Una ópera de Oscar. Las bodas de Fígaro que se representará en el Principal la próxima semana (días 7, 9 y 11 de marzo) acumula muchos atractivos: se programa por primera vez en el teatro palmesano, es una obra muy rica musicalmente, será cantada por un grande como el barítono Christian Senn y lleva la firma en el diseño de los figurines de Franca Squarciapino, diseñadora que ganó la estatuilla más famosa de Hollywood en 199o por el vestuario de Cyrano de Bergerac, la película protagonizada por Gérard Depardieu que también triunfó en Cannes y en los César.

Desde hace dos semanas, las sastras del Principal, Azahara Juaneda, Anabel Cortés y Laura Llabrés -un equipo joven y bien formado que entró en el teatro el año pasado-, solo tienen manos para el vestuario que les ha llegado desde Sevilla, donde se estrenó esta producción del Teatro de la Maestranza en 1999. "Abrir las cajas del vestuario es como desempaquetar regalos de Navidad", confiesan.

Tras estudiar el documento que se les ha remitido desde Sevilla, en el que se describen los personajes y sus trajes, las sastras han probado el vestuario y han solucionado los desajustes de rigor. Su impronta, a pesar de llevar la firma de una institución en este campo como es Squarciapino, quedará reflejada en el atuendo. "Hay que tener en cuenta que este vestuario tiene casi 20 años, con lo cual hay que hacer trabajos de restauración", apuntan.

Squarciapino, que debutó como figurinista de la mano de su marido Ezio Frigerio -responsable de la escenografía de esta versión de Las bodas de Fígaro- en 1972, en El rey Lear, obra dirigida por Giorgio Strehler, está semi-retirada de los teatros, después de una carrera cargada de éxitos, con trabajos para grandes nombres como son los de Nureyev, Pasqual, Ronconi o Wilson. "Franca no ha venido pero sí la jefa del taller de sastras de La Maestranza, que ha estado cuatro días con nosotras y ha supervisado las pruebas de los solistas", comentan.

"Franca Squarciapino es una celebrity -agregan-, con un Oscar, pero no hemos podido conocerla. Si hubiera venido habría sido como una clase magistral, algo que sí nos sucedió con María Araujo, responsable del diseño de vestuario de la ópera María Moliner, cuyo trato fue directo y muy cercano".

Pese a su ausencia, entregarse a los diseños de Squarciapino ha supuesto un "verdadero placer" para el equipo de sastras del Principal. "Su trabajo es muy bonito. Nos gusta mucho el toque español de su vestuario, un poco goyesco, en especial las madroñeras en el pelo. Y nos ha sorprendido la gama de colores, con la misma tonalidad: pastel, verdes, menta, beige... todo colores suaves salvo el de los condes, que van de negro y granate, con brillantes y pedrería".

Alejadas de la rutina

Aseguran Juaneda, Cortés y Llabrés que lo que más les agrada de su profesión es que "ningún día es igual" y que además les permite "conocer a gente muy interesante. No sabemos qué es la rutina. Cada obra nos descubre algo nuevo", subrayan.

Lo que les disgusta es que su oficio esté "más reconocido por la gente de dentro, de los teatros, que por los de fuera. La profesión de sastra va a menos. Te tiene que gustar mucho porque es muy vocacional. Sin paciencia no hay nada que hacer", espetan.

La ópera compuesta por Mozart y con libreto de Lorenzo de Ponte (binomio que también firmó Don Giovanni y que completa la aplaudida trilogía) será interpretada por un elenco de grandes voces de nuestro panorama lírico, bajo la dirección musical de Yi-Chen Li. El reparto incluye a Christian Senn (Comte d'Almaviva), María José Moreno (Comtessa d'Almaviva), Ruth Iniesta (Susanna), Simón Orfila (Fígaro), Clara Mouriz (Cherubino), Carlos Chausson (Don Bartolo), José Manuel Zapata (Don Basilio), Maia Planas (Marcellina), Gerardo López (Don Curzio), María del Mar vives (Barbarina) y Pablo López (Antonio).