¿Cómo está asimilando la buena respuesta que está teniendo su debut en la novela?

Con sorpresa. Al escribirla tuve muy buenas sensaciones pero luego me pasé casi dos años intentando publicarla. Me frustré mucho al ver que no encontraba una salida. La respuesta de los lectores y de la crítica me han devuelto la confianza, en la novela y también en mi trabajo.

Sufrió, salvo en la escritura.

La escritura me llevó tres años, que fueron duros pero los disfruté muchísimo. Era un proyecto en el que creía y me enfrenté a él con alegría. Frente al proceso de publicación me desmonté y sí, sufrí.

¿Cómo llegó hasta Dos Bigotes, la editorial madrileña que ha confiado en su proyecto?

Contacté con Dos Bigotes por mail y siempre me contestaron, a diferencia de otras editoriales. Pero me decían que no aceptaban manuscritos no solicitados porque tenían mucho trabajo. Un día vi un anuncio de una feria del libro en Vallecas con una imagen de los dos editores de Dos Bigotes y decidí irme para allá corriendo con el manuscrito impreso. "Por favor, leedlo", les dije. Y así lo hicieron. Meses después, recibí la buena noticia.

¿Quién es Manuel Bergman?

Un joven veinteañero que vive en Nueva York con el objetivo de cumplir su sueño de ser guionista. La novela se inicia cuando él ya lleva dos años viviendo en esa ciudad, cuando se da cuenta que se ha acomodado en una relación de pareja que le ha anulado sus ambiciones profesionales. Rompe con esa estabilidad y empieza un proceso de quince días en el que explora un Nueva York desconocido para él, el Nueva York menos amable. Un recorrido en busca de su espacio en la ciudad y de encontrar su lugar en el mundo.

¿Qué buscaba usted en Nueva York, donde escribió la novela?

Estudié comunicación audiovisual y me fui a Nueva York con la intención de pasar solo un año para hacer un curso de realización de cine. Al final el año se convirtió en ocho años. Trabajé en cine y estuve escribiendo relatos breves. Coincido con el protagonista de la novela porque yo me fui allí con un objetivo profesional, el de encontrar mi lugar y ubicarme, y ver un poco la luz.

¿Qué es lo que ama y detesta de una ciudad como Nueva York?

Lo que más amo sería el convertirte en uno más; al haber tanta gente, uno pasa desapercibido. Y lo que más detesto es que si tienes un gran problema es difícil conseguir ayuda; es una ciudad muy hiperindividualista, en la que cada persona está centrada en sí mismo y en sus objetivos.

¿Qué tipo de personajes habitan su novela?

Por cada casa por la que pasará el protagonista, durante quince días, veremos una versión de vida de Nueva York. Hay tres jóvenes bielorrusos -dos chicas y un chico-,un brasileño y una mujer octogenaria que es neoyorquina y ha triunfado como dramaturga. Entre ellos se crearán unos vínculos muy fuertes, en unos casos para bien y en otros, para mal.

¿Cómo vive un inmigrante hoy en Estados Unidos?

Es muy complicado vivir tranquilamente por cuestiones del visado, de poder trabajar legalmente. La mayoría de inmigrantes que trabajan en restaurantes de Nueva York utilizan una identidad falsa y un número de la seguridad social falso para poder trabajar legalmente. El libro se llama Manuel Bergman, la identidad falsa que se creará el protagonista, Jorge, un joven aspirante a guionista que necesita una casa y un trabajo legal.

¿La inmigración es un tema recurrente en su producción creativa?

Siempre me ha interesado. Durante cinco años estuve al frente de un festival de cine de carácter anual, el Screen Loud Film Festival, que tuvo bastante éxito en Nueva York -con apoyo del consulado de España- y que estaba centrado totalmente en el tema de la inmigración. Me parecía algo tan característico en una ciudad como Nueva York que se podían crear multitud de relatos totalmente diferentes a partir de ese tema. Traté de investigar en la inmigración lo máximo posible. Cuando empecé con esta novela rompí con todo, incluido el festival, porque si no, en lugar de tres, el libro me habría llevado cinco años.

Antes que novelista ejerció de guionista. ¿El cine fue su escuela?

Un comentario que me ha hecho mucha gente leyendo mi novela es que es muy visual y que sería muy sencillo convertirla en un guion. Un año antes de empezar a estudiar comunicación audiovisual ya hacía cursos de escritura creativa y me mantuve en ellos durante seis años. Eran muy intensos, había que escribir un relato cada dos semanas. Esa fue mi verdadera escuela. Yendo a la escuela de cine me di cuenta que se me daba mejor escribir que hacer cine.

¿Qué proyectos puede adelantar?

Tengo una segunda novela en el cajón. Empecé a escribirla mientras intentaba publicar la primera. Escribirla me permitió no ahondar en mi frustración. La acabé en ocho meses pero de modo muy precipitado, y ahora estoy poco a poco reescribiendo y retomando. La acción también transcurre en Nueva York y el protagonista es uno de los personajes secundarios de Manuel Bergman.