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Entrevista

Sergi López: "Es un deber de los artistas hablar sobre política, nosotros debemos replantear el mundo"

"Con un espectáculo tan marciano y absurdo como este es difícil preguntarte qué es necesario y qué no"

El actor Sergi López, ayer en el Teatre del Mar, donde este fin de semana representará la obra ´Non Solum´. b. RAMON

Hace casi 10 años que pisó por primera vez con Non Solum

De Sergi López ha cambiado que tiene 10 años más. Seguro que no soy el mismo, la vida te va cambiando. El Non Solum sí que ha ido mejorando, ahora la obra es más sencilla. Con un espectáculo tan marciano y absurdo como este es difícil preguntarte qué es necesario y qué no. Hemos ido recortando cosas, pero la obra dura más o menos lo mismo y la estructura es la misma. La obra es difícil de explicar pero fácil de ver.

¿Cómo la explicaría?

No lo sé. Está claro que es humor, que es una comedia. Pero no sé si es existencial... para que lo entienda la gente: hago muchos personajes, pero lo particular es que son todos iguales, todos hablan igual.

¿Todos los personajes son la misma persona?

Esto no lo sabemos, esto es lo que pasa en el espectáculo. El escenario se llena de personajes que son todos iguales y empiezan a hacerse preguntas para entender lo que está pasando. Sí que es cierto que el tipo de preguntas que se hacen entre ellos son algo existenciales... Yo creo que es una obra que habla sobre el hecho de ser iguales y diferentes a la vez.

Entonces, ¿no se plantearon hacer algo existencial?

Cuando nos planteamos hacer el Non Solum no buscábamos algo existencial. Queríamos hacer una obra hecha a medida para pasarlo bien. Y otra de las cosas que no queríamos era ser esclavos de una palabra, decir 'hemos dicho que sería existencial y esto no es existencial, hemos dicho excéntrico y esto no es excéntrico'. No. Queríamos utilizar la libertad de la creación para poder invertarnos lo que quieras. Intentar gastar esta libertad a fondo.

¿Y esto cómo se puede conseguir?

Nos hemos planteado siempre hacer algo sin un argumento muy concreto, sin que hubiera un personaje a que le pasara algo que le llevara a hacer algo... No. Queríamos que el viaje fuera más absurdo. Y, al final, se acaba cerrando el círculo. La obra acaba con los personajes del principio. Es un viaje un poco poético, y su explicación no siempre es lógica.

¿Se podría decir que en Non Solum

Es cierto que yo tengo la tendencia de no hacer la obra nunca igual, pero esto no es improvisación. Sí que hay un pequeño margen de maniobra, sobre todo escuchando mucho al público y teniendo en cuenta cómo responde ante algunas de las situaciones de la representación. Lo que pasa es que como está escrito a partir de improvisaciones, Jorge Picó y yo hemos querido proteger mucho la idea de que todo parezca siempre improvisado.

Con Non Solum

Sí. Parece un poco pretencioso decirlo... pero sí. Para nosotros ir a sitios donde la mentalidad es diferente era como una prueba, pero es una obra que se entiende mucho, que hace reír y que funciona... Es curioso porque hay un momento en que se habla del allioli, y aunque sea algo muy provinciano, muy concreto, en cada sitio lo identifican y lo relacionan con algo propio. Además, es un obra atemporal, y no tiene el tiempo definido? Yo creo que también funciona porque, al final, todo el mundo se hace preguntas.

¿Es una obra que no tiene fecha de caducidad?

La verdad es que nosotros pensábamos que sí que tenía fecha de caducidad porque ha muerto dos o tres veces. Después de 5 ó 6 años de hacerla hubo un parón, pero cuando nos salió lo de Buenos Aires, volvieron a programarnos en diferentes sitios... y hasta hoy. Parece que se tiene que morir pero nunca se acaba muriendo.

¿Cómo se conquista Francia?

El inicio fue un poco por casualidad...hice mi primera peli con Manuel Poirier y luego rodé mucho más con él, hasta que llegó Western (1997), con la que ganamos el Premio del Jurado de la Sección Oficial de Cannes. A partir de ahí, a ojos de la gente me convertí en un actor de cine, algo que yo sentía muy lejano. Con el tiempo, y por haber trabajado mucho allí, he acabado haciendo muchos amigos y creado muchos vínculos? Ahora he llegado de Italia de rodar una película que será muy chula, y la directora de fotografía es Hélène Louvart, con quien ya había coincidido en tres películas francesas.

¿Qué puede contar de esta película que ha rodado en Italia?

Es una película preciosa que se llama Lazzaro felice ( Lázaro feliz), de Alice RohrWacker. Ella es una directora con mucho talento y que tiene mucha sensibilidad. Esta será su tercera película. Es una tragicomedia, muy poética, de una familia italiana pobre, una película muy italiana. Parece que está ambientada en los años setenta, pero habla mucho de hoy en día. En un segundo plano está el engaño y el sistema de los bancos, pero es una película muy humana, y muy interesante. Solo hay tres actores profesionales, los demás, unos dieciocho o veinte, no son actores, son gente de la tierra, que no ha actuado nunca. Pero tienen una verdad muy natural e inesperada. Estará muy bien.

¿Cuál es tu personaje?

Mi personaje se llama Ultimo y es, curiosamente, el último personaje que entra en la historia. En la película hay un salto muy grande en el tiempo y, bueno, por ahí está Ultimo...

¿Y ya tiene un próximo proyecto?

Sí. Ahora empezaremos a rodar una película con Neus Ballús ( La plaga, 2013) en Senegal. Ya veremos luego qué pasa.

¿Qué opina de la defensa que Boadella realiza sobre Tabàrnia?

Me parece muy bien, otra cosa es que coincidamos. Pero creo que es un deber de los artistas hablar sobre política. Los que tenemos un vínculo con el arte tenemos la responsabilidad de replantear el mundo, de despertar conciencias... Para esto sirve el arte, es que es para lo único que sirve. Tenemos la necesidad de escuchar historias para mantenernos despiertos.

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