Ni la lluvia, en forma de ciclogénesis explosiva, pudo con el Art Palma Brunch, la primera gran fiesta de arte contemporáneo de la temporada que se celebró ayer en el centro de Ciutat. Una cita, la primera en mojado de la historia, que fue de menos a más, no solo en lo que a la cantidad de agua caída se refiere, también en el número de visitantes, pocos al principio y atrincherados frente a los ágapes al final.

"Suele pasar, al final nos cuesta sacarlos", afirmó entre risas Frederic Pinya, presidente de Art Palma y director de Pelaires, uno de los 18 espacios participantes más concurrido a lo largo de la jornada. "A pesar las inclemencias, Palma respira hoy arte contemporáneo", presumió el responsable de un centro cultural que participó con las exposiciones de Albert Pinya y Frank Nitsche, que despertaron un gran interés.

Sobre la una del mediodía los pinchos de salmón y otras exquisiteces volaban de mano en mano en Pelaires, también en las de los niños, que quisieron vivir una feria pensada para ellos. Dando ejemplo, con la familia al entero, se presentó el músico Joan Miquel Oliver, como colaborador en Panta Rei. Hacia un nuevo paradigma, la primera individual de Albert Pinya en Palma desde 2010. A ambos, artista y músico, se les vio disfrutar, no solo con su propuesta, también con la que sirvieron otros músicos, liderados por Toni Cuenca, entregados al jazz en directo.

Los extranjeros fueron mayoría en Horrach Moyà y Kewenig, dos galerías que empezaron con público a cuenta gotas y acabaron en crecida. En la primera se echó en falta algo de comida pero se aplaudieron las impresiones digitales de Martin John Callanan y el "crochet de lana hecho a mano" de Joana Vasconcelos, dos de los artistas protagonistas de Background 8. Por su parte, el oratorio de Sant Feliu se rindió a Elisabeth Frieberg, artista sueca que, en su primera individual en España, transmitió su "ilusión" al visitante.

"El arte es uno de los alimentos del espíritu", destacó la presidenta del PP en Palma, Marga Durán, quien se dejó ver por algunas galerías, como la Vanrell, acompañada de Antoni Vera, el que fue director del Institut d'Estudis Balearics. En Aba Art Lab también hubo mucho movimiento, y es que la propuesta de Lin Utzon cumplió con las expectativas y despertó gran interés. Sus esculturas tienen "su propia personalidad, cada una con sus detales, sus movimientos y su propio baile", destacan desde la galería.

En Maior fue Marta Blasco la que ejerció de reclamo, con permiso de las panades, y en la calle Sant Jaume dos espacios recibieron numerosas visitas: Xavier Fiol, con obra de Sabire Susuz; y Pep Llabrés, con la colectiva Ecléctica.