¿Cómo se debe sentir Sant Jaume, patrón de Manacor, viendo que su pueblo pasa de él porque enloquece por el oportunista Sant Antoni? Y con esta premisa, Xisco Fuster y Toni Planissi tuvieron suficiente para crear la historia Un infern a Mallorca, que publica Edicions del Despropòsit, en la que no dejan de aparecer personajes encarnados por los mismísimos santos, demonios y animales del imperio tradicional mallorquín.

"A partir de esta pregunta imaginamos a un Sant Jaume pidiendo foguerons y bailes especiales para él, y que se encuentra con un Sant Antoni muy poderoso, que domina el negocio del porc negre mallorquí, y que de todas las sobrasadas y botifarrons que se venden se lleva un tanto por ciento. El poder de Sant Antoni se ve amenazado por Sant Jaume. Y ya sabemos qué pasa cuando los poderosos se sienten amenazados", explica Planissi, que se ha encargado de la parte del dibujo, "un trabajo que ha costado tres años."

Este volumen sería la segunda parte de su anterior proyecto en común, Els darrers dies de l´imperi mallorquí. Pero esta es una segunda parte de las que son buenas, si no mejores. "Diferentes", dicen Planissi, Fuster y el editor Pau Castanyer. Sin duda, impresiona hojear las páginas de este cómic en las que casi no hay ni un espacio en blanco: los dibujos están detallados al milímetro y las viñetas llenas de texto. "La narración, a diferencia de la del primer volumen, es más continuada, quizás más densa", comenta Fuster, que piensa que es un libro al que se le tiene que dar tiempo: "No puede ser una lectura rápida, es una lectura exigente que requiere un cierto esfuerzo". El libro se presentará el próximo jueves 22 de marzo en la librería Drac Màgic a las 19.30 de la tarde.

La historia está llena de bromas internas entre los autores y algunos amigos, giros inesperados, ironía y sátira. Castanyer defiende que el cómic "se puede disfrutar de diversas maneras. Habrá muchas referencias que solo entenderán algunos. Pero se puede leer la historia sin entender las ironías o las bromas. Tiene muchos niveles". Además, asegura sentirse entusiasmado por el universo de los autores, capaces de retratar la idiosincrasia mallorquina.

Hay que compadecer a Sant Jaume de Manacor, que hasta hace poco vivía en el olvido. Sin embargo, hay que compadecer también a Mallorca, o a los que la habitan. Al menos eso es lo que piensa Planissi: "Siempre he visto que Mallorca se está destruyendo, perdemos la manera de hablar, las tradiciones, la identidad, los valores, el paisaje... Plantear la decadencia tiene mucho sentido a nivel personal". No obstante, Un infern a Mallorca, como remarca Fuster, se aleja de ser la voz de los autores para retratar la realidad que han observado durante toda su vida. Es su visión, no su voz.