografía exhaustiva, lo que según Massot se explica por su "hermetismo". El escritor remarcó que sus amigos catalanes lo calificaban de "caja fuerte", una persona reservada con su intimidad y emociones. Joan Miró. El niño que hablaba con los árboles quiere desmentir clichés sobre su personalidad, tachada de "aislada" por el entorno personal de su generación.

Asimismo, según su autor, este libro desvela la lucha del artista universal contra sus "demonios interiores", arraigados por una férrea educación y la "humillación paterna", por los momentos históricos cruentos vividos, así como una "mofa a sus inicios artísticos escolares" (por no ver la tercera dimensión), la incomprensión de su arte o un escaso reconocimiento en su propio país.

Francisco Copado apuntó que "Miró no contó con el apoyo de su familia. La jerarquía establecida por su padre fue muy castradora. En algún momento decidió que la manera de expiar sus demonios era mediante la plasmación en el arte". Una obra que según Massot responde a dos personalidades marcadas, "una burguesa y otra rebelde". "Miró pintaba por series, solía hacer una salvaje y una de depuración, para vaciarse de lo superfluo".

A partir de una metodología investigadora periodística que Josep Massot ha destacado tan "noble" como la universitaria, el escritor ha querido romper con la imagen de un Miró "encerrado en su torre de marfil" para acercarse al artista que "siempre trabajó en grupo para cambiar la realidad", que no estaba alejado de su contexto, sino "comprometido con la sociedad de su época".

Debate de vanguardia

Precisamente, en la década de 1920 Miró salió de Barcelona "asfixiado por su ambiente provinciano y retrógrado", resaltó el periodista, y estuvo en el epicentro parisino de los "debates que revolucionaron el mundo artístico de vanguardia", como el grupo de André Breton y los surrealistas o el círculo de debate abstracto sobre el realismo social.

A su regreso a Barcelona, tras el crack del 29, formó parte del grupo GATPAC, un colectivo formado por fotógrafos, arquitectos, urbanistas y artistas, liderado por Josep Lluís Sert, que querían alcanzar la "modernidad cultural". Y en Mallorca dio apoyo a "iniciativas democráticas y sociales, mostrando su generosidad", relató Massot.

El periodista de cultura de La Vanguardia conoció a Joan Miró cuando tenía 17 ó 18 años y lo descubrió como "una persona divertidísima. Me comentó que lo que más le gustaba era mirar cine mudo". Con esto quiere añadir que "no se ha estudiado demasiado el sentido humorístico de sus obras, en realidad era un gamberro".

Miró universal y local

Joan Miró. El niño que hablaba con los árboles se trata de un extenso relato que llega hasta 1947, "cuando el artista ya construye su propio lenguaje artístico", ha concluído Massot, quien ha reivindicado la universalidad de Joan Miró frente al europeísmo de otros artistas del siglo XX, como Wassily Kandinsky, Paul Klee o Piet Mondrian, debido a "las influencias adquiridas en sus viajes a Estados Unidos y Japón".

La presentación en primicia de la biografía en Palma también ha reivindicado la "mallorquinidad" de Miró en el 125 aniversario de su nacimiento, "que muchos historiadores dejan de lado", ha expresado el escritor. El artista viajó desde su infancia a Sóller y Palma, tenía raíces mallorquinas por parte de madre, se casó y convivió con la mallorquina Pilar Juncosa, y siempre mantuvo un vínculo con la isla que "le aportaba sosiego".

El autor

Josep Massot nace en Palma en 1956. Tras estudiar derecho en Barcelona, fue miembro fundador en 1983 de uno de los primeros diarios nacidos en la democracia, El Dia, que dirigió brevemente hasta entrar en La Vanguardia en 1987.

Es en este diario donde se ha encargó de la información literaria y otras ramas del periodismo cultural, hasta la actualidad. Su pasión por Miró le llega tras su actividad próxima al arte. Tal y como el escritor ha destacado, "para la gente de mi generación, Miro siempre está presente".